Investigación

¿Cuál de nuestros órganos fallará primero?

Uno de cada cinco adultos sanos de 50 años tiene un órgano que envejece de forma acelerada. Investigadores de Stanford Medicine encuentran la manera de predecir cuál fallará primero y poder así actuar antes, incluso, de los primeros síntomas

Stanford Medicine encuentra una manera de predecir cuál de nuestros órganos fallará primero
Stanford Medicine encuentra una manera de predecir cuál de nuestros órganos fallará primeroDREAMSTIMEDREAMSTIME

Todos envejecemos, es un proceso que, con suerte, no se puede eludir. Al principio el declive no se nota. Pero poco a poco por dentro, aunque por fuera estemos o nos veamos francamente bien, nuestros órganos empiezan a envejecer y no hay inyecciones de bótox que puedan evitarlo.

Así, aproximadamente uno de cada cinco adultos razonablemente sanos de 50 años o más padece al menos un órgano que envejece a un ritmo muy acelerado.

Y es que como pasa con los coches o las viviendas, el ritmo al que se estropean las partes de nuestro cuerpo varía. Pero, ¿cuál es el órgano o los órganos que nos fallarán primero?

Un equipo de investigadores de Stanford Medicine, en EE UU, ha encontrado la manera de responder a esta pregunta tras demostrar, en un estudio con 5.678 personas, que nuestros órganos envejecen a diferentes ritmos, y que cuando la edad de un órgano es especialmente avanzada en comparación con el de otras personas de la misma edad, el individuo que lo porta tiene mayor riesgo tanto de enfermedades asociadas a ese órgano, así como de morir.

Ahora bien, es posible que un simple análisis de sangre pueda indicar qué órganos del cuerpo de una persona están envejeciendo rápidamente, guiando las intervenciones terapéuticas mucho antes de que se manifiesten los síntomas clínicos. Es decir, actuando de forma muy precoz, antes, incluso, de que aparezcan los primeros síntomas.

«Podemos estimar la edad biológica de un órgano en una persona aparentemente sana», afirmó en un comunicado Tony Wyss-Coray, profesor de Neurología de la citada universidad y el autor principal del estudio publicado esta semana en «Nature».

Edad biológica vs cronológica

Para ello, los investigadores obtuvieron la edad real de cada uno de los 11 órganos, sistemas de órganos o tejidos clave en cada persona: corazón, grasa, pulmón, sistema inmunológico, riñón, hígado, músculos, páncreas, cerebro, sistema vascular e intestino.

«Cuando comparamos la edad biológica de cada uno de estos órganos para cada individuo con sus contrapartes entre un gran grupo de personas sin enfermedades graves, encontramos que el 18,4% de las personas de 50 años o más tenían al menos un órgano que envejecía significativamente más rápidamente que el promedio», reveló Wyss-Coray.

«Y descubrimos que estos individuos tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades en ese órgano en particular en los próximos 15 años», añadió.

Utilizando un algoritmo de su propio diseño, los investigadores evaluaron los niveles de miles de proteínas en la sangre de las personas y determinaron que casi 1.000 de esas proteínas se originaban dentro de uno u otro órgano. Tras ello, vincularon niveles aberrantes de esas proteínas con los órganos correspondientes.

A continuación, entrenaron un algoritmo de aprendizaje automático para adivinar la edad de las personas basándose en los niveles de esas casi 5.000 proteínas.

Luego calcularon la edad de cada uno de los 11 órganos seleccionados para el análisis mediante una «brecha de edad»: la diferencia entre la edad real de un órgano y su edad estimada basándose en los cálculos del algoritmo realizados según las proteínas específicas de cada órgano.

Pues bien, los investigadores encontraron que las diferencias de edad identificadas para 10 de los 11 órganos estudiados (con la excepción del intestino) se asociaron significativamente con el riesgo futuro de muerte por todas las causas durante 15 años de seguimiento.

Tener un órgano que envejece aceleradamente conllevaba un riesgo de mortalidad entre un 15% y un 50% mayor durante los siguientes 15 años, dependiendo del órgano afectado.

Las personas con envejecimiento cardíaco acelerado pero que inicialmente no presentaban ninguna enfermedad activa o biomarcadores clínicamente anormales tenían un riesgo 2,5 veces mayor de insuficiencia cardíaca que las personas con corazones que envejecían normalmente, mostró el estudio.

Aquellos con cerebros “más viejos” tenían 1,8 veces más probabilidades de mostrar un deterioro cognitivo en cinco años que aquellos con cerebros “jóvenes”.

El envejecimiento acelerado del cerebro o del sistema vascular (cualquiera de ellos) predijo el riesgo de progresión de la enfermedad de Alzheimer tan bien como lo hacen los biomarcadores clínicos mejor utilizados actualmente.

También hubo fuertes asociaciones entre una puntuación renal de envejecimiento extremo (más de 2 desviaciones estándar por encima de la norma) y la hipertensión y la diabetes, así como entre una puntuación cardíaca de envejecimiento extremo y tanto la fibrilación auricular como el ataque cardíaco.

“Si podemos reproducir este hallazgo en 50.000 o 100.000 individuos”, dijo Wyss-Coray, “significará que al monitorizar la salud de órganos individuales en personas aparentemente sanas, podríamos encontrar órganos que estén experimentando un envejecimiento acelerado, y tal vez podamos tratar a las personas antes de que enfermen”.