Accidente del Alvia
Accidente del Alvia: "Le dije a un compañero que el tren iba a descarrilar"
Comienzan las declaraciones de las primeras víctimas del accidente
«Esto descarrila», llegó a pensar uno de los pasajeros supervivientes del accidente de Angrois, como declaró ayer por la mañana en el juicio del Alvia. Se trata de Cristóbal González, que además es portavoz de la asociación Apafas de perjudicados por el accidente, y primer testimonio presencial de la fase civil.
Militar retirado, viajaba en el tren únicamente con su bicicleta tras completar algunas etapas del Camino de Santiago. Decidió coger el Alvia en Sanabria (Zamora) para asistir a las fiestas del Apóstol. «Recuerdo todo perfectamente. En ningún momento estuve inconsciente, por suerte o por desgracia», señaló el testigo durante su declaración. Según su testimonio, el tren marchaba a gran velocidad, algo que él mismo percibió cuando salió del último túnel antes de llegar a la curva. «Le dije a un compañero que el tren iba a descarrilar. Me contestó que era imposible, que era Renfe», aseguró González.
Los primeros instantes del accidente los describe con detalle. Cuenta que el asiento de delante «le presionó», de manera que se quedó atascado en el sitio. Sin embargo, recibió golpes «como verdaderos proyectiles» de diferentes objetos. «Todo se convierte en un verdadero infierno», relató González, que también recuerda los «gritos de auxilio» de los supervivientes. «Pediría que no se demore más, que se cierre pronto esto, porque se sufre mucho, día a día. No hay un día en que no te acuerdes del accidente. El mismo terremoto de Turquía te hace volver a recordarlo», se lamentó.
Las vidas «truncadas» por el accidente del tren Alvia, ocurrido hace casi 10 años en el barrio compostelano de Angrois, comenzaron ayer a desfilar por la sala en la que se celebra el juicio que trata de determinar, además de las responsabilidades penales por los 80 muertos y los 140 heridos.
Una «pesadilla», como si hubiera caído «una bomba atómica» y algo similar a «un terremoto» fueron expresiones con las que las víctimas y sus familiares han tratado de describir el escenario de la tragedia, a pocos kilómetros de la capital gallega, a pocas horas de que se festejase el Día de Galicia.
La reclamación total por daños y perjuicios en materia de responsabilidad civil asciende a casi 57,69 millones y las entidades contra las que se dirige son QBE (aseguradora de Renfe) y Allianz (de Adif).
Las primeras víctimas en comparecer fueron una octogenaria y su hija. Después fue el turno de una mujer cuya madre falleció después del descarrilamiento, que recordó cómo se había quedado con «la obsesión» de que se le caían cosas encima puesto que lo que había vivido fue «muy traumático. Yo salí proyectada (...) Mi cuerpo cayó como un peso muerto y en ese momento... Yo le llamo el silencio de la muerte. Ahí es donde se van los muertos y se quedan los vivos. Rápidamente fui consciente de que estaba viva», relató la siguiente víctima.
Más adelante, esta testigo lamentó que el siniestro ferroviario le «robó años de vida. Soy una persona joven que no puedo hacer mi vida como la había hecho antes», subrayó.
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