Opinión

La salud mental antes, durante y después de la pandemia

Carmen Montón es Embajadora Observadora Permanente de España ante la OEA y la OPS y ex Ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social

La pandemia ha influido negativamente en la salud mental y ha agravado su situación y las deficiencias de su asistencia. Antes del Covid-19 su atención estaba rezagada. La segunda causa de enfermedad a nivel global era la depresión, y la segunda causa más común de muerte en personas jóvenes de entre 15 y 29 años, el suicidio. Sin embargo, la media del gasto sanitario a nivel mundial en salud mental era menos del 2% de los presupuestos sanitarios.

Durante los peores momentos de crisis, el Sistema Sanitario se concentró en la urgencia de la atención de los pacientes Covid, que absorbieron gran parte de los recursos. Sin embargo, la demanda no disminuyó; al contrario, los pacientes de salud mental vieron retroceder la capacidad de atenderles y padecieron doblemente la situación. Por ejemplo, el Instituto de Salud Global nos alertaba de que padecer esquizofrenia constituía el segundo factor de riesgo de muerte por Covid-19, solo por detrás de la edad.

Además, la situación vivida de confinamiento, distanciamiento social e incertidumbre tuvo importantes repercusiones, incrementando los problemas de depresión, ansiedad, sensación de soledad, estrés postraumático, síntomas somáticos, y ataques de pánico, entre otros. Tanto es así que un 40% de las personas en España afirma haber tenido un problema de salud mental desde el inicio de la pandemia, según un estudio de la Universidad Complutense y el equipo de la Cátedra Contra el Estigma de Grupo 5. No podemos olvidar que dicho incremento está influido por determinantes sociales, como el contexto económico y desigualdades. Además, de la edad y el género, teniendo mayor impacto en mujeres y jóvenes.

Cuando pase la pandemia, dejaremos atrás los fallecimientos por Covid-19, incluso el contagio por coronavirus. Pero lo que va a perdurar en el tiempo, quizás invisibilizado por otras urgencias del momento, será el impacto sobre la salud mental. Un impacto que será mayor en aquellos que mayores problemas socioeconómicos tengan que afrontar. Por ello, es fácil decir que deberíamos salir de la pandemia con lecciones aprendidas sobre la necesidad de mayor inversión sanitaria, también en salud mental; y también siendo más sabios, solidarios y resilientes. Al menos ese era el desiderátum de muchos y muchas en los largos meses de crisis sanitaria.