Carlos Osoro

¿Un camino de ida y vuelta?

Su calidad como docente y su pasión por comunicar fue el punto de partida de todo lo que vendría después.

Celebración del octavo aniversario del nombramiento del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares
Celebración del octavo aniversario del nombramiento del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio CañizaresARZOBISPADOARZOBISPADO

¿Cómo definiría al cardenal Antonio Cañizares?

En primer lugar, como un amigo. Nos conocemos desde hace unas cuantas décadas porque fue mi profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca. Su calidad como docente y su pasión por comunicar fue el punto de partida de todo lo que vendría después. Pero, además de todas las responsabilidades que ha asumido con el tiempo, yo me quedo fundamentalmente con la amistad que hemos forjado como hermanos en el Episcopado. Además, no podemos olvidar que Don Antonio es un cardenal que desde siempre ha tenido claro que el centro de su vida ha sido y es el anuncio de Jesucristo desde un amor entrañable a la Iglesia. Y lo ha hecho con una sencillez en las formas y en su manera de vivir que sorprendería a quienes no le conocen realmente.

De sacerdote en Valencia a purpurado de la Curia romana para volver de nuevo a su tierra. ¿Es habitual este camino de ida y vuelta en los consagrados?

Simplemente es el reflejo de la disponibilidad que el cardenal Cañizares ha tenido para responder a las llamadas que le ha hecho Jesucristo y a la obediencia a la Iglesia. No cabe duda de que Don Antonio es un hombre de Dios que ha reaccionado con una fidelidad ejemplar a todo lo que se le ha pedido tanto en España como en Roma. Y lo ha asumido con la conciencia de estar sirviendo a Jesucristo en todo, en cualquier lugar y en cualquier responsabilidad de las muchas que se le han encomendado.

Por un lado, está el pastor y, por otro, el cardenal mediático y político. ¿Cómo conjugan estas facetas?

Ni mucho menos hay una disociación. Hay una coherencia de vida que le ha llevado a ser claro en cada una de sus declaraciones públicas pero, a la vez, ser capaz de tender puentes para promover el diálogo con los que piensan diferente. Hay pruebas sobradas de que se ha entregado a la «cultura del encuentro».

Carlos Osoro es Cardenal Arzobispo de Madrid y videpresidente de la CEE