Día Mundial del Linfoma
La revolución terapéutica capaz de curar el cáncer de la sangre más frecuente no llega a España
Hay terapias que borran algunos subtipos de este cáncer, pero los expertos denuncian la falta de acceso a la innovación
La palabra cáncer sigue asustando, y mucho. No es para menos, pues ya ha desbancado a las enfermedades cardiovasculares como primera causa de muerte en nuestro país, convirtiéndose así en la patología más temida por la población general. Y si hay un grupo de tumores que resulta especialmente inquietante es el del cáncer hematológico, encaramado ya en la quinta posición de los tumores más frecuentes en España, tan solo superado por mama, próstata, pulmón y colon. De hecho, se estima que en 2025 se diagnosticarán 25.770 nuevos casos de tumores de la sangre, lo que significa el 10% del total de las nuevas neoplasias que se detectarán el próximo año, tal y como avanza el informe «Las cifras del cáncer sanguíneo en España», presentado el pasado martes por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan).
Está más que demostrado que el cáncer no es una única enfermedad, sino muchas, una característica que queda aún más clara, si cabe, cuando hablamos de cáncer hematológico, donde la heterogeneidad de los tipos y subtipos resulta casi infinita. «De entre todos ellos las neoplasias linfoides son las más frecuentes, representando el 71% del total de los tumores hematológicos estimados para 2025», asegura Rafael Marcos-Gragera, facultativo de la Unidad de Epidemiología y Registro de Cáncer de Girona (ICO-Girona) y coordinador del grupo de investigación HematoRedecan. De hecho, «los linfomas, en general, son los séptimos tumores más frecuentes en el ser humano y la tendencia que estamos viendo en los últimos años es la de un ligero incremento, debido al envejecimiento de la población, ya que suele detectarse mayoritariamente entre los 60 y los 65 años», añade Raúl Córdoba, coordinador de la Unidad de Linfomas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid y miembro de la Fundación ECO.
Con el objetivo de concienciar sobre la prevalencia de este tumor hematológico, cada 15 de septiembre se celebra el Día Mundial del Linfoma, una cita que permite repasar el avance que se está produciendo en este tipo de cáncer, cada vez más cerca de la curación en un buen número de subtipos, pues no hay que olvidar que existen más de 60.
La supervivencia global de los cánceres sanguíneos durante el periodo analizado en el informe (2009-2018) fue del 62,1%. Dentro de este grupo, «las neoplasias linfoides mostraron un mejor pronóstico, con una supervivencia a los cinco años del diagnóstico del 67,9%, una cifra que resulta superior en los diagnósticos actuales gracias al revolucionario arsenal terapéutico que tenemos a nuestra disposición y que ha demostrado ser muy eficaz en algunos casos, aunque lo cierto es que necesitamos tiempo para que eso se refleje en las estadísticas», reconoce Alejandro Martín, vicepresidente del Grupo Español de Linfomas (Geltamo) y miembro de la Unidad de Linfomas del Hospital Clínico Universitario de Salamanca.
Motivos para la esperanza
Lo cierto es que hay motivos para la esperanza cuando se habla de linfomas. «Actualmente la supervivencia está mejorando en todos los subtipos y somos capaces de curar en un altísimo porcentaje del más frecuente, que es el linfoma difuso de células grandes, así como cronificar la enfermedad en los otros dos linfomas más habituales, como puede ser el folicular. Por todo ello, es posible vivir con buena calidad de vida tras el diagnóstico de estos tumores hematológicos», asegura Córdoba. Tal y como avanza el portavoz de la Fundación ECO, «el futuro pasa por abandonar las estrategias basadas en la quimioterapia. Lo que se hacía en décadas pasadas ya no tiene sentido a día de hoy. Esto se debe a la revolución investigadora de la mano de tres estrategias de tratamiento: la inmunoterapia, capaz de no afectar a células sanas; las terapias moleculares dirigidas, con un mecanismo de acción diferente que permite combinarse con la inmunoterapia para ser más efectivo, y, en tercer lugar, la terapia celular entre la que destacan las famosas CAR-T, con muy buenos resultados en algunos casos».
Grave inequidad en el acceso
Bajo ese halo de esperanza que subyace tras los éxitos de la investigación, imprescindible para que los fármacos innovadores lleguen, queda pendiente mejorar su acceso. «Hay que hacer una llamada de atención porque existe mucha innovación y muy buenas noticias en linfomas gracias a la investigación, pero la realidad es que esos fármacos revolucionarios sólo llegan a los pacientes a través de ensayos clínicos y esa no es la solución. En otros países de Europa ya se salvan vidas gracias a esa innovación y en España no es posible porque no se incorporan a la cartera de servicios. Hay mucha inequidad», denuncia Córdoba, quien aconseja a los pacientes «preguntar a su hematólogo por la posibilidad de adherirse a ensayos clínicos».
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