
Medio Ambiente
Los efectos de los incendios en el suelo pueden durar 50 años
Es la principal conclusión de un estudio internacional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

La magnitud del fuego, el tipo de vegetación y las condiciones climáticas condicionan la respuesta de los suelos ante los incendios forestales, que provocan alteraciones profundas y duraderas en las biogeoquímica terrestre con efectos que pueden llegar a perdurar más de 50 años.
Esa es la principal conclusión de un estudio realizado por un equipo internacional coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la revista "Nature". El trabajo se basa en el análisis de más de 5.000 observaciones publicadas en más de 70 años, informa Servimedia.
"En un escenario de cambio global, en el que los incendios forestales serán cada vez más recurrentes y de mayor extensión, comprender los efectos del fuego en la biogeoquímica de los suelos es esencial para desarrollar estrategias más eficaces de gestión forestal", explica Guiyao Zhou, autor principal del estudio e investigador del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (Irnas-CSIC).
Zhou añade: "Nuestro trabajo es lo más parecido hasta la fecha a un muestreo de campo estandarizado y de alcance mundial sobre este tema".
Los investigadores analizaron más de 5.000 observaciones recogidas en 471 estudios publicados entre 1950 y 2023, en lo que constituye la mayor revisión científica sobre este tema hasta la fecha.
Además, el equipo incorporó a su trabajo variables como el clima, las propiedades del suelo, la productividad vegetal, la ubicación geográfica y el tipo de vegetación.
Impacto desigual
Los investigadores también utilizaron algoritmos de "machine learning" para, a partir de los datos disponibles, crear mapas globales que visualizan los distintos patrones de respuesta biogeoquímica ante el fuego.
"El impacto del fuego reduce los elementos asociados a la vida, como el carbono, mientras que aumenta otros cuya disponibilidad está ligada a la roca madre, como el fósforo", detalla Manuel Delgado, autor sénior del trabajo e investigador también en el Irnas-CSIC, quien añade: "Esta pérdida de carbono impacta, por ejemplo, en la capacidad de los suelos para ayudarnos a mitigar el cambio climático, especialmente después de fuegos naturales de gran intensidad".
Sin embargo, el análisis también revela que el impacto del fuego no es igual en todos los ecosistemas: los efectos negativos son mayores en climas fríos y bosques de coníferas y micorrizas ectotróficas, como los del norte de Europa y el noreste de China (o los de zonas españolas de alta montaña, como Sierra Nevada y el Sistema Ibérico).
Mientras, los suelos de los bosques de angiospermas y micorrizas arbóreas, propios de zonas más cálidas, parecen resistir mejor a los incendios.
A la vista de estos hallazgos, los autores recomiendan "el establecimiento de bosques más variados en regiones frías, que incluyan árboles angioespermos con micorrizas arbusculares" y abogan por "el uso de quemas prescritas como alternativa viable a la supresión activa del fuego en regiones de alto riesgo", ya que los datos muestran que los incendios incontrolados y frecuentes provocan mayores desequilibrios biogeoquímicos que las quemas controladas.
Los investigadores también llaman a priorizar los estudios en los trópicos y el hemisferio sur, zonas para las que actualmente hay pocas observaciones, así como a incorporar la biogeoquímica de los suelos en los modelos climáticos.
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