Naufragio
La tragedia del “Villa de Pitanxo”: «No podemos abandonarles en el fondo del mar»
Los familiares de los 12 tripulantes desaparecidos del barco pesquero estallan contra el Gobierno tras la decisión de Canadá de suspender el rescate, 36 horas después del naufragio
La decisión de las autoridades canadienses de poner fin a las labores de búsqueda de los 12 tripulantes del «Villa de Pitanxo» desaparecidos en Terranova, en el Atlántico Norte, generó ayer indignación entre sus familiares. Después de 36 horas de trabajos de rescate, en los que participaron varias embarcaciones y dos helicópteros, el equipo de salvamento estimó que su labor había concluido. Se perdían así las últimas esperanzas de quienes desde España esperaban un milagro. Ahora, el caso pasará a los mandos de la Policía, que lo tratará como un caso de personas desaparecidas en el mar.
«Es una vergüenza, estamos destrozados, no comprendo como no pueden ampliar la búsqueda algún día más. Es muy duro no poder ni siquiera recuperar el cuerpo de tu familiar. El Gobierno de España debería hacer algo, no nos puede abandonar así», explica a este diario un amigo de la familia del joven biólogo canario, cuyo nombre no se encuentra entre los cadáveres identificados.
«Es una situación difícil, no notamos cooperación, ayuda ni amparo. Queremos que se pongan los medios que hay en España para encontrarlos. Si Canadá no quiere, que no se aplauda su decisión. Han abandonado el rescate en menos de 48 horas con la excusa de que no están vivos. Claro que sabemos que no están vivos, pero son 12 personas que no se merecen que los abandonen así», pedía desconsolada María José De Pazo, hija de Francisco de Pazo, uno de los desaparecidos.
«Estamos totalmente a ciegas, no sabemos nada: Queremos transparencia. Nos pidieron calma, pese a lo difícil de nuestra situación, y así hicimos. Pero no tentemos información y nadie se ha puesto en contacto con nosotros para comunicarnos nada. Ni siquiera nos dijeron de manera oficial que la búsqueda se detenía», apuntaba Christopher, hijo de Fernando González Martínez, otro de los tripulantes desaparecidos.
Ante las crecientes críticas por la pasividad de las autoridades españolas, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se reunió ayer con familiares y responsables en la cooperativa de armadores Arvi: «Estamos en contacto con las autoridades canadienses para aprovechar cualquier ventana de oportunidad para reanudar la búsqueda», apuntó el ministro, quien también recordó que «esa decisión compete a las autoridades de rescate canadienses», las cuales ya han informado sobre «las condiciones de extremo peligro en que se llevaron a cabo las tareas de búsqueda y rescate. A ello tenemos que remitirnos», sentenció.
Grito desesperado
El delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, matizó que la Embajada de España en Canadá ya había hecho gestiones para estirar el plazo 13 horas más de lo que las autoridades canadienses tienen protocolizado para esa zona concreta, que son 23 horas. Por su parte, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, insistió en que la Xunta ha trasladado a La Moncloa la propuesta de que se amplíe la búsqueda y ha sugerido que esta se podría materializar «con medios propios o ajenos». «Nos parece lamentable que el Gobierno de España no interceda. No está presionando. No podemos abandonarles en el fondo del mar», comentan desde el entorno del tripulante desaparecido Manuel Navarro.
«Sé que es muy dura la situación que atraviesan ahora los familiares, pero el cese de las operaciones en este plazo de tiempo no me parece algo anormal. La gente que trabaja en estas labores de búsqueda, también se juegan la vida haciéndolo y las posibilidades de supervivencia de una personas en esas aguas, sin una balsa o un traje de supervivencia son nulas más allá de una o dos horas después del naufragio», explica a la razón el marino mercante Santiago Olay, que conoce bien la zona del siniestro.
Él lleva 20 años en el mar y sabe de «la trituradora humana» que supone la zona de Terranova, donde han perdido la vida numerosos trabajadores del mar y donde también se hundió el «Titanic». «Si la zona está bien peinada es inútil seguir dando vueltas en su búsqueda porque nunca los van a localizar con vida. Lamentablemente esos cuerpos nunca aparecerán y si lo hacen será en alguna playa dentro de semanas», añade el experto con el dolor que implican estas palabras tan duras.
Los familiares de los 12 desaparecidos asumen el trágico final, pero se resisten a que no se pueda recuperar el cuerpo sin vida de los marinos. Por eso, mantienen la esperanza de que, si las condiciones meteorológicas mejoran en la zona y la presión mediática hace su efecto, las autoridades canadienses retomen, al menos, durante 24 horas más las tareas de rescate. Su duelo ya ha comenzado, pero necesitan su último adiós.
Mientras, se estima que los barcos que transportan a los tres supervivientes y los nueve cuerpos recuperados del naufragio lleguen al puerto de San Juan de Terranova (Canadá) hoy a las 11:00.
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