Enfermedades infecciosas
Los nuevos desafíos frente al VIH para 2024
Comorbilidad, envejecimiento, adherencia al tratamiento, estigma y diagnóstico precoz, entre las prioridades
Recientemente se ha celebrado el Día Mundial del Sida, una fecha que cada año sirve para hacer recuento tanto de los retos pendientes como de los hitos conseguidos al respecto. Y es que, aunque los avances logrados por los actuales tratamientos antirretrovirales contra el VIH son indudables, aún queda margen de mejora en muchos aspectos.
Porque la eficacia en el control virológico no puede ser el único criterio en el cuidado de los afectados, que siguen enfrentándose a interrogantes que hay que abordar para garantizar una mejor calidad de vida. Así sucede, por ejemplo con las enfermedades cardiovasculares, la fragilidad ósea o los trastornos del sistema nervioso central, patologías que son más frecuentes y se producen antes en las personas con VIH que en la población general. Además, estas comorbilidades son, en buena parte, responsables del proceso de envejecimiento prematuro, por lo que muchos expertos abogan por evitar riesgos futuros desde el principio, trabajando en su prevención y tratamiento.
Otro tema cada vez más relevante entre esta población es el incremento en su edad. Un dato revelador en la práctica clínica es que la mayoría de los pacientes con VIH que se atienden en consulta son personas mayores de 50 años. De acuerdo con los datos de la Encuesta Hospitalaria de pacientes con infección por el VIH de 2021, los mayores de 50 años son el 53,3% del total de los pacientes atendidos. Por lo que se requieren estrategias que permitan abordar la realidad de este colectivo. Y es que es vital considerar no solo cuántos años adicionales se pueden lograr con tratamiento antirretroviral eficaz, sino también cómo de saludables serán. Porque mantener el virus bajo control con la ayuda del tratamiento es esencial no solo para controlar la replicación del virus sino también para combatir los efectos del envejecimiento prematuro asociado al VIH.
Mantener el virus bajo control es esencial para combatir los efectos del envejecimiento
Un aspecto vital que destacar para garantizar esta salud a largo plazo son los determinantes sociales. En una patología como esta, todo aquello que la rodea influye directamente en la salud. De hecho, se estima que del 30% al 55% de los resultados en salud tienen que ver con los determinantes sociales. También hay que cuidar la salud mental, emocional y social. El abordaje integral, la escucha activa de sus preocupaciones y su abordaje de forma conjunta con el resto de profesionales redunda en este sentido. Y es que la salud mental genera limitaciones funcionales que afectan tanto al paciente como a su entorno.
Aunque en España el estigma ha disminuido en los últimos diez años, según el estudio «Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH 2021», todavía hay un 17% que asegura que evitaría el contacto con alguien con VIH, un 10% que dice que no tendría ningún tipo de relación y sólo un 9% que querría ser su vecino. Según una investigación multicéntrica recientemente presentada en el XIV Congreso de Gesida, la prevalencia de soledad y aislamiento social en la población con VIH es relativamente alta y mayor en personas por encima de los 50 años: el estigma no ha sido definitivamente derrotado.
Estrategia 95-95-95
Pero no todo son malas noticias. En los últimos años, España ha avanzado de una manera real y efectiva en el cumplimiento de los objetivos marcados por ONUsida para 2030: 95% de personas diagnosticadas; 95% de las diagnosticadas en tratamiento; y 95% de casos tratados con carga viral indetectable. Nuestro país supera ahora mismo el segundo de esos objetivos, con un cumplimiento del 96%, y está más cerca del primero (se estima que el 7,5% de quienes viven con VIH no han sido diagnosticadas) que del tercero (hay casi un 10% de los pacientes tratados que no logra la supresión de la carga viral).
Pero la prevención sigue sin ser suficiente, pues continúan produciéndose a día de hoy nuevas infecciones anuales por encima de las cifras de la Unión Europea. Cada año, se diagnostican más de 1,5 millones de casos en el mundo, de los que unos 3.000 son en nuestro país. De estos, casi el 50% se detecta de forma tardía, lo que significa que el paciente llega en peores condiciones y es más complicado el manejo del virus. En España, cerca de 150.000 personas viven con VIH.
Para poder reducir estos datos a cero y conseguir eliminar el VIH, es fundamental evolucionar las estrategias de prevención y diagnóstico y derivación. Iniciativas como «Deja tu Huella», desarrollada entre Gilead y la sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) promueve la automatización de la petición de serologías en ciertas circunstancias en las urgencias hospitalarias –y al que están adscritos 121 centros españoles– ha permitido detectar más de 1.200 nuevos casos en los últimos dos años y ha reducido el tiempo de diagnóstico en urgencias en 23 días (de 30 a 7), evitando más de 4.500 posibles contagios.
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