Ayuda a adolescentes

Digitas: una plataforma para jóvenes con problemas de salud mental

Una herramienta digital busca alfabetizar a la sociedad en este tipo de trastornos, a la vez que ofrece recursos para los más jóvenes

Grabación de entrevistas para el podcast "Miedo a diario"
Los jóvenes tienen un papel decisivo en la creación de los contenidosLa Razón

La adolescencia, con los múltiples cambios físicos, emocionales y sociales que conlleva, se considera un periodo especialmente vulnerable para desarrollar problemas de salud mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que uno de cada siete adolescentes de 10 a 19 años (14%) presenta un trastorno mental, pero en la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan, y por ello suelen extenderse a la edad adulta. Estudios muestran que el 75% de las personas que sufren alguna patología de estas características en la edad adulta experimentaron su inicio antes de los 25 años, y el 50% durante la adolescencia. En España se estima que casi medio millón de adolescentes sufren problemas emocionales, lo que representa casi el 50% de todos los trastornos mentales, cifra que está aumentado tras la pandemia de Covid-19.

En este contexto surge Digitas, una plataforma digital que tiene como objetivo la alfabetización de la sociedad en salud mental, y que a su vez es una herramienta de difusión de recursos para abordar problemas que afectan a los adolescentes, y que se centra sobre todo en la ansiedad social.

Esta herramienta de divulgación científica está al cargo de cuatro expertos del Departamento de Psicología de la Universidad de Jaén (UJA): Lourdes Espinosa, Luis Joaquín García, José Antonio Muela y Juan Pablo Molina. La iniciativa está financiada por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y los fondos europeos Next Generation. En su portal web (digitasweb.com) se pone al alcance de adolescentes, padres, madres y profesionales de la educación y la salud, información y diferentes recursos para responder preguntas y fomentar conductas positivas, como el podcast «Miedo a diario», vídeos, documentales, entrevistas a profesionales, guías, opiniones de jóvenes o noticias, entre otros.

Pese al aumento de las cifras que se está registrando en los últimos años en lo que respecta a las patologías de salud mental en adolescentes, que es especialmente grave en el caso del suicidio (ya es la primera causa de muerte no natural en España en este colectivo), «los problemas y trastornos emocionales en menores son muy poco detectados, infradiagnosticados y, por tanto, no tratados», señala a LA RAZÓN la investigadora de la UJA Lourdes Espinosa. «Todo ello supone una preocupación y un reto para familias, educadores y profesionales de la salud», subraya.

Espinosa indica que el que muchos de los problemas y trastornos que presentan los adolescentes y jóvenes «no se detecten y por tanto no se atiendan ni se traten es, en buena parte, debido a la escasez de información que hay al respecto y a la tendencia a normalizar y minimizar la manifestación de dificultades en esta época de la vida». Así, la adolescencia «lleva asociada cambios y manifestaciones que se consideran propios de la edad y que simplemente con el paso del tiempo irán disminuyendo o desapareciendo». En ocasiones, esto puede suceder así, sobre todo si el entorno del o la joven facilita «esa adaptación y buen afrontamiento».

Sin embargo, en otras ocasiones esto no sucede, asevera Lourdes Espinosa, y el menor «experimenta malestar, incertidumbre, desasosiego, que no entiende, que hace el esfuerzo de sobrellevar y afrontar, pero que no lo consigue, lo que conlleva una afectación importante en su vida, en su bienestar, en su rendimiento académico y en sus relaciones con los demás, incluida su familia».

En estas ocasiones la propia familia tampoco sabe cómo manejar la situación. Esta experta recomienda, en primer lugar, «no minimizar la presencia del trastorno o de dificultades en sus hijos e hijas», y «darle importancia que requiere». Esto implica «hablar de ello en casa y mostrar la disponibilidad para poder ayudarles», pero Espinosa destaca que «la familia no ha de actuar como un profesional, sino ser un contexto de apoyo». La ayuda profesional corresponde a los expertos, aunque la familia es la que decide si llevar a su hijo a recibir esa ayuda y para ello, «antes han de identificar y validar lo que les pasa a sus hijos».

Otro de los puntales básicos para abordar este problema son los docentes, ya que los adolescentes pasan muchas horas al cabo del día en su centro educativo. «La sensibilización y formación de los docentes en cuestiones de salud mental constituye un elemento no solo para la prevención, sino también para favorecer la identificación temprana de dificultades y problemas y poder actuar lo antes posible», recalca esta experta.

Finalmente, se necesita «más financiación a nivel de investigación y muchos más recursos» por parte de las instituciones, así como «aumentar la ratio de psicólogos en los centros educativos».

Juan Pablo Molina, Lourdes Espinosa, José Antonio Muela y Álvaro Muela (de izq. a dcha.)
Juan Pablo Molina, Lourdes Espinosa, José Antonio Muela y Álvaro Muela (de izq. a dcha.)La Razón

Participación de los jóvenes

Como no podía ser de otra manera, los jóvenes tienen un papel muy importante en Digitas, ya que los productos se elaboran pensando en ellos como usuarios finales, por lo que se atiende no solo al contenido de los mensajes, sino a la forma de transmitirlos.

Por ejemplo, en la tercera temporada del podcast «Miedo a diario» son los propios jóvenes quienes se ponen delante del micrófono, y a través de la tertulia y el diálogo que van manteniendo, se va descubriendo lo que piensan, sienten y hacen en relación a temas como el consumo de alcohol y drogas, el sexo, las redes sociales, o cómo es la relación con sus padres. Además, Digitas está presente en las diferentes redes sociales, entre ellas Tik Tok, una de las que más emplean.

La ansiedad social

El trastorno de Ansiedad Social (TAS) es un miedo o ansiedad intensa en una o más situaciones sociales en las que la persona está expuesta al posible examen por parte de otras personas, como mantener una conversación, ser observado en una actividad diaria (por ejemplo, comer) o al actuar delante de otras personas (en una exposición...). Ese miedo o ansiedad experimentada es desproporcionada respecto a la amenaza real planteada por la situación social y al contexto sociocultural. Además, el miedo, la ansiedad o la evitación son persistentes (duran seis meses o más) y causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes en la vida de esa persona.

Ante ello, son típicas las conductas de escape o evitación de las situaciones temidas, por lo que en los jóvenes puede causar bajo rendimiento escolar (ya que se evita participar en clase o preguntar), problemas en las relaciones sociales y afectar al propio concepto de ellos mismas respecto a los demás, generando una autoestima baja.