Tercera Edad
62 horas y 1 minuto al teléfono para mitigar la soledad navideña
Emilia, de 74 años, fue la mujer que más tiempo pasó hablando por el móvil en diciembre: «Yo es que lo necesito»
La idea inicial de este reportaje era encontrar a la persona que más llamadas había recibido de su familia durante el pasado mes de diciembre. La que hubiera estado más acompañada y atendida, aunque fuera desde la distancia. Los datos recogidos por los creadores del teléfono Maximiliana, que han facilitado la comunicación de cerca de 2.000 mayores con la transformación de un móvil que se descuelga solo, apuntaban a que había sido Emilia, de 74 años y residente en Zaragoza, la que había pasado más tiempo de charla. En el último mes del año, el más propicio para la nostalgia y la soledad, estuvo 124 minutos al día de conversación, 62 horas y un minuto en total.
Una vez en contacto con Emiliana, el dato de que se trata de una viuda sin hijos despierta aún más curiosidad. ¿Quién llama tanto a esta mujer? ¿Quizá una legión de hermanos y sobrinos entrenados para no dejarla sola? En los primeros momentos de la entrevista con LA RAZÓN, Emilia despeja la incógnita. Es ella la que llama, y mucho. «Sí, sí, soy yo la que hago la mayoría de las llamadas, no confundamos los términos. A mi hermana Pili, a Cruz, a la gente amiga de la Iglesia... Reconozco que a mí me gusta, es que lo necesito. Depende de con quién se trate pues hablo de una u otra cosa», explica con mucho juicio.
Esta mujer que confiesa solo «algún achaque» como el dolor de estómago (acaba de descubrir que es celiaca) se ganó la vida hasta la jubilación fregando oficinas, porterías y lo que le pusieran por delante. La quinta de seis hermanos de dos matrimonios, asegura que ella las ha visto «de todos los colores» y pocas cosas la pueden impactar. Eso sí, durante la pandemia lo pasó realmente mal, como tantos mayores que se encontraron aún mas solos y más aislados de lo que estaban acostumbrados.
Cruz y Pili son las únicas hermanas que le quedan, aunque ahora ambas están en una residencia. De la pléyade de sobrinos que tienen, y a los que apenas conoce, solo uno, Jorge, la llama regularmente. «En Navidad la verdad es que se pasa muy mal, sí. La soledad la llevo fatal, no me gusta nada no estar acompañada. Veo la tele, leo o me tumbo en la cama con la radio puesta. Es que ahora con el frío no apetece nada salir. Cuando va mejorando el tiempo sí voy más a la calle. Como vivo al lado del mercado del pescado me siento en una terraza a tomar el sol y a beber una coca-cola. A veces sola, otras con gente, pero la verdad es que las dos mujeres con las que me juntaba ya no están. Una está en una residencia y a la otra se la ha llevado la hija a vivir con ella».
Emilia perdió a su marido hace dos años y medio. Él le llevaba más de una década de delantera y el día de Santiago de 2021 la dejó a su suerte, cuando ya habían superado lo peor de la pandemia. Dice que con su pensión de 800 euros le alcanza parea sus gastos y que ni siquiera ha ido a reclamar la que le correspondería por su condición de viuda. Lo que no perdona son los dos números de Lotería a la semana y un ejemplar del «Heraldo de Aragón». Nacida el uno de agosto de 1949, Emilia no idealiza una infancia que fue dura, pero, eso sí, rodeada de familia. «En aquellos tiempos los mejores bocados de la casa se los llevaban los abuelos, que no tenían Seguridad Social ni nada parecido. Ahora, ¡bah!, arroz con pajas. O sea, nada. Los mayores importamos ahora mucho menos que antes, solo cuentan la juventud y la novedad».
La andaluza Amparo ocupa el segundo puesto en locuacidad telefónica en el ranking realizado por los emprendedores del móvil Maximiliana. Según Jorge Terreu, uno de los creadores de esta startapp bautizada con el nombre de su abuela, «una de las hijas de Amparo me contó que por las noches hacen videollamada con ella para poder acompañarla hasta que ven que se queda dormida y entonces ya cuelgan». «Otro caso distinto que se me ocurre es el de Chicha, una mujer de Zaragoza que ha sido la única persona mayor que ha comprado el móvil para sí misma. Todos los demás siempre los compra el hijo o un familiar para poder hablar fácilmente con sus mayores. En el caso de Emilia fue su sobrino Jorge», continúa Terreu. Chicha apareció un día por su oficina con un recorte de periódico en el que salían porque quería darle una sorpresa a su sobrina, que vive en Irlanda y es la única persona con la que tiene una relación especial y frecuente. Por comunidades autónomas, la muestra de 200.000 llamadas de los usuarios de este dispositivo arroja un dato que no extraña a simple vista: Andalucía es la región en la que se producen más minutos conversación de España entre mayores y familiares. Por contra, Galicia y Asturias aparecen cerrando la lista de los que más se comunican.
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