Salud
500.000 españoles, obligados a pagar el fármaco que alivia su artrosis
Cinco sociedades científicas, junto a colectivos de pacientes, presentaron en septiembre un estudio de la coste-eficacia del uso de estas moléculas, sobre todo en mujeres con afectación en mano y rodilla
Sin alternativas terapéuticas y mala calidad de vida. En esto podrá convertirse en el día a día de cerca de medio millón de españoles si el Ministerio de Sanidad, desde la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS) y Farmacia, toma la decisión de rescindir la financiación de las sysadoas a los pacientes con artrosis. ¿Por qué es tan crítica la decisión? Este grupo de fármacos que se emplean para tratar la artrosis, «en concreto, el condroitín sulfato y la combinación con la glucosamina, tienen una indicación muy precisa para el abordaje terapéutico de la inflamación en las articulaciones de la mano y la rodilla. Dejar de dar cobertura económica a dicha opción es abandonar a muchas mujeres que no pueden tomar AINEs (antiinflamatorios) por incompatibilidad por sus otras enfermedades», lamenta el doctor Josep Verges, presidente de la Fundación Internacional de la Artrosis (OAFI).
Pacientes y médicos han recibido la noticia con sorpresa y decepción, pues en septiembre presentaban ante los responsables de Sanidad un informe Delphi que respaldaba la coste-eficiencia de estos medicamentos y precisaba el uso correcto de los mismos. Francisco J. Blanco, director científico de Inibic (Instituto de Investigación Biomedica de La Coruña), reumatólogo del Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña, miembro de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y uno de los participantes del mismo, desarrolla la idea de que antes de tomar una decisión tajante de excluirlos de forma total se haga una correcta prescripción de los mismos, para el grupo que más beneficios extraiga. «Es cierto que actualmente no se esta haciendo un uso correcto de los sysadoas para abordar la artrosis. Se utilizan de forma muy indiscriminada para tratar cualquier tipo e, incluso, diría que el dolor que afecta a una articulación. Pero también, lo es que hay un grupo de pacientes que se benefician de su uso; sabemos que existe un porcentaje en los que los reduce el dolor en la artrosis de rodilla. Este grupo varía entre 40% y un 60%», subraya Blanco.
Si hay que establecer un perfil tipo, Vergés lo tiene claro: «Población, en su mayoría mujeres, mayores de 65 años con patologías cuyos tratamientos contraindiquen el uso de AINEs y sólo para el dolor de rodila y mano, que es donde revistas científicas como ‘‘The Lancet’’ y ‘‘The New England Journal of Medicine’’ han publicado su seguridad y eficacia».
Desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), Mara Sempere, del Grupo de Trabajo en Utilización de Fármacos, explica que «la artrosis constituye uno de los problemas de salud crónicos más frecuentes en la población adulta en España junto con la hipertensión arterial (18,4%) el dolor de espalda lumbar (17,3%) y la hipercolesterolemia (16,5%), afectando a un 16,4% de la población, a unos siete millones de personas». Y apunta que «su desfinanciación supondría un ahorro anual de 36 millones al año».
Disponible
Debe señalarse que la desfinanciación no significa que no estén disponibles en la farmacia, que lo estarán, sino que una mujer jubilada con artrosis de rodilla tendrá que dedicar más de 15 euros al mes de una pensión media de menos de 500 a paliar «achaques». Y es que al final, estas medidas encuentran su resumen en la sabiduría del refranero español: «Desvestir a un santo, para vestir otro», dado que el portavoz de la SER explica que «se comenta que la finalidad es buscar ahorro farmacéutico para poder financiar el tratamiento para dejar de fumar».
Gestionar es un arte y en Sanidad todo un desafío. Jordi Monfort, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital del Mar de Barcelona, coordinador clínico de este informe que aborda el uso apropiado de las sysadoas, explica que «ha habido estudios que apoyaban su uso y otros que lo desaconsejaban; por tanto, siempre es bueno clarificar aún más las guías que tenemos. Siempre se mueven en unos parámetros estándar, estudian pacientes un poco de vitrina, gente con un peso determinado, una edad determinada, una patología determinada, que toma unos fármacos determinados, etcétera. Y en la vida real la gente tiene sobrepeso, ha sufrido traumatismos en la rodilla, ha hecho deporte... ¿En estos pacientes, los de verdad, se puede utilizar o no? A eso da respuesta el método Delphi».
En este sentido, dicho trabajo tiene una respuesta para la cuestión: «El paciente artrósico es una persona añosa, con comorbilidades y polimedicado y eso es un trinomio realmente complejo. El uso de las opciones de las que disponemos es complicado en este tipo de pacientes, me refiero a los antiinflamatorios, y sus múltiples efectos secundarios, o los opioides, y muchas veces tienes que refugiarte en fármacos seguros», como asegura Pilar Rodríguez, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
¿Suplementos?
Más allá del cuestiones de seguridad y económicas también se apunta a la consideración que se hace en algunos países de este tipo de fármacos. «Quizás tiene el inconveniente de que esta clase de productos, no en todos los países del mundo se consideran medicamentos como tales. Hay algunos del ámbito anglosajón que los reconocen como suplementos nutricionales. Y quizá esto haya colaborado a que en algunos ámbitos se pueda dudar de sus propiedades puesto que no todas las agencias reguladoras lo han considerado como fármaco. Un problema administrativo, simplemente. En España sí, la Aemps (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) ha aprobado las sysadoas porque están considerados medicamentos y han sido sometidos a las mismas evaluaciones por parte de la agencia que otros medicamentos de naturaleza química o biológica», explica Xavier Carné, profesor de Farmacología Clínica, coordinador metodológico del estudio y ex presidente de la Comisión Nacional de Evaluación del Medicamento de la Aemps.
Desde la agencia española confirman que el proceso, «que lleva su tiempo», ya se ha iniciado y que «en la Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial del SNS y en la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos se ha solicitado, en reiteradas ocasiones, la exclusión de este principio activo de la prestación farmacéutica del SNS». Además, sustentan esta decisión en la baja utilidad terapéutica, en la no necesidad de prescripción en otros países y en su relación coste-efectividad desfavorable.
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