Entrevista

«Hay que aprender a parar. El estrés crónico acorta la esperanza de vida»

Entrevista al doctor Javier García Campayo, psiquiatra y autor del libro «Parar para vivir mejor»

Javier García Campayo
Javier García CampayoLorenzo Izquierdo MuñozLorenzo Izquierdo Muñoz

El frenético ritmo de vida actual apenas da un respiro. Sin embargo, Javier García Campayo, catedrático de Psiquiatría y especialista del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, nos insta en su libro a «Parar para vivir mejor» con una guía que busca liberarnos de la ansiedad y del ruido mental.

¿Qué consecuencias para la salud tiene pasar el día a día «acelerados»?

Ir siempre corriendo es uno de los síntomas del estrés. A nivel mental, el estrés crónico produce trastornos de ansiedad y, posteriormente, suele desembocar en depresión. A nivel físico, produce alteración de los mecanismos de neuroinflamación, lo que genera enfermedades cardiovasculares, como infarto de miocardio o coronariopatías, así como diabetes y también facilita la aparición de todo tipo de tumores. En suma, el estrés crónico acorta la esperanza de vida.

¿La ansiedad y el estrés nos enferman?

Facilitan el desarrollo de enfermedades médicas: casi la mitad de las consultas de cardiología, digestivo o endocrinología, tienen como factor predisponente el estrés. Algunos de los trastornos más frecuentes son la hipertensión arterial, el intestino irritable, la diabetes, la obesidad o enfermedades autoinmunes. Por tanto, producen un enorme malestar en la vida diaria, con disminución de la calidad de vida.

¿Hay posibilidad de escapar de esa rueda de hámster?

El estrés depende de la relación entre las demandas del entorno y la sensación que tiene el individuo de que puede afrontarlo adecuadamente. Vivimos en la sociedad más generadora de estrés a lo largo de la historia, por las múltiples exigencias que nos produce. Pero, el entrenamiento con técnicas específicas como mindfulness, autocompasión, aceptación y otras que describimos en el libro, permite a los individuos enfrentarse a estas situaciones de una forma mucho más satisfactoria y sin el impacto negativo físico y psicológico asociado.

En su libro propone liberarse del ruido mental. ¿Nos puede dar unas pistas?

Se considera que mindfulness es la técnica más eficaz para el manejo del estrés, ya que permite alcanzar un estado mental que se asocia a un gran bienestar físico y mental. Para entrenarlo, la base es llevar la atención al cuerpo (ej: la respiración, el movimiento del cuerpo, etc.), hacerse consciente de cuándo la atención se pierde y la mente divaga, y volver a llevar la mente amablemente a ese punto. Esta sencilla práctica durante 10 minutos al día permite que en unos tres meses ese ruido mental vaya desapareciendo progresivamente y la mente pueda permanecer en calma mucho más tiempo.

¿Cualquiera puede lograr parar o en algunas personas es «misión imposible»?

Los estudios confirman que una mente atenta es más feliz que una distraída. Hay individuos que, de forma natural, poseen una mayor capacidad de atención, pero esta puede ser entrenada por cualquiera si dedica algo de tiempo y esfuerzo. Esta es la buena noticia. La razón de estar continuamente pensando depende de creer que la felicidad se encuentra fuera de nosotros, en objetos externos, como el dinero o cosas que se puedan comprar. Darse cuenta de que la felicidad se encuentra en el interior nos permite buscar en el lugar adecuado, y dejar de acumular objetos, descubriendo que la felicidad está en las relaciones humanas satisfactorias y en las pequeñas cosas de la vida.

Habla de la aceptación como una herramienta esencial. ¿Alcanzar esa aceptación es la gran tarea pendiente?

Eso es. Somos la sociedad con mayor desarrollo tecnológico, pero una de las menos felices. La aceptación sólo la aplicamos cuando no podemos cambiar lo que ocurre, cuando somos conscientes de que está fuera de nuestro control. Si pensamos que podemos modificar el mundo debemos actuar hasta que lo cambiemos o hasta que nos demos cuenta de que no podemos cambiarlo. El hecho de no actuar si pensamos que podemos influenciar el mundo, sería resignación y no se recomienda. El problema es que somos la sociedad de la no aceptación y nos empeñamos en intentar cambiar cosas que no podemos modificar y nos extenuamos en el esfuerzo. La capacidad de no pelearnos continuamente con el mundo, sino alinearnos con él, es el principal cambio que produce el mindfulness y la cualidad que más se asocia con sus beneficios psicológicos.

¿Un consejo final para mantenerse bien toda la vida?

La autocompasión, es decir, convertirnos en nuestros mejores amigos. Para aprender de nuestros errores no hace falta que nos autocritiquemos o nos insultemos. Somos humanos y hacemos lo que podemos. La vida, aunque es maravillosa, nos va a traer sufrimiento, principalmente la vejez, enfermedad y nuestra muerte y la de nuestros seres queridos. Por tanto, no hace falta que nos generemos más sufrimiento con sentimientos como la culpa, la vergüenza, la autoexigencia extrema o el perfeccionismo. Disfrutemos y agradezcamos profundamente los pequeños momentos de bienestar que nos trae la vida y la relación con las otras personas, porque ese es el secreto de la felicidad.