Resistencia bacteriana
Un fármaco contra el herpes, eficaz para combatir una bacteria resistente a la mayoría de los antibióticos
La edoxudina, una molécula descubierta en los años 60, debilita la superficie protectora un microorganismo que causa muchas infecciones del tracto respiratorio, intestinal y urinario
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lleva al menos cinco años advirtiéndolo:estamos llegando a un punto de no retorno en lo que respecta a las bacterias resistentes a los antibióticos. El motivo es que llevamos más de 30 años sin desarrollar uno nuevo y las bacterias son cada vez más resistentes a los fármacos. De acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC por sus siglas en inglés) aproximadamente 2,8 millones de personas en todo el mundo están infectadas con bacterias resistentes. Esto significa que, cada año, mueren 700.000 personas por esta causa.
Pero desarrollar un fármaco es un proceso largo y costoso, sin garantía de resultados. Por ello, un equipo de científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE), en Suiza, optó por una estrategia más rápida y segura: revisar los medicamentos existentes para identificar posibles nuevas indicaciones terapéuticas. Así, evaluaron los efectos sobre la ‘Klebsiella pneumoniae’- un mocroorgamismo que causa muchas infecciones del tracto respiratorio, intestinal y urinario- de cientos de fármacos que ya estaban en el mercado.
El “¡Eureka!” surgió con uno de ellos, la edoxudina, descubierta en los años 60 y desarrollada para combatir el herpes. Los investigadores descubrieron que esta molécula antiherpes debilita la superficie protectora de la bacterias ‘Klebsiella’ y las hace más fáciles de eliminar para las células inmunitarias. Debido a su resistencia a la mayoría de los antibióticos comunes y su alta virulencia, algunas de sus cepas pueden ser fatales para el 40% al 50% de las personas infectadas.
“Desde la década de 1930, la medicina se ha basado en los antibióticos para eliminar las bacterias patógenas”, explica Pierre Cosson, profesor del Departamento de Fisiología Celular y Metabolismo de la Facultad de Medicina de la UNIGE, quien dirigió esta investigación. “Pero son posibles otros enfoques, entre los cuales tratar de debilitar el sistema de defensa de las bacterias para que ya no puedan escapar del sistema inmunológico. Esta vía parece tanto más prometedora cuanto que la virulencia de ‘Klebsiella pneumoniae’ se deriva, en gran medida, de su capacidad para evadir los ataques de las células inmunitarias”, añade.
Para determinar si la bacteria estaba debilitada o no, los científicos de la UNIGE utilizaron un modelo experimental con características sorprendentes: la ameba ‘Dictyostelium’. Este organismo unicelular se alimenta de bacterias al capturarlas e ingerirlas, utilizando los mismos mecanismos que utilizan las células inmunitarias para matar patógenos. “Modificamos genéticamente esta ameba para que pudiera decirnos si las bacterias que encontró eran virulentas o no. Este sistema tan simple nos permitió probar miles de moléculas e identificar aquellas que reducían la virulencia bacteriana”, explica Pierre Cosson.
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