Opinión
IMC en desuso (2)
Utilizar el IMC para determinar la obesidad «es como tirar una moneda al aire».
En 2013, la Asociación Médica Estadounidense reconoció la obesidad como una enfermedad y señaló que a menudo conduce a muchas enfermedades peligrosas, incluyendo el cáncer, la diabetes y las enfermedades del corazón.
Por el momento, sin embargo, las aseguradoras siguen basándose en el IMC (Índice de Masa Corporal) para determinar la elegibilidad de las personas para la cirugía bariátrica y muchos medicamentos para bajar de peso, incluidas las nuevas opciones populares.
Un estudio reciente demuestra lo impreciso que puede ser el IMC tras analizar los datos de unos 3.000 hombres y mujeres israelíes.
Aproximadamente un tercio de aquellos cuyo IMC los situaba en el rango normal resultaron ser obesos cuando se midió su grasa corporal real. Y un tercio de los que, según su IMC, tenían sobrepeso, presentaban cantidades normales de grasa corporal.
Si se combinan los errores de clasificación de ambos lados, utilizar el IMC para determinar la obesidad «es como tirar una moneda al aire».
El IMC no sólo no distingue entre músculo y grasa, sino que no dice nada sobre la localización de la grasa en el cuerpo. En el caso de la grasa, la localización es importante. La grasa abdominal confiere un mayor riesgo, al igual que la grasa alrededor de los órganos vitales. Así, un estudio publicado en 2018 analizó las imágenes de resonancia magnética recogidas por el Biobanco del Reino Unido. Los resultados mostraron que las personas con grasa concentrada en el abdomen tenían mayor riesgo de diabetes tipo 2, cardiopatías y enfermedades metabólicas que las personas con el mismo IMC y de la misma edad cuya grasa estaba repartida por otras partes del cuerpo.
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