Pandemia

Si se relajan las medidas, habrá rebrotes importantes en enero y febrero

Así lo advierte un estudio de la Universidad de Murcia (UMU), en el que se muestra que los buenos resultados actuales se deben, exclusivamente, a las restricciones puestas en marcha en el segundo estado de alarma.

Si bajamos la guardia en Navidad, habrá fuertes rebrotes en enero y febrero, advierten algunos expertos.
Si bajamos la guardia en Navidad, habrá fuertes rebrotes en enero y febrero, advierten algunos expertos.BallesterosAgencia EFE

Nuestro comportamiento es uno de los vectores determinantes en la propagación del virus, un hecho bien conocido por los epidemiólogos y más que comprobado en las distintas etapas de la pandemia. La flexibilización de las medidas es directamente proporcional a la expansión del SARS-CoV-2 de manera que, cualquier pequeña relajación respecto a observarlas estrictamente, conduce a efectos muy graves. Así lo ha demostrado un estudio del profesor de Física de la Universidad de Murcia (UMU), Antonio Guirao que muestra como la evolución de la epidemia ha sido favorable tras las restricciones subsiguientes al segundo estado de alarma. “La curva de contagios atravesó un pico en la primera semana de noviembre y, durante dicho mes, los casos positivos y los ingresos hospitalarios fueron disminuyendo hasta salir de la grave situación que se había alcanzado”, ha declarado a Europa Press.

En su investigación se evidencia como la combinación de todas las medidas de control impuestas en estos meses han obtenido una efectividad en el control de la propagación equivalente a la del confinamiento domiciliario de marzo y abril. Así, el número reproductivo, que indica el ritmo de crecimiento de la epidemia, descendió tras la aplicación progresiva de las restricciones hasta un valor promedio de 0,7 durante noviembre. “Este número había alcanzado un valor medio de 1,25 desde julio hasta octubre, lo que hizo crecer progresivamente los contagios y el tamaño de la epidemia”, explica el físico. Un número reproductivo igual a 1 “es el límite para controlar la epidemia y, por tanto, basta con que su valor supere la unidad para que se desarrolle de nuevo”.

Situación inestable

Las buenas noticias sobre la efectividad de las vacunas y la bajada de los casos, sumadas al fenómeno social de “fatiga pandémica”, pueden derivar en comportamientos individuales y sociales de relajación que, en opinión de este profesor, serían nefastos y derivarían inexorablemente en una tercera ola durante los meses de enero y febrero. Por eso, “aunque hayamos conseguido controlarla en el último mes, la situación es muy inestable y una mínima relajación haría que el número reproductivo alcanzase de nuevo valores por encima de 1”. De hecho, Guirao ha puntualizado que, en la última semana, el decrecimiento de los contagios “se ha amortiguado y el número reproductivo ha crecido respecto a los valores de noviembre”.

Peligrosa Navidad

Lo que hemos visto durante el Puente de La Constitución: calles y zonas comerciales abarrotadas de gente, colas para entrar en las tiendas y superficies comerciales sobrepasando los límites de aforo. Es un anticipo de lo que viene en estas fechas navideñas. Por eso, en estos momentos de “euforia” social, que nos recuerdan a la desescalada, es cuando hay que concentrar esfuerzos para no volver a situaciones dramáticas. “La situación, pese a haber sido favorable en noviembre, está lejos de ser la idónea. El promedio de casos diarios está entre 150 y 200, con una incidencia similar a la de finales de agosto, cuando la situación ya empezó a ser preocupante. Además, la ocupación hospitalaria y los ingresos en UCI siguen siendo altos”, explica. De producirse un rebrote, advierte que “no partiríamos como a finales de junio con una incidencia casi nula, sino con una importante inercia de la epidemia”. Además, señala que un riesgo adicional “es que a una epidemia la vemos con retraso y sólo la punta del iceberg”. Y es que “en muchas ocasiones, los casos se reportan con retraso y no figuran en la contabilización diaria”.

Un virus manipulador

El SARS-CoV-2 no ayuda, más bien al contrario. Hemos oído muchos adjetivos para definir este nuevo coronavirus pero, quizá el más inquietante es que podría tener la capacidad de “manipular” nuestro comportamiento social.Investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York explicaron hace unos días cómo el nuevo coronavirus podría cambiar la manera en la que se comportan los infectados, para que sean más propensos a transmitirlo.

La sugerencia de estos científicos es que el coronavirus puede estar manipulando el comportamiento de las personas infectadas, a veces incluso antes de que muestren síntomas, para que se vuelvan más sociables. Es la denominada manipulación del comportamiento del anfitrión, un fenómeno que no es exclusivo del SARS-CoV-2, sino que ya ha sido investigado anteriormente para los virus de la gripe y la rabia, entre otros. La teoría es que los patógenos hacen esto para maximizar su tasa de reproducción (conocida como R0) y, a su vez, su propagación y supervivencia.

¿Cómo “nos manipula” y en qué momento? Según escribieron los autores del estudio en la la revistaMedical Hypotheses, el virus puede actuar en un área del cerebro llamada corteza cingulada anterior (CCA), que está involucrada en el comportamiento social y la regulación emocional. Al manipular el CCA, en lugar de observar las reglas de distanciamiento, las personas se sentirían atraídas a “reunirse socialmente”. Además, la investigación explica que lo hace en el momento más peligroso: el período de incubación, cuando las personas están infectadas pero no muestran síntomas, por lo que es más probable que socialicen. Esta conclusión lleva directamente a pensar en los casos asintomáticos, uno de los mayores retos para las estrategias de Salud Pública y que son, como describe Guirao, “motor de la epidemia sin que lo sepamos hasta más tarde”.