DO

El trastorno que padece uno de cada tres mayores de 65 años (aunque a lo mejor no lo sabe)

Un programa de Inteligencia Artificial “made in Spain” consigue mejorar el diagnóstico de esta enfermedad un 30%

Esta enfermedad consiste en la dificultad para tragar la comida y las sustancias líquidas de manera natural
Esta enfermedad consiste en la dificultad para tragar la comida y las sustancias líquidas de manera naturalDreamstimeDreamstime

Afecta hasta a un tercio de las personas mayores de 65 años, a alrededor del 65% de los que ingresan en una UCI, y es la primera causa de muerte en pacientes neurológicos y la tercera en personas mayores de 85 años. Sin embargo y, pese a estas abultadas cifras, la enfermedad a la que nos referimos no solo es «desconocida» para la mayoría de población –e incluso para muchos médicos– sino que, además, o quizás precisamente por ello, está infradiagnosticada.

Hablamos de la disfagia orofaríngea (DO), un trastorno de la deglución que afecta a un porcentaje importante de la población y que consiste en la dificultad para tragar la comida y las sustancias líquidas de manera natural. Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC), más de dos millones de españoles la sufren, aunque solo un 10% de los pacientes tiene tratamiento, lo que significa que el resto (el 90%) no se alimenta bien.

¿Por qué se produce?

La DO puede aparecer en distintas enfermedades. «En patologías neurológicas como el ictus, la ELA, párkinson o Huntington; en tumores del sistema nervioso, traumatismos craneoencefálicos, entre otros procesos de esta área. También en procesos musculares como la miastenia gravis, la polimiositis, dermatomiositis, conectivopatías, etc. Es frecuente también en procesos locales obstructivos (tumores de boca, faringe, laringe o tiroides, fibrosis postirradiación, procesos inflamatorios) y en trastornos funcionales como alteraciones motoras del esfínter esofágico superior, incoordinación motora e hipomotilidad faríngea», cuenta Alejandro Lendínez, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica.

Otra de las causas, y probablemente una de las que más pasa inadvertida, es la pérdida de masa muscular. «Esto ocurre sobre todo en pacientes que han estado ingresados durante mucho tiempo y han necesitado estancias en UCI prolongadas, por ejemplo, con la Covid-19. Aquellos que tienen que estar más de cinco días sin alimentarse por boca pueden tener una DO simplemente por la atrofia muscular, por el desuso y la debilidad que produce el reposo absoluto de todo este sistema de coordinación deglutoria», añade Magdalena Pérez Ortín, vocal de la comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución, de la Seorl.

Disfagia
DisfagiaTeresa Gallardo

Precisamente la pandemia es una de las circunstancias que han provocado «un aumento exponencial» de casos, –la covid la ha hecho mucho más visible, y que pacientes muy jóvenes hayan estado con DO un tiempo ha propiciado que socialmente se vea más, como confirma Pérez Ortín–. Pero las razones de este incremento son varias. Como el envejecimiento de la población, pues «a partir de los 65 años comienza el deterioro de la masa muscular que puede ocasionarla». Otra razón puede ser una buena noticia: un mayor conocimiento y concienciación por parte de los propios médicos. «Cada vez hay más unidades de disfagia en los hospitales y más médicos de todas las especialidades que son más conscientes de la existencia de esta patología, de lo mucho que perjudica a la evolución hospitalaria y post hospitalaria y de los beneficios que se obtiene si se detecta y se modifica a tiempo», prosigue Pérez Ortín.

Además, algunos de sus síntomas, como la tos, no aparecen en muchos pacientes por lo que a veces es difícil para los familiares identificar que la tienen. «Muchas veces no consultan hasta que la disfagia ocasiona un ingreso, y en ese ingreso el médico sospecha que el problema de base es ese porque, de entrada, no todo el mundo conoce los signos típicos. Para muchas personas el atragantarse implica un momento agudo de disnea, de dificultad para respirar, con tos y con imposibilidad para hablar, lo cual no ocurre en la disfagia. No se trata de atragantamientos generalmente tan llamativos, son pacientes que ingresan por otros motivos como el deterioro del estado físico, por neumonías, catarros», asegura Pérez Ortín.

Desconocimiento

Precisamente con el fin de dar a conocer este trastorno, hoy, 12 de diciembre, se conmemora el Día Mundial de la Disfagia. Y es que, como decíamos al principio, las consecuencias para la salud de no tratarla son graves. «Tiene dos tipos de problema. Uno es de seguridad: el paciente que pasa alimento o liquido hacia la vía aérea, suele tener neumonías, catarros de repetición que van deteriorando su estado físico, va produciendo ingresos y mermando poco a poco su calidad de vida. El otro es de eficacia, es decir, que el alimento no se transporte correctamente desde la boca al esófago y se desnutra y deshidrate. Esto hace que empeore su estado físico y la disfagia, favoreciendo la aparición de neumonías y de problemas de seguridad, lo que puede llevar a una espiral de deterioro físico y producir la muerte», señala la experta.

Para solucionarlo es imprescindible un abordaje multidisciplinar que abarque desde la nutrición y bienestar del paciente hasta la rehabilitación y la cirugía. «El tratamiento y la mejoría en estos pacientes depende del origen de la lesión. Dentro de lo más habitual hay modificaciones en la dieta, en las texturas, rehabilitaciones logopédicas, abordajes nutricionales y en casos concretos hay tratamientos quirúrgicos. Ahí radica la importancia de un diagnóstico adecuado, porque no hay una fórmula magistral para tratarlos a todos», explica Pérez Otín.

Por eso, como coinciden todos los expertos, lo primero que hay que conseguir es un diagnóstico adecuado. La buena noticia es que se están produciendo avances que pueden mejorar notablemente este aspecto. Tal es el caso del proyecto español basado en inteligencia artificial que logra definir el riesgo de un paciente de padecerla.

Inteligencia artificial

Denominado AIMS-OD, presenta una precisión del 84% como herramienta de cribado, es decir, en la detección de los pacientes en riesgo de padecerla. Para ello, se nutre de más de 25.000 variables y se ha testado en más de 9.000 pacientes. «Ya funciona en el Hospital de Mataró y tenemos un proyecto para dar servicio a siete hospitales de Cataluña y dos hospitales en Reino Unido y Canadá en los dos próximos años. El grupo de emprendedores (formado por investigadores del Hospital de Mataró y de la Red Ciber del Instituto Carlos III), hemos creado AIMS-Medical, la ‘’start up’' que vehiculará AIMS-OD al mercado. Ya se ha realizado una solicitud de patente en España, Europa y EE UU», explica Alberto Martín, miembro de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica y enfermero en el Hospital de Mataró.

Además de la precisión, otra de sus ventajas es la rapidez. «El diagnóstico de disfagia consta de tres pasos: el cribado, la evaluación clínica y la instrumental. Las actuales herramientas de cribado, basadas en entrevistas y cuestionarios, son lentas (15-20 minutos) y no son coste-efectivas. Para cribar a los pacientes en riesgo de un hospital de 500 camas, se necesitan unas 80 horas de una enfermera experta. Este es el problema que queremos solucionar con AIMS-OD que, automáticamente, sin ninguna actuación por parte de los sanitarios, proporciona el riesgo (entre 0–100%) de DO de un paciente leyendo la información de su historia clínica y muestra el riesgo de padecerla de todos los ingresados en un hospital en seis segundos con un 30% más de precisión que una enfermera experta», continúa Martín. «El objetivo es que el software ofrezca el servicio de cribado masivo a todos los hospitales de Europa en 2025 y en EE UU en 2026/27. Con él pretendemos democratizar la detección de la DO pues todos los pacientes que la sufren tienen derecho a ser diagnosticados y tratados», concluye.

¿Cuáles son sus síntomas?

►Uno de los síntomas más habituales, aunque no se da en todos los pacientes, es que aparezca tos durante o después de la comida o carraspeo, ya que muchos pacientes con la disfagia pierden la capacidad de toser. Así, en vez de hacer una tos activa, que es lo que todos identificamos con el atragantamiento, hacen un carraspeo que es su forma de toser y limpiar lo que les ha pasado a vía aérea.
►También un babeo, una salida de saliva por delante por la boca.
►Pueden tener décimas por las tardes que no están relacionadas con un cuadro catarral, simplemente es una especie de febrícula de origen no conocido. Tienen más flemas en la garganta, más catarros de lo normal y neumonías de repetición.
►Además, a la hora de comer pueden presentar cambios en la voz, o una más gangosa, que pueden hacernos sospechar de que parte del líquido se ha ido hacia la vía aérea.
►Como se desnutren pueden sufrir pérdida de peso no explicada por la alimentación.