Opinión

El consuelo de comprar

No deja de darme pena el que tengamos que consolarnos comprando compulsivamente

Últimas compras antes de Navidad
Compras de NavidadChema MoyaAgencia EFE

En estos tiempos comprar se convierte en una condición para sentirse integrado socialmente. El que no compra en Navidad es porque está canino o no tiene a quien regalar. Triste situación ambas.

A mí personalmente me parece peor la segunda, aunque yo no suela regalar nada en fechas precisas. Me gusta más la improvisación, la sorpresa, la fiesta espontánea, el regalo inesperado.

Cuando veo ahora las calles llenas de personitas cargadas de bolsas siento cierta compasión. Sé que es un consuelo, lo sé, pero no deja de darme pena el que tengamos que consolarnos comprando compulsivamente.

Yo no llego a la adicción, pero tengo días en que necesito tirarme a las tiendas y comprarme algo, algo que me alivie la ansiedad, la tristeza o el vacío. Me funciona como una pastilla ansiolítica, cuyo efecto dura hasta que estreno lo adquirido. Ahí me doy cuenta de que todo sigue igual, que me he gastado un dinero en algo que no necesitaba y, ni siquiera, me gusta.

Hace unos años llegaba a pensar que un vestido, visto en una maniquí, sería la solución a mis males. Me lo probaba y me veía igual que la muñeca del escaparate y, sí, me decía, con este vestido todo cambiará. Ahora ya sé que no, pues me miro al espejo del probador y me veo muy diferente a la muñeca del escaparate.

Ahora he aprendido estrategias nuevas. Por ejemplo, cuando me puede la ansiedad, voy a almacenes módicos y me compro cositas baratas, calcetines, bragas, cepillos, una plantita… Paso un rato estupendo de alivio por poco desembolso.

Otro truco es el llenar la cesta de cosas y, antes de pagar, reconocer que no las necesito y volver a colocarlas en su sitio. Al gozo de un tiempo comprando se suma ahora el gozo de no malgastar; de haber pasado una tarde estimulante y gratis.

Comprar sin necesidad es solo aliviarnos de un vacío, de una pena, de una soledad. Es lo que nos da esta sociedad-mercado como pobre consuelo.