Erupción en La Palma
La actividad del volcán de La Palma se esconde bajo los tubos lávicos
Aunque exteriormente parezca inactivo puesto que no se percibe ningún signo externo, como humo, lava o cenizas, los científicos confirman que la actividad continúa bajo la superficie
A punto de llegar a los 80 días de erupción, al inicio de la que será la jornada 77, el volcán de La Palma parece casi inactivo o apagado, pero no lo está. Los científicos advierten de que la ausencia de señales visibles no refleja lo que ocurre en el interior del sistema eruptivo.
“Es la primera noche de casi 80 que en la foto nocturna del Valle de Aridane no se ve ni un solo signo visible del volcán de Cumbre Vieja. Ni focos emisores, ni colada de lava ni nada. Pero no nos confiemos: el tremor sigue; hoy hubo 45 seísmos y hubo deformación”, explica el vulcanólogo del IGN, Rubén López en su cuenta de Twitter.
Al respecto, aclara al inicio del día de hoy: “la noche ha sido relativamente tranquila en Cumbre Vieja. Ha habido muy poca sismicidad y ahora mismo solo se ve un foco de emisión de piroclastos incandescentes”.
Curiosamente, esa ausencia de actividad visible durante la noche ha coincidido con un nuevo puente turístico en la Isla, por lo que los visitantes de ayer no pudieron “disfrutar” de la visión del volcán en su pleno apogeo. No es la primera vez que ocurre; ya en el puente anterior el volcán disminuyó considerablemente su actividad.
Mientras, en el interior del sistema volcánico, las señales siguen presentes. El terreno se elevó ayer seis centímetros en las inmediaciones de Jedey por la presión que ejerce el reservorio de magma para buscar una salida y se ha detectado una nueva colada que avanza en dirección suroeste hacia Las Manchas.
Sobre la sismicidad, es baja a niveles intermedios, lo mismo que los sismos a profundidades mayores de 20 kilómetros, mientras que el nivel de tremor es medio y con gran variabilidad, pues la tendencia es descendente pero con episodios de intensificación.
La colada sur que aparecía durante la jornada de ayer se ha reactivado a última hora de esta mañana y se dirige hacia la zona de La Majada, aunque avanzando de forma “muy lenta” por el nivel de viscosidad, según ha señalado el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende.
Su dirección es hacia el suroeste y parece tener una tendencia a rellenar huecos entre las coladas 3 y 11. Según informan los vuelos de dron del ayuntamiento de El Paso, su llegada a Las Norias es “inminente” y ha causado nuevos daños a su paso.
La actividad eruptiva del flanco noreste se ha detenido y se ha concentrado en el foco sureste que alimenta esta colada. Ayer se tuvo constancia de la existencia de una fisura con hundimiento central en dirección NS, a unos 100 m de distancia y al sur del edificio principal, pero no se detectaron gases ni anomalías térmicas superficiales.
En cuanto al resto de actividad, ha sido bastante “escasa” por el momento. Los aportes fluyen también por tubos lávicos, alimentando los frentes de colada 7, 8 y 10.
En la zona norte, la que se encuentra cercana a Tajuya y La Laguna, continúa un pequeño derrame, pero hoy la mayor parte de la energía se centra en la colada sur.
Las hectáreas sepultadas alcanzan las 1.146 y los deltas lávicos suman 48 hectáreas. Bajo el manto de lava han quedado 350,39 hectáreas de cultivo de las que 217, 37 ha son de plataneras, 61,2 ha de viña, 26,72 ha de aguacate.
El total de personas que están realojadas en los recursos habilitados por las autoridades es de 553 personas, de las que 407 están en Fuencaliente, 71 en Los Llanos de Aridane y 75 en Breña Baja.
Si algo nos está enseñando la erupción de Cumbre Vieja es que somos insignificantes frente a la fuerza de la naturaleza. Hace 77 días el volcán cambió la vida de palmeros y palmeras, sin que nadie pudiera hacer nada más que esperar. Una espera que todavía continúa y sigue estando lejos de finalizar.
El deseado fin del volcán ha vuelto a ser uno de los protagonistas de la rueda de prensa del Pevolca, cuando casi se cumplen una docena de semanas de erupción volcánica. Y la respuesta ha sido la misma: el valor de los parámetros “nos hace ver lo alejados que estamos”.
La presencia de dióxido de azufre indica la existencia de magma en el sistema, por lo que tiene que llegar a 0 para tener la certeza total de que no hay más alimentación. Este indicador durante los últimos días ha tenido valores “altos” o “muy altos”.
Por otro lado tenemos la sismicidad que, aunque lleva unos días disminuyendo, no debemos olvidar que esta misma semana batimos el récord de terremotos de toda la serie. La sismicidad intermedia debe seguir disminuyendo y la profunda aún más.
Pero no solo tiene que verse una disminución, sino que tiene que ser persistente. Todos los parámetros sufren una alternancia de períodos de intensificación y pérdida de energía, tal y como hemos seguido observando en los últimos días, por lo que se deberá dar una disminución permanente para poder “empezar a extrapolar el comportamiento y hacer pronóstico”.
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