
Traumatología
«El trasplante de cartílago fresco le da una segunda oportunidad a la rodilla»
El Dr. Pablo E. Gelber, especialista en Cirugía ortopédica y Traumatología de la Unidad de Rodilla del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona, explica cuáles son las mejores opciones frente a los problemas graves de rodilla

-¿Cuántas prótesis de rodilla se ponen en España cada año?
No hay un cálculo muy preciso, pero se estima que se implantan entre unas 80.000 y 100.000 prótesis de rodilla anualmente.
-Otra opción es realizar un trasplante de cartílago fresco. ¿En qué consiste?
En pacientes jóvenes, en los que la colocación de una prótesis no resulta aconsejable por la vida útil limitada que ésta tiene, se encuentra la alternativa de trasplantar cartílago fresco proveniente de un donante joven. «Fresco» se refiere al hecho de que el cartílago no se puede congelar como se realiza habitualmente con otros injertos porque deja de ser viable. Esto determina que haya una ventana muy corta de tiempo para hacer el procedimiento y muchas dificultades logísticas.
-¿Para qué edades y en qué circunstancias es recomendable optar por esta técnica en vez de por una prótesis?
En principio hasta los 50 años de edad. Sin embargo, la decisión viene determinada no sólo por la «edad cronológica», sino también por la «edad biológica». Es decir, el estado general del paciente, que no siempre se corresponde con la edad real.
-¿Desde cuándo se empezó a optar por preservar la articulación? ¿Y cuántas intervenciones de este tipo se realizan al año?
Se trata de una técnica que se realiza desde hace más de 30 años en EE UU, pero, por su gran complejidad logística y su elevado coste, su uso no se empezó a extender a otras partes del mundo hasta hace pocos años. En Europa son dos o tres países que disponen de esta técnica. Aquí en España se hacían de forma ocasional, pero desde agosto de 2017 tengo la suerte de poder emplear dicho tratamiento de forma habitual, por lo que ya se han beneficiado 63 pacientes jóvenes, muchos de ellos adolescentes.
-El trasplante se realiza a partir de un cartílago sano que procede de un donante joven. ¿Sirve de la otra rodilla del paciente?
No sirve. Sólo se utiliza del mismo paciente cuando las lesiones son pequeñas. Si son grandes, no se pueden lógicamente obtener de otra parte del cuerpo. Como dice el refranero, sería «desnudar a un santo para vestir a otro».
-¿Cuáles son las principales ventajas y también los inconvenientes que acarrea este tipo de intervención en el paciente?
La mayor ventaja es que se trata de la única forma de restituir la verdadera estructura del cartílago en lesiones grandes. Otras técnicas pueden «simular» cartílago, pero nunca adquieren su compleja estructura y función. La principal contra es que, logísticamente, requiere un despliegue similar al trasplante de órganos, es decir, con mucha sincronización en todo el proceso. Una vez obtenido, se mantiene a 4ºC en un medio especial de cultivo con antibiótico y, tras distintos análisis pormenorizados que llevan al menos una semana de tiempo, se dispone del injerto para ser usado en las dos siguientes semanas. Además, la disponibilidad de donantes (que deben ser personas fallecidas menores de 45 años) resulta limitada, y por eso gestionamos una lista de espera única para poder encontrar al paciente más apropiado para cada donante. Esto es así porque no depende sólo de tener donante, sino de que haya equivalencia en cuestiones como el tamaño y la forma necesarios de cada injerto.
-¿Puede explicarnos comparativamente el tiempo de intervención y el proceso de postoperatorio que conllevan ambas opciones de rodilla?
El tiempo de duración que supone la intervención de una prótesis de rodilla es de alrededor de una hora, mientras que el trasplante de cartílago resulta muy variable, pues depende exactamente del tipo de lesión y de si hay otras anomalías que deben ser corregidas simultáneamente. Pero se podría decir que es de entre 90 y 120 minutos. Una prótesis de rodilla requiere probablemente menos tiempo de recuperación, ya que se trata de un material más resistente y no biológico (metálico), el cuidado en las primeras semanas y meses no debe ser tan estricto. En estos casos uno puede apoyar la pierna de forma inmediata. Pero en los trasplantes de cartílago hay que proteger el injerto sin pisar unas seis semanas. Normalmente, el trasplante de cartílago requiere entre siete y nueve meses para alcanzar un 80% o 90% de su recuperación total.
-En casos leves, ¿qué otras opciones hay?
Múltiples. Desde aquella mencionada del autoinjerto de otras partes del cuerpo a diferentes técnicas de generación de un fibrocartílago articular de mayor o menor calidad, pero nunca igual al original o al que puede proveer el trasplante. Se utilizan técnicas de estimulación biológica con células madres o factores de crecimiento, mallas de colágeno y otros materiales, cultivos de células y perforaciones del hueso, entre otros. Pero de nuevo, lo cierto es que ninguno regenera el cartílago como tal, ya que éste no sólo se basa en células específicas, sino en una micro-arquitectura muy sofisticada y muy peculiar. Muchas de estas técnicas van siendo publicadas en mi cuenta de Instagram @doctorgelber, que ya se ha convertido en un foro de cirugías complejas de rodilla.
-¿Cada vez se detectan más lesiones graves de cartílago en pacientes más jóvenes? De ser así, ¿una de las causas de ese posible aumento puede ser la afición por el «running»?
-Sí. Se debe no sólo al «running», hay que tener en cuenta que las personas tienen cada vez más afición por la actividad física. Por supuesto que esto resulta muy favorable para muchos parámetros de salud, pero a nivel de las articulaciones, y en particular en las rodillas, las consecuencias son que cada vez se ve un deterioro más precoz.
-Tras un trasplante de cartílago fresco, ¿es recomendable que el paciente vuelva a correr? ¿Y cuánto tiempo tendría que dejar pasar desde la operación?
-Esto va a depender de la zona trasplantada, pero sí se podría. De hecho, el trasplante de cartílago es la técnica de elección para deportistas, por ser la más eficaz para tratar estas lesiones, incluso en deportistas profesionales. La media de tiempo necesario para retornar al deporte es de nueve meses, que se consigue en nueve de cada diez pacientes.
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