
Entrevista
Ana Isabel Gutiérrez Salegui: «Tenemos seis psicólogos por cada 100.000 habitantes»
Esta psicóloga y candidata a la presidencia del Colegio Oficial de Psicología de Madrid reivindica más prevención y detección precoz en los problemas de salud mental

En los últimos tiempos, y con la pandemia como punto de inflexión, la importancia de la salud mental ha cobrado una relevancia mucho mayor en nuestro país. Ahora, cada vez más personas son conscientes de la necesidad de tener bienestar mental, que muchas veces se adquiere con la ayuda de un profesional. En una entrevista para LA RAZÓN, Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga sanitaria habilitada, experta en Psicología Forense, y candidata a la presidencia del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, analiza y repasa algunos de los aspectos que nos atañen como sociedad en términos de bienestar mental.
Se acabaron las Navidades y arranca un nuevo año… ¿Es enero un mes difícil en términos de salud mental?
En las Navidades hay un bombardeo de anuncios en los que se ve la cohesión familiar, la unidad, la alegría… Hay personas que han sufrido una ruptura, pérdidas o que padecen una soledad no deseada. Estas de por sí son situaciones duras y difíciles, pero se vuelven aún más por esa comparación constante con los anuncios que te venden lo que tienen que ser estas fechas. Es una época muy compleja, a veces se agudizan cuadros relacionados con los trastornos del estado del ánimo, como las depresiones o la ansiedad. En muchos casos, también es una festividad que va emparejada con un consumo elevado de alcohol, lo que a su vez empeora estos cuadros. Para quienes están sufriendo, son fechas agridulces.
En los últimos tiempos, concretamente desde la pandemia, ¿se está valorando más la importancia de la salud mental?
Es cierto que durante la pandemia se tomó más conciencia de la salud mental de mucha gente: de la población encerrada, de los que estaban interviniendo a nivel médico, de los profesionales de la psicología, que se enfrentaron a un sufrimiento y a un número de víctimas altísimo, de unas dimensiones inéditas para nuestra sociedad... Fue un momento muy doloroso pero que sirvió para poner en primer plano la necesidad de recursos de intervención y asistencia psicológica. Pero, ¿cuál es el quid de la cuestión después de esto? Pues que no se ha correspondido con una dotación de recursos a los sistemas asistenciales de atención a la ciudadanía. Nos encontramos en este momento con un ratio de psicólogos muy bajo. Tenemos solamente seis por cada 100.000 habitantes. El promedio europeo son 18. Uno de los objetivos básicos sería alcanzar ese ratio europeo, e incluso ir más allá y plantearnos cuántos psicólogos se necesitan realmente por cada 100.000 personas.
Esta falta de psicólogos es un grave problema, especialmente en la sanidad pública…
El planteamiento asistencial, que es un planteamiento de intervención terapéutica, desde luego debe ser cubierto desde lo público. Y es importante que la gente sepa que cuando una terapia no se hace en la frecuencia idónea, espaciando mucho las sesiones o sin darles la duración adecuada, se puede acabar convirtiendo en algo perjudicial. Esto es lo que nosotros llamamos «yatrogenia» (alteración, especialmente negativa, del estado del paciente producida por el clínico). Esto ocurre porque la persona puede sentir que no avanza, que no obtiene los resultados esperados. Y es normal, porque está siendo infratratada, pero puede atribuirse a sí misma estas problemáticas. Es fundamental el desarrollo de una red asistencial psicológica lo suficientemente extensa y especializada.
A corto plazo, ¿cómo puede abordarse esta situación?
Nos estamos olvidando de algo trascendental, y es la importancia que da la Organización Mundial de la Salud a la prevención o a la detección precoz. Estamos infrautilizando los recursos de atención primaria, que posiblemente sean uno de los que más deben implementarse. Muchas intervenciones deberían realizarse desde aquí. Toda aquella que no requiera una intervención muy especializada, básicamente, porque estamos hablando de cuadros de inicio, de sintomatología aislada. También desde ella se pueden poner en marcha labores de detección para una posterior derivación a otro servicio. En España no solo tenemos que fomentar la salud mental, sino reforzar lo que puede hacer en este ámbito la atención primaria.
¿Somos conscientes de las consecuencias que supone la falta de profesionales?Es evidente que necesitamos más plazas de psicólogos especialistas en Psicología Clínica para los hospitales. No es tolerable que tengamos un ratio un tercio inferior que la mayoría de los países de la Unión Europea. La aplicación del número de plazas que salen en el PIR (examen que permite al psicólogo realizar una residencia de 4 años en un hospital público y obtener la titulación oficial de especialista en Psicología Clínica) es algo que se debe reclamar por parte de todos los colegios de Psicólogos. El 66% de las bajas de larga duración que hay en España en estos momentos se corresponden con cuadros psicológicos. Muchos de ellos podrían haber sido detectados e intervenidos en la atención primaria si se hubiera hecho caso de los primeros signos. Hay que abrir plazas en atención primaria, y este puesto podría ser cubierto también por psicólogos generales sanitarios. La detección precoz es fundamental para evitar cuadros más graves que derivan en esas bajas de larga duración.
¿Esta falta de profesionales solo afecta al sector sanitario?
Parece que la Psicología es exclusivamente un área de intervención en salud, referido al Sistema Nacional de Salud, cuando realmente debe aplicarse a muchísimas áreas. Y debe estar desempeñada por psicólogos. Una de las cosas que a día de hoy es inconcebible es que el orientador de un colegio sea un profesor de matemáticas y no una persona que haya estudiado psicología. Este orientador es la persona que tiene que estar pendiente de la aparición de posibles signos indicadores de acoso, de trastornos de la conducta alimentaria, de conductas autolíticas… Teniendo en cuenta el rol que deben ejercer, tienen que ser psicólogos escolares. Y debería ser obligatoria la implementación de estos psicólogos en todas las unidades docentes. Incluso, si me apuras, debería haber psicólogos con perfiles también sanitarios, teniendo en cuenta la prevalencia de trastornos infantojuveniles que tenemos en el país. Evidentemente, ese psicólogo no va a hacer una intervención sanitaria pero sí va a hacer la labor de detección y derivación temprana. No podemos olvidar que al detectar algo de manera precoz el tiempo de tratamiento y la gravedad del cuadro disminuyen.
¿Cuáles son los retos del Colegio Oficial de Psicología de Madrid?
Se echa mucho en falta, por ejemplo, un gabinete jurídico a disposición de los colegiados. Nos encontramos con muchos problemas de falsos autónomos, de agresiones... No tanto por parte de usuarios sino por personas relacionadas con ellos. Y con esto hablo específicamente del caso de las profesionales intervinientes en el ámbito de la violencia de género: hay un estudio de la Asociación de Psicología y Psicoterapia Feminista donde se pone de manifiesto que en muchas ocasiones acabamos siendo denunciadas, y esto forma parte de la estrategia del agresor. Ahí necesitaríamos un defensor del colegiado. En general, también hay que defenderse de aspectos importantes como el intrusismo o la proliferación de «pseudoterapias» que pueden ser muy perjudiciales. No hay una regulación de la palabra «terapia», así que una persona puede decir que hace «tarot terapéutico», sin ningún tipo de aval científico ni una formación universitaria detrás. Esto puede ser muy dañino. especialmente para las personas vulnerables. Hace tiempo el Colegio de Médicos hizo un listado con todo aquello que no estaba basado en la evidencia, y creo que es importante retomar este tema y volver a analizar la eficacia de todas las técnicas que hay ahora mismo y compartirlas con la población. Defender la psicología basada en la evidencia es fundamental para aumentar el prestigio de la misma. Igual que posicionar la figura del psicólogo como referente en prevención y detección de problemas de salud mental y tratamiento.
¿El Colegio ha perdido fuerza con los años?
Muchos colegiados se han alejado del Colegio, quizá porque este no les solucionaba ningún problema cotidiano. Y estos a veces son muy importantes, y no te dejan ver ni atender las luchas profesionales generales, en las cuales también debemos estar inmersos. Desde «Contigo el cambio», candidatura a la que represento, queremos hacer un Colegio cercano, accesible, transparente, que tienda la mano a los colegiados y que les dote de servicios en su día a día. Hay que empezar por lo fácil y después pasar a luchas más amplias. Queremos conseguir una institución fuerte que represente a todos los profesionales de la psicología de Madrid.
La salud mental de los psicólogos también es importante. ¿Qué puede hacer el Colegio en este sentido?
Desempeñamos una labor en la que hay mucha soledad, muchos profesionales ejercen solos, en despachos pequeños. También hay mucha carga mental asociada a la gestión del malestar, del sufrimiento, de la enfermedad, del dolor… Debemos estructurar sistemas de apoyo para nuestros colegiados. Construir una buena red entre nosotros y poner en marcha técnicas con las que descargarnos. Está contemplado en nuestro programa, pero debería estar haciéndose ya.
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