Sociedad
Sonia Carabantes: la historia de una falsa culpable
17 años de la liberación de Dolores Vázquez. El hallazgo del cuerpo de la joven y el ADN en una colilla llevó hasta «el estrangulador de Holloway», autor también del asesinato de Rocío Wanninkhof
La noche y los alrededores de las playas de la Costa del Sol eran el área de actuación del depredador sexual Tony King. La joven de Coín Sonia Carabantes no regresó a su casa nunca más un 14 de agosto de 2003, apareció muerta casi un mes después y los forenses calcularon su asesinato seis días antes de hallar el cuerpo.
Rocío Wanninkhof, la joven de Mijas asesinada en 1999 y por cuyo crimen se detuvo a Dolores Vázquez, amiga íntima de la madre de la víctima, tenía múltiples puñaladas. Sonia Carabantes sufrió una terrible agonía producida por 37 lesiones fruto de los golpes antes de morir asfixiada con su camiseta anudada al cuello. Presentaba lesiones en los antebrazos de defenderse, y la descomposición evitó comprobar si se produjo una agresión sexual. La muerte de Carabantes motivó la detención de Tony King y la liberación de Loli Vázquez.
La descripción psicológica de King es la de una persona retraída, callada, poco inteligente y presumida. Dos décadas después los peritos dieron el mismo perfil de Carcaño. Ambos están la cárcel de Herrera de la Mancha. King vivía obsesionado con el culturismo y los esteroides le produjeron una impotencia aguda. El alcohol lo desinhibía, fardando de acostarse con menores, de haber matado a los violadores de su hermana o trabajar para la mafia. El ADN sacó de la cárcel a Dolores Vázquez que había sido condenada erróneamente por la muerte de Wanninkhof. A los cuatro años de la muerte de Rocío apareció el cuerpo de Carabantes con tejidos del asesino.
Restos que coincidían con el perfil genético de la saliva de una colilla de un cigarrillo hallada junto al cadáver de la joven de Mijas. King en realidad era Tony Bromwich, «el estrangulador de Holloway» en Gran Bretaña. Fue condenado a 19 años por el primer caso y a 36 por el segundo; a siete más por un intento de violación en Benalmádena en 2001; más los 2,5 años de la agresión a María, una víctima que explicó a LA RAZÓN que denunció al agresor antes del asesinato de Carabantes. En los juicios quedó acreditado que King es un psicópata sexual. No debe salir de prisión antes de cumplir los 68 años, aunque le dieron un permiso para el funeral de su hija, ahogada en una piscina en 2007. Robert Graham, compañero de King, fue detenido como encubridor del asesinato de Mijas y posteriormente liberado. King llegó a acusarlo de la muerte de Rocío W., al igual que a Loli Vázquez.
Dolores Vázquez pasó más de un año en prisión por un crimen que posteriormente se demostró que no cometió, tras ser condenada por un jurado popular. La conexión de Loli Vázquez con el crimen era que fue pareja de la madre de la víctima. Su carácter cerrado y las elucubraciones hicieron el resto, unido a la persión social y mediática, al punto de que socialmente aún hay quien considera que tuvo algo que ver con el caso.
En febrero de 2002, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anuló la sentencia contra Dolores Vázquez y el veredicto por considerarlos carentes de motivación. No fue hasta un año después cuando el caso dio el giro inesperado a partir de la detención del británico Tony Alexander King por su participación en la muerte de Sonia Carabantes, y al comprobarse gracias al ADN encontrado en la colilla del conocido como «el estrangulador de Holloway». En 2006 King fue condenado a 19 años de prisión por el asesinado de Rocío, a los que sumaría otra pena de 36 años por el crimen de Sonia Carabantes.
Desde entonces, la defensa de Dolores Vázquez ha intentado en reiteradas ocasiones obtener una indemnización para resarcir el daño que ocasionó en ella uno de los considerados mayores errores judiciales del país. Pese a todo, Alicia Hornos mantiene la «corazonada» de que Tony Alexander King no actuó solo, sino por encargo de quien fuera su amiga décadas atrás y a la que continúa responsabilizando de la muerte de la menor de sus tres hijos. El caso, dos décadas después, sigue estando presente en la sociedad malagueña.
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