Obesidad

Así daña nuestra salud mental estar a dieta constante

Reducir los kilos de más genera estrés, ansiedad e insomnio, mientras que una baja autoestima dispara el riesgo de atracones

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ObesidadTania NietoLa Razón

Acabar con ese michelín que se escapa por encima del pantalón es un deseo habitual, pero puede convertirse en un lastre psicológico. «Estar permanentemente a régimen daña la salud mental. La dieta forma parte del abordaje de la obesidad, pero si es restrictiva, prohibiendo alimentos que se tornarán más apetitosos todavía, puede ser perjudicial para la salud mental. Conocemos a “dietantes crónicos”, que generalizan su fracaso en no bajar peso al resto de su autoconcepto, interiorizando al final una percepción de sí mismos, que por desgracia, es de tinte negativo», advierte Antonio Alcántara, psicólogo clínico y de la salud y coordinador del Grupo de trabajo de Psicología y Obesidad de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo).

En este sentido, Irene de la Vega, miembro de la Sociedad Española de Psicología Clínica (Anpir) y experta en trastornos de la alimentación, hace hincapié en que «las dietas, especialmente las hipocalóricas muy restrictivas, están asociadas a diversos problemas de salud mental. Si bien en un inicio puede suponer una sensación de poder y control, enseguida se observa sensación de fracaso por no lograr alcanzar o mantener el peso, culpa, pensamientos obsesivos sobre la alimentación, autoconcepto devaluado, intranquilidad, ánimo bajo, ansiedad, dificultades para conciliar el sueño… Además, también provocan episodios puntuales e incontrolables de extrema voracidad, los conocidos como atracones».

En ese escenario, cuando esos kilos de más se pasan de la raya, no estamos ante una cuestión estética, sino frente a una enfermedad con gran impacto. «La obesidad no es una elección ni una enfermedad moral. Existe un importante componente genético que puede asociarse al estrés, a las pocas horas de sueño, a los contaminantes ambientales y a otros agentes externos. Por lo tanto, para impactar de forma positiva en la salud mental de las personas con obesidad debemos dejar de atribuirles la culpa de su exceso de peso. Desculpabilizar a los pacientes es básico para la salud mental de todos», reconoce Albert Lecube, vicepresidente de Seedo.

La vinculación entre salud mental y obesidad resulta directa. «Existe una relación compleja entre ambas cuestiones, bidireccional y con muchas facetas que considerar. Se sabe que hay factores psicológicos presentes tanto en el inicio como en el mantenimiento de la obesidad, y también que las personas con ese exceso de kilos desarrollan con frecuencia problemas de salud mental», recuerda De la Vega, quien insiste en que «las dietas restrictivas son un punto de partida de los trastornos de alimentación». Por ello, ante el reto de perder peso, resulta esencial iniciar un proceso de educación alimentaria que debe ir acompañada de apoyo psicológico. «La mayoría de las guías de práctica clínica incorporan la recomendación de incluir intervenciones psicológicas dentro de un abordaje integral de la obesidad», asegura De la Vega.

Así, los expertos coinciden en la necesidad de mejorar la concienciación social. «Hay que trabajar por la educación nutricional y dejar las dietas sólo para personas con enfermedades o necesidades especiales. Para el resto, más educación y más paciencia», exige Alcántara. Y parece que su visión no va desencaminada, ya que ocho de cada 10 españoles demandan más políticas públicas para combatir la obesidad, tal y como revela el estudio internacional impulsado por Allurion con motivo del Día Mundial contra la Obesidad, que se celebra hoy 4 de marzo.