Salud

Por qué lloramos al cortar la cebolla y qué hacer para evitar que nos pase

Hay una explicación científica que resuelve el misterio de estas hortalizas que nos hacen llorar al pelarlas

Las cebollas emiten unas células o moléculas similar al efecto del gas pimienta, lo que nos hace llorar al cortar una de estas hortalizas
Las cebollas emiten unas células o moléculas similar al efecto del gas pimienta, lo que nos hace llorar al cortar una de estas hortalizasDreamstime

Cortar la cebolla es sinónimo de llorar para muchas personas, y es que son pocos los aficionados a la cocina capaces de aguantar el llanto al pelar esta hortaliza, una de las más usadas en la mayoría de recetas de comida. Este es uno de los vegetales más sabrosos, pero su efecto secundario hace que sea casi imposible su corte sin que salgan lágrimas de nuestros ojos, y tiene una explicación científica que técnicamente no tiene que ver exactamente la cebolla.

Y es que se debe a que la cebolla absorbe el azufre de la tierra de la que nace. Esta fue una de las primeras hortalizas cultivadas por el ser humano, y se cultiva en un suelo profundo, suelto y rico en materia orgánica, en el que dé mucho la luz (las cebollas necesitan mucha luz solar para crecer) y donde se echan las semillas o bulbos y se riegan.

Al principio, las cebollas necesitan nitrógeno para desarrollarse, y luego requieren potasio y fósforos, elementos que se le pueden incorporar a base de fertilizantes líquidos. Así, entre tres y cinco meses están en la tierra (en función de si son tiernas o secas), tiempo suficiente para ir absorbiendo una gran cantidad del azufre de la tierra en la que han sido cultivadas puesto que sus glándulas lagrimales se encuentran muy cerca de las salivales

El motivo que explica por qué nos hace llorar el cortar cebolla: la ciencia tiene la respuesta

De esta forma, al cortar la cebolla libera ese azufre, que cuando entra en contacto con la humedad de nuestros ojos se convierte en ácido sulfúrico, lo que provoca que del lagrimal aparezcan las conocidas como "lágrimas reflejo", que simplemente son para protegernos de esta agresión.

Esto se debe a que tras cortar la cebolla aparecen células que liberan un gas llamado propanotial-S-óxido. Son moléculas volátiles que se desprenden y estimulan las terminaciones nerviosas de la córnea, la parte del cuerpo con más terminaciones sensitivas. Además, cortar cebolla con mucha frecuencia, si bien no supone ninguna amenaza seria para la salud visual, puede provocar algo de ardor e irritación en nuestros ojos.

"La estimulación es mayor con el viento frío o con el estímulo térmico del frío en sí, por lo que se segrega más lágrima. A veces éstas no pueden pasar por el punto lagrimal para desembocar en la nariz o en la boca, y salen por encima del borde del párpado. Por eso también lloramos de frío", asegura en una entrevista con Europa Press el oftalmólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y secretario general de la Sociedad Española de Oftalmología, José Manuel Benítez del Castillo.

Es un fenómeno que también se le ha llegado a denominar como "lágrimas de cocodrilo" puesto que es un caso similar al de estos reptiles, acuáticos pero que se alimentan de animales que viven fuera del agua. Al salir del agua, sus ojos comienzan a llorar para mantener el ojo hidratado, así como lloran cuando comen a sus presas. Aunque es diferente.

Por otro lado, las lágrimas producidas por cortar cebolla es un fenómeno similar al generado por un spray de pimienta, que también desprende moléculas volátiles y nos hace llorar.

Estos son los mejores trucos para no llorar al cortar cebolla, según chefs y cocineros expertos

Uno de los principales secretos para no llorar cuando vamos a cortar cebolla es enfriar la hortaliza. Guardarla en el frigorífico o congelador unos minutos antes de cortarla es eficaz para reducir la volatilidad del gas. Pasa lo mismo si la cortamos bajo agua, cayendo del grifo o sumergida en el fregadero, puesto que ayuda a disolver ese gas evitando que llegue a nuestros ojos.

Otros trucos tienen que ve con la ventilación o usar un cuchillo afilado, el cual daña menos las células. Y también, usar gafas de natación o de buceo, que protege nuestros ojos haciendo que no lleguen estas moléculas a la córnea.

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