Prevención

Medicina hiperbárica y diabetes: el oxígeno puede evitar la amputación

La terapia hiperbárica acorta la cicatrización y estimula la formación de vasos sanguíneos

Cámara hiperbárica
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La Medicina Hiperbárica es conocida desde hace 300 años, pero ha sido en los últimos 25 cuando se ha producido un auge de esta disciplina, tanto desde el punto de vista científico como de su uso.

Su aplicación es muy extensa y cada vez se está desarrollando más investigación, haciendo que se vaya ampliando el abanico de patologías en las que interviene de forma activa, y resulta beneficiosa para los pacientes. Así, entre las enfermedades indicadas por la Sociedad Española de Medicina Hiperbárica (SEMH) cabe mencionar: sordera súbita, lesiones radioinducidas, retardo de cicatrización, osteomielitis, traumatismos, infecciones necrotizantes, gangrena gaseosa, entre otras. Y actualmente se está investigando su efectividad, frente a la sintomatología de la covid persistente.

Como decíamos, actualmente se han ampliado mucho sus indicaciones, su uso en determinadas afecciones ha cobrado gran popularidad por sus buenos resultados. Tal y como explica Alfredo Pichardo, médico especialista en Medicina Hiperbárica de la Clínica Cornersalud, de Madrid, «es muy eficaz en todas las patologías relacionadas anteriormente, aunque en algunas es más notorio porque se puede ver la evolución, como en una herida, por ejemplo; pero hay que tener en cuenta que siempre dependerá de cada organismo». Por eso, entre las patologías que más eficacia se percibe, se encuentran las lesiones radioinducidas o las heridas de difícil cicatrización, como las úlceras del pie diabético.

Son precisamente estas últimas, y en las lesiones por radioterapia, en las que más tratamientos realizan. «En estos procesos la Medicina Hiperbárica es importante, ya que el oxígeno a presión es transportado a través del plasma, consiguiendo una rápida desinflamación, regeneración del tejido, promueve la neovascularización de la zona afectada y fortalece el sistema inmune», asegura el Dr. Pichardo.

Y no solo eso. También es útil en la diabetes en general en personas con esta enfermedad que entran en la cámara con pie diabético, neuropatía diabética, problemas de circulación, úlceras varicosas… «La oxigenación hiperbárica ayuda a acortar el periodo de cicatrización debido a que estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos; incrementa la efectividad de algunos antibióticos; destruye bacterias anaerobias; y estimula las defensas para detener la infección. Es muy importante el tratamiento de medicina hiperbárica en úlceras diabéticas y en isquemias porque podría evitar una futura amputación», continúa el experto.

En medicina deportiva y en la estética

En los últimos años ha aumentado igualmente la demanda de este tipo de tratamientos, que además, se han ampliado a ámbitos como la medicina deportiva o la estética. «Es de tener en cuenta que las lesiones de los deportistas se caracterizan especialmente por inflamación y daños en los tejidos, esto impide el flujo normal de oxígeno a la zona lesionada. Con la Medicina Hiperbárica se consigue aumentar la cantidad de oxígeno en sangre (a mayor presión, mayor aumento de oxígeno disuelto en plasma), con lo que los tejidos obtienen la cantidad que requieren y su recuperación es más rápida. Contribuye a fortalecer su sistema inmunológico, aporta mayor oxigenación a su cerebro y el cuerpo se recupera más rápido después del esfuerzo». En cuanto a la estética, prosigue, «posterior a las cirugías, favorece la pronta desinflamación de la herida, minimiza las posibilidades de infección y permite una activación de los procesos biosintéticos y reparativos. Es decir, estimula la actividad fibroblástica, aumenta la síntesis de colágeno y genera neovascularización».

Y, ¿cómo es una sesión? Como explica Lorena Gómez, técnica de la Unidad de Medicina Hiperbárica de la Clínica Cornersalud, «son cámaras monoplaza (para un solo paciente a la vez, es más personalizado), la cual se presuriza con oxígeno 100% medicinal, asegurando que el paciente respire solo oxígeno en su interior. La cámara puede alcanzar hasta 3 atmósferas absolutas de presión, lo cual permite aumentar la concentración de oxígeno a nivel tisular. La sesión tiene una duración de 60 a 90 minutos aproximadamente, dependiendo de la patología. Si bien se cuenta con promedios para cada afección, es de tener en cuenta, que siempre dependerá de la evolución de cada paciente», concluye.