Francine Gálvez

Francine Galvez: «No me quiero perder el futuro»

Francine Galvez / Periodista. También presentadora y comunicadora. Ha hecho todo tipo de formatos televisivos. Ahora presenta en La2 «Oficiorama», sobre las profesiones del futuro.

Francine Galvez
Francine Galvezlarazon

Periodista, presentadora y comunicadora. Ha hecho todo tipo de formatos televisivos. Ahora presenta en La2 «Oficiorama», sobre las profesiones del futuro.

Francine Gálvez fue la primera chica negra de nuestra televisión. Pionera en iluminarnos con su maravillosa piel oscura y su sonrisa deslumbrante, hace más de 25 años. Desde entonces, no sólo por su belleza distinta, se convirtió en una de las presentadoras, periodistas y comunicadoras más sexys del panorama nacional. Es guapa y lo sabe. Pero sobre todo es una mujer inteligente y vocacional que ama tanto la televisión como para sentirse casi mejor que en ningún otro sitio. «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida», decía Confucio. Pues así las cosas, Francine no da ni golpe.

Lleva en la pequeña pantalla, más de un cuarto de siglo y ni siquiera recuerda en cuántos programas de televisión ha participado. Antes, además, sólo los presentaba, pero ahora crea formatos, los dirige, los produce: «Muchos sí. En otros, como ‘‘Oficiorama’’ –un programa que se emite en la 2, a las 18:30 horas, sobre cómo serán las profesiones más interesantes y sorprendentes en 2050, que me ha dado muchas satisfacciones y me ha hecho pensar que no me quiero perder el futuro– sólo llevo la dirección de contenidos. En el último que presenté en Telemadrid ‘‘Mi gran boda en Las Vegas’’, que era un formato muy divertido en el que llevamos a esa ciudad de las bodas y el pecado a parejas que querían sellar su amor, también me encargué de la producción. Y me encantó».

- Enamorada de su trabajo

Lo dice con convicción y vehemencia. Como sólo sabe hablar Francine. Es una de esas mujeres que no se guarda nada en el forro de la chaqueta, lo pone todo sobre la mesa, incluso en la del debate, de «Amigas y conocidas» que comparte muchas mañanas en TVE. «Te diré que cada mañana que voy aprendo de la vida, de la actualidad y del mundo. Estoy muy agradecida de tener la oportunidad de sentarme con grandes mentes y personas maravillosas. No es peloteo. Admiro profundamente a mis compañeras y a mi jefe. Es un regalo del que muy pocos disfrutan en esta profesión».

Hablamos de la tele de hoy y de la de ayer, de todo lo que se hizo y lo que se hace y Francine da rienda suelta a los recuerdos y al optimismo. «Estoy pasando un momento de completo enamoramiento de mi profesión. Ha habido otros en los que no he disfrutado tanto. Es verdad que, como en todos los sectores, vivimos en una situación más precaria que antes. Con poco dinero hay que agudizar el ingenio y eso ha puesto en primera fila el reporterismo, que es mi género favorito; pero echo de menos el tiempo de reflexión que había antes y los programas que se cocían a fuego lento. Aquellos de los 80 que hicieron que quisiera formar parte de la familia de quienes contaban las cosas que pasaban».

Francine fue el lado exótico de los informativos de TVE, la mujer que abrió las puertas a apreciar otros mundos que entonces no parecían tan cercanos; pero no sólo en la pública, también en las privadas «donde incluso me he sentido mejor tratada que en la pública. El objetivo de cualquier televisión es conseguir que a la audiencia le guste tu programación. Y es lo que intentan todas. Las privadas han ganado la batalla porque son más ágiles y no tienen tanta burocracia. Y yo me he sentido mejor tratada en ellas, aunque mi casa siempre será TVE que es donde nací en la profesión». Una en la que caben muchos discursos, el neutro, el amable e incluso el beligerante.

- Programas innecesarios

En «Amigas y conocidas» saltan chispas, pero también hay acuerdos. En política, no: «Es obvio que los políticos están pensando más en sus intereses partidistas y personales que en nuestro país. Las posturas son muy distintas y sin diálogo posible, porque nadie quiere aceptar que tu interlocutor también tiene una parte de razón. Me da mucha pena, porque mientras tanto ¿quién se ocupa de los verdaderos problemas de los españoles?» Y mira que los hay. No es fácil pensar que todo volverá a ser como antes. «A mí me preocupa especialmente pensar que nunca más volverá a haber bienestar generalizado o si los jóvenes tendrán que emigrar para tener un buen futuro o si seguirá subiendo el número de millonarios a costa de que haya más pobres. Espero que seamos capaces de dejar a la próxima generación un mundo menos malo. De eso precisamente va ‘‘Oficiorama’’, de pensar en un futuro mejor».

Está claro que está entusiasmada con ese formato, pero no sé si eso significa que esto que está contando es lo que más le interesa que le cuenten a ella en TVE: «Yo soy una espectadora del mundo, abierta a cualquier cosa que pase. No me pierdo los programas de debate político, pero también sigo los “realities”. Mi canal favorito es La 2, pero zapeo por todos: desde Divinity o 13TV a Discovery Max. No podría vivir sin saber qué se cuenta del mundo».

Francine es gran defensora de la tele, ha hecho casi todo tipo de formatos y ahora mismo ya no se atreve a decir que no haría éste o aquél. Y eso que, como todos, hay algunos programas que no considera «imprescindibles». «Es cierto. Pero yo no soy nadie para obligar a la gente. Soy extremadamente liberal con lo que se puede o no ver. Los límites los pone la ley. A partir de ahí, que cada uno vea lo que quiera. La televisión es un reflejo de la sociedad que tenemos. Si no triunfan los programas culturales o los llamados ‘‘de calidad”, por algo será»

Personal e intransferible

Francine Gálvez nació en Camerún, en el año «secreto de Estado». Está «soltera porque quiero». Se siente orgullosa «de mi familia y de mis amigos». Se arrepiente «de no haber creado una familia propia». Perdona «siempre» pero «tengo buena memoria fotográfica». Le hacen reír «las bromas, las tonterías de Youtube, un chiste... Y llorar, «la rabia, la impotencia y la pena». A una isla desierta se llevaría «todo lo que me dejaran para convertirla en un “chill out”». Le gusta comer «cada vez más comida vegana, aunque nunca renunciaré al jamón de jabugo» y a beber «vino bueno». No tiene manías, «aunque habría que preguntarle a mi pareja». De los vicios «me estoy quitando». Duerme «como un tronco» y le cuesta recordar los sueños. De mayor le gustaría ser «escritora» y si volviera a nacer sería «científica y no pararía hasta inventar el teletransporte».