Investigación

La contaminación por el humo de los incendios forestales aumenta el riesgo de suicidio en zonas rurales

Un estudio de EE UU señala que un 10% de aumento de las partículas en suspensión en el aire provoca un incremento medio del 1,5% en las tasas mensuales de la conducta autolítica

Incendio forestal junto al monte La Atalaya de Cieza (Murcia)
Incendio forestal junto al monte La Atalaya de Cieza (Murcia)Europa Press

La contaminación atmosférica plantea riesgos bien establecidos para la salud física, pero un nuevo conjunto de investigaciones realizada por un equipo internacional afirma que también puede tener efectos adversos sobre la salud mental, según publica la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences".

Una nueva investigación que examina la relación entre la contaminación atmosférica a través de la exposición al humo de incendios forestales y el riesgo de suicidio, encontró pruebas a gran escala de que la contaminación atmosférica eleva desproporcionadamente el riesgo de suicidio entre las poblaciones rurales en Estados Unidos, informa Ep.

Según David Molitor, catedrático de Finanzas de la Escuela de Negocios Gies de Illinois y coautor del estudio, cada 10% de aumento de las partículas en suspensión en el aire en los condados rurales provoca un incremento medio del 1,5% en las tasas mensuales de suicidio.

"Hace tiempo que se sabe que la contaminación atmosférica es mala para la salud física, pero ahora hay pruebas que la relacionan con problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión y el suicidio -afirma-. Dado que se espera que los incendios forestales sean más frecuentes y graves en las próximas décadas debido a las condiciones climáticas más cálidas y secas y al desarrollo humano en zonas que antes eran salvajes, es imperativo que comprendamos plenamente el impacto de la contaminación por humo de incendios forestales".

Según recuerda, "la mayor parte de la población mundial está expuesta regularmente a niveles insalubres de contaminación atmosférica, y las nuevas pruebas sugieren que esta exposición no sólo es perjudicial para la salud física, sino también para la salud mental".

Utilizando datos sobre todas las muertes por suicidio, mediciones por satélite del humo de los incendios forestales y concentraciones de partículas finas en el ambiente en Estados Unidos entre 2007 y 2019, los investigadores compararon las fluctuaciones interanuales en la exposición mensual al humo a nivel de condado con los cambios en las tasas de suicidio, y luego analizaron los efectos a través de áreas locales y grupos demográficos.

El equipo de investigación, que integraba científicos de Estados Unidos, Australia y Alemania, descubrió que una peor calidad del aire conduce a tasas más altas de suicidio, aunque los datos muestran que ese efecto surgió sólo entre ciertos grupos demográficos en las zonas rurales, precisa Molitor.

Según revela el estudio, los efectos se concentraron en los grupos demográficos con un alto riesgo de suicidio de referencia y una elevada exposición al aire exterior: los varones rurales blancos en edad laboral y los adultos rurales sin estudios universitarios. En cambio, los investigadores no hallaron pruebas de que la contaminación por humo aumente el riesgo de suicidio en ningún grupo demográfico urbano.

"De hecho, no detectamos ninguna relación entre la calidad del aire y el suicidio en las zonas urbanas -apunta Molitor, también becario de la Facultad Hewitt y becario de análisis de datos RC Evans en Illinois-. Las tasas de suicidio fueron aproximadamente un 36% más altas en los condados rurales que en los urbanos durante nuestro periodo de muestreo. Todos los efectos parecen concentrarse en las poblaciones rurales".

Según Molitor, los resultados aportan información importante para identificar y proteger a los grupos vulnerables y cuantificar con precisión el coste total de la contaminación atmosférica y los incendios forestales.

"Como todos hemos podido comprobar durante el verano, la contaminación atmosférica representa una grave amenaza para la salud y el bienestar de las personas -comenta-. Reconocida desde hace tiempo por su impacto en la salud física, nuestros hallazgos sugieren también que la exposición a la contaminación atmosférica perjudica la salud mental, lo que, a su vez, conduce a una mayor pérdida de vidas por suicidio. En conjunto, es algo que los responsables políticos no pueden ignorar", advierte.

"Las tasas de suicidio han aumentado aproximadamente un 30% en las últimas dos décadas, lo que lo sitúa como la cuarta causa principal de años de vida potencial perdidos antes de los 65 años en 2020 -recuerda-. Es demasiado frecuente y muy desigual entre grupos demográficos. Es sistemáticamente más alto en los condados rurales que en los urbanos, y la brecha urbano-rural en las tasas de suicidio se ha ido ampliando".

"Comprender las repercusiones globales y dispares de la contaminación atmosférica en la salud mental es crucial para desarrollar estrategias eficaces que protejan a los grupos vulnerables y aumenten la capacidad de recuperación de la población frente a la pobreza", concluye.