Bienestar

La toalla como aliada de la higiene: consejos para un secado libre de bacterias

Secarse después de bañarse es un proceso importante, y hacerlo de manera incorrecta podría tener consecuencias para nuestra salud

¿Estás utilizando la toalla de manera correcta?
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La toalla es una parte esencial de nuestra rutina diaria después de la ducha. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado si la estás utilizando de la manera correcta?

Ducharse es una actividad que todos realizamos, pero rara vez nos detenemos a pensar en si lo hacemos de la manera correcta. Desde la aplicación del champú en el cuero cabelludo hasta el proceso de secado, cada paso cuenta y puede afectar nuestra higiene y salud en general.

Hoy, nos enfocaremos en el acto de secarnos después de la ducha, una tarea que puede parecer sencilla pero que tiene implicaciones más profundas. Incluso después de bañarnos, nuestra piel todavía alberga algunas bacterias, además de las que pueden quedar en la propia toalla. Por lo tanto, es fundamental entender cómo secarnos de la manera más higiénica posible.

Kerry Lebenger, un experto alergólogo e inmunólogo del Summit Medical Group of Berkeley Heights, nos ofrece valiosos consejos sobre el proceso de secado. Uno de los secretos clave para secarnos correctamente es seguir un orden específico: de arriba abajo. Esto se debe a que la parte inferior de nuestro cuerpo suele tener más bacterias. Por lo tanto, es esencial evitar secar el cabello con la misma toalla que hemos usado en los pies o la zona genital.

Además, antes de usar la toalla, es aconsejable eliminar el exceso de agua del cuerpo y del cabello con las manos. De esta manera, cuando nos secamos con la toalla, evitamos que esta recoja células muertas y fluidos corporales invisibles que pueden convertirse en un caldo de cultivo para las bacterias. Recuerda que la humedad y el calor son condiciones ideales para la reproducción bacteriana, por lo que es fundamental mantener la toalla seca.

Pero no solo se trata de cómo utilizamos la toalla; también es importante cuidarla adecuadamente. A pesar de que las toallas pasan por nuestro cuerpo limpio, la humedad y los residuos microscópicos de piel muerta y otros desechos las convierten en un refugio para las bacterias.

Por lo tanto, es aconsejable lavarlas regularmente, aproximadamente cada dos o tres usos. Cuando lo hagas, utiliza detergente que contenga desinfectante y agua caliente para asegurarte de eliminar todas las bacterias. Asegúrate también de aclararlas a fondo, ya que los residuos de jabón pueden atraer a las bacterias.

Lavando tus toallas al menos una vez a la semana, no solo mantendrás a raya los malos olores, sino que también te asegurarás de que estén limpias y listas para proporcionarte la comodidad y la higiene que necesitas después de tu ducha diaria.