Salud

Un estudio asocia los refrescos light y azucarados con mayor riesgo de enfermedad hepática

Esta investigación refuerza las evidencias que sugieren que los refrescos con edulcorantes artificiales también implican riesgos para la salud, y que la mejor opción sigue siendo el agua como alternativa realmente saludable

Un estudio asocia los refrescos light y azucarados con mayor riesgo de enfermedad hepática
Un estudio asocia los refrescos light y azucarados con mayor riesgo de enfermedad hepáticaistock

Desde hace tiempo se reconoce que un alto consumo de azúcar está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar diversas enfermedades crónicas y graves, y los especialistas han señalado a los refrescos azucarados como una de las principales fuentes. Sin embargo, aún existen dudas sobre si las versiones light, con edulcorantes artificiales, representan una alternativa realmente más saludable para personas sin problemas de salud previos.

En este contexto, un nuevo estudio ha identificado que tanto los refrescos con azúcar como los light están vinculados a un mayor riesgo de padecer esteatosis hepática metabólica, una enfermedad del hígado caracterizada por una acumulación anormal de grasa que no está relacionada con el consumo excesivo de alcohol.

Según detalla la investigación —que se presentará en el congreso anual de la asociación United European Gastroenterology (UEG Week 2025) y cuyos hallazgos han sido difundidos por el medio Medical News Today—, las conclusiones provienen del análisis de datos de más de 103.000 personas recopilados en la base UK Biobank, con un seguimiento medio de más de diez años. Durante ese periodo, 949 participantes desarrollaron esteatosis hepática metabólica y 103 murieron por enfermedades hepáticas.

El objetivo del estudio era examinar la relación entre el consumo de refrescos y el riesgo de desarrollar esteatosis hepática metabólica, así como su impacto en el contenido de grasa del hígado y en la mortalidad asociada.

Los resultados mostraron que ingerir más de 330 gramos (una lata) al día, tanto de refrescos azucarados como sin azúcar, aumentaba el riesgo de desarrollar esta enfermedad. En el caso de las bebidas azucaradas, el incremento fue de hasta un 50%, mientras que en las light el riesgo llegó a un 60% más. Además, el consumo de refrescos bajos en azúcar o sin azúcar también se asoció con una mayor mortalidad hepática, algo que no se observó con los refrescos con azúcar. Los autores apuntan que esta relación era dependiente de la cantidad consumida: cuanto más se bebía, mayor era el riesgo de fallecer por causas hepáticas.

El estudio también destacó que reemplazar cualquiera de estas bebidas por agua reducía el riesgo de desarrollar la enfermedad, con un efecto ligeramente más pronunciado en el caso de los refrescos con azúcar. Por el contrario, sustituir un tipo de refresco por otro no modificaba significativamente el riesgo.

En cuanto a las conclusiones, los investigadores advierten que las bebidas sin azúcar o con bajo contenido calórico, a menudo percibidas como opciones más saludables, podrían no ser completamente inocuas. No obstante, recuerdan que el diseño observacional del estudio no permite establecer una relación causal directa, y que será necesario esperar a su publicación en una revista científica para conocer qué variables se consideraron en el análisis. También señalan limitaciones en la base de datos UK Biobank, que incluye mayoritariamente población de origen blanco, lo que podría restringir la aplicación de los resultados a otros grupos étnicos.

En cualquier caso, esta investigación refuerza las evidencias que sugieren que los refrescos con edulcorantes artificiales también implican riesgos para la salud, y que la mejor opción sigue siendo el agua como alternativa realmente saludable.