Voluntariado social
Apoyo a las personas que se encuentran al final de sus vidas
Gracias al programa de atención integral de la Fundación «la Caixa»
En el marco del Programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundación «la Caixa», Mercè acude semanalmente a una residencia del grupo Mutuam para compartir tiempo con dos de sus residentes, quienes apenas cuentan con familiares o personas cercanas que puedan acompañarlas: “Yo estoy contenta si ellas están contentas y si mi compañía les sirve de algo, y eso me aporta”, señala.
“Estoy allí como unas dos horas. Normalmente dedico cerca de una hora a una mujer mayor con la que apenas existe comunicación porque casi no oye, pero durante mi visita salimos a pasear y es la única vez a la semana que puede hacerlo, porque no va nadie a visitarla y necesita silla de ruedas para desplazarse”, explica Mercè, quien hace hincapié en que hasta que ella no empezó su voluntariado “la señora llevaba dos años sin salir de la residencia”.
Sobre la segunda mujer a la que acompaña, Mercè indica que “es una persona que está bastante bien de salud y puede salir a pasear sola, pero tampoco suele tener visitas”. “Ella llegó a vivir en la calle, de manera que siente la residencia como su casa, sin embargo necesita compañía”, comenta esta voluntaria, quien asegura que durante las horas que está con ella “hay mucha conversación”.
Esta última habla constantemente con los otros residentes y personal del centro acerca de Mercè y de las conversaciones y momentos que comparten, mientras que la primera, que tiene dificultades para comunicarse, muestra su alegría cada vez que la voluntaria acude a visitarla.
Gratificación mutua
“Veo que están muy felices cuando les hago compañía y que lo necesitan”, indica Mercè, quien con anterioridad a su labor en la residencia, en el marco del mismo programa de Final de la vida y soledad desplegado por el Grupo Mutuam como entidad que forma parte de la red comunitaria que promueve y construye el Programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundación “la Caixa”, hacía de voluntaria en un centro sociosanitario gestionado por la misma entidad.
Eso es precisamente lo que hace todos los lunes, Francesc, quien acompaña como voluntario a pacientes de paliativos en el hospital sociosanitario Mutuam Güell, y al respecto comenta que “ellos están esperando mi visita y cuando no puedo ir, me extrañan, me ponen falta”. Y es que la gran mayoría de los pacientes a los que acompaña durante unas tres horas y media semanales son “personas mayores que están ingresadas largos periodos de tiempo o se encuentran en el final de la vida y, en esta situación tan dura, se sienten muy solas porque apenas reciben visitas”.
“Durante el tiempo que comparto con ellos, les explico cosas, les leo, a veces salimos a pasear al jardín...pero, sobre todo, lo que hago es escucharles”, explica Francesc, quien pone de relieve que estos pacientes “lo que necesitan es comprensión y que les des la fuerza que necesitan para afrontar la situación”.
“Al final, se trata de hacerles compañía, que es lo que más echan en falta”, y por otro lado, a él, la experiencia le “llena mucho. Me llena conseguir sacarles una sonrisa, ver esa carita que refleja que están disfrutando el momento, un apretón de manos o que me hagan una caricia”, confiesa Francesc, quien sin embargo reconoce que, en ocasiones, este acompañamiento “te quita también mucha energía, porque no es fácil estar al lado de una persona que se encuentra en paliativos, en el final de la vida”.
Esta situación a la que se refiere Francesc hace especialmente evidente la necesidad de formar a estos voluntarios que desempeñan su trabajo con personas mayores para hacer frente y gestionar adecuadamente situaciones que no siempre son fáciles.
Formar para acompañar
Es por ello que entidades como Mutuam no solo son las encargadas de coordinar el voluntariado, sino que también realizan formaciones a los voluntarios en materias enfocadas sobre todo a cómo tratar a las personas a las que acompañan.
“Realizamos una primera formación al inicio del voluntariado y después ofrecemos una formación continuada sobre temas como la forma de comunicarse con una persona con demencia, el proceso del duelo o cómo morir con dignidad”, explica Cristina Páez, trabajadora social del Programa de final de vida y soledad de Mutuam, quien se refiere a la labor que realiza la entidad indicando que ésta “recibe la demanda de voluntarios y forma, acompaña y ubica a esos voluntarios tanto en las residencias, como en los hospitales sociosanitarios y el hospital de día del grupo”.
“Hemos de pensar que nuestros voluntarios acompañan a personas que se encuentran en un momento delicado y frágil, en un proceso de final de la vida en el que no quieren sentirse solos” y la labor de acompañamiento de las mismas, pese a que “es indispensable y muy importante para mejorar la calidad de vida y la situación emocional y relacional de estas personas”, requiere de cierta formación y, consciente de ello, Mercè, por ejemplo, acude mensualmente a charlas que ofrece Mutuam para dotarse de herramientas para asumir con garantías esta labor de acompañamiento.
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