Estudio

Restaurar los hábitats de la fauna salvaje es fundamental para evitar una nueva pandemia

Así lo señalan dos investigaciones complementarias publicadas en la revista “Nature”

Murciélago
MurciélagoDominio público

Preservar y restaurar los hábitats naturales podría evitar que los patógenos que se originan en la fauna silvestre pasen a los animales domésticos y a los seres humanos, según dos nuevos estudios realizados por un equipo internacional de investigadores, publicados en la revista “Nature”.

La primera investigación, con sede en Australia, descubrió que cuando los murciélagos sufren la pérdida de su hábitat invernal y la escasez de alimentos en sus entornos naturales, sus poblaciones se dividen y excretan más virus. Cuando las poblaciones se fragmentan, los murciélagos se desplazan cerca de los humanos a zonas agrícolas y urbanas, informa Ep.

El estudio combina múltiples conjuntos de datos durante 25 años, que incluyen información sobre el comportamiento, la distribución, la reproducción y la disponibilidad de alimentos de los murciélagos, junto con registros del clima, la pérdida de hábitat y las condiciones ambientales. El estudio predice cuándo el virus de Hendra, una enfermedad a menudo mortal para los seres humanos, pasa de los murciélagos de la fruta a los caballos y luego a las personas.

Los investigadores descubrieron que en los años en que el alimento era abundante en sus hábitats naturales durante los meses de invierno, los murciélagos se vaciaban de las zonas agrícolas para alimentarse en los bosques nativos, y lejos de las comunidades humanas.

Un segundo artículo sobre las condiciones ecológicas predice la intensidad de la excreción del virus de Hendra en el espacio y el tiempo de los murciélagos como reservorio, publicado en la revista ‘Ecology Letters’. La investigación utilizó los datos del estudio de ‘Nature’ para revelar las condiciones ecológicas en las que los murciélagos excretan más o menos virus.

Si bien investigaciones anteriores han mostrado correlaciones entre la pérdida de hábitats y la aparición de la propagación de patógenos, estos estudios revelan por primera vez un mecanismo para tales eventos y proporcionan un método para predecirlos y prevenirlos.

El SARS-CoV-2, el SARS-CoV-1, el Nipah, el Hendra y posiblemente el Ébola son ejemplos de virus que se propagan fatalmente de los murciélagos a los humanos, a veces tras su transmisión a través de un huésped intermedio. En humanos, el virus Hendra tiene una tasa de mortalidad del 57%, y el virus Nipah puede ser mortal hasta el 100%, aunque la transmisión en humanos es ineficiente.

“En este momento, el mundo está centrado en cómo podemos detener la próxima pandemia -recuerda Raina Plowright, profesora del Departamento de Salud Pública y Ecosistemas de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), y autora principal de ambos estudios-. Desgraciadamente, preservar o restaurar la naturaleza rara vez forma parte del debate. Esperamos que este trabajo ponga la prevención y las soluciones basadas en la naturaleza en el primer plano de la conversación”.