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Alerta

Una empresa de ciberseguridad pide dejar de usar Chrome: “Hay prácticas más sensibles”

Google Chrome y Safari son los navegadores más populares a nivel mundial, representando el 90% de la cuota de mercado

Google Chrome es utilizado por el 90% de usuarios Ilustración

Google Chrome es el navegador más utilizado por los usuarios, tanto en ordenadores y tabletas como en móviles, especialmente Android. Su comodidad lo convierte en ideal para el usuario, que puede acceder a los contenidos de manera sencilla y sin demasiados problemas. También tiene como predeterminado el buscador de Google, que suele ser el preferido por la mayoría de usuarios en internet. Poca gente no lo usa y menos no lo conoce, pero no es un navegador perfecto.

Aunque a priori es el más visual, hay un gran motivo por el que no usarlo. Un informe reciente de la firma Surfshark, empresa especializada en seguridad, desvela que Chrome tiene un gran punto en contra por el que se recomienda usar otros navegadores. Comienzan hablando de la importancia de los navegadores: "¿Cuáles son las tres aplicaciones imprescindibles? Seguro que tu navegador está entre ellas". Chrome y Safari son los navegadores más populares a nivel mundial, representando el 90% de la cuota de mercado de navegadores móviles, y pese a ello no lo recomiendan.

¿Por qué no se recomienda usar Chrome?

El informe sitúa a Google Chrome como el navegador que más información personal absorbe de sus usuarios, incluyendo categorías que van desde historial de navegación hasta datos de pago y la libreta de direcciones. La compañía, conocida por sus servicios de VPN y protección digital, analizó las aplicaciones de acceso a la web más empleadas en EE. UU, seleccionadas con AppMagic, y añadió Safari, el navegador predeterminado en iPhone, para trazar un mapa comparativo sobre qué y cuánto se recoge en móviles.

Así se descubrió que Chrome es menos privada

Los investigadores cotejaron diez productos y verificaron si la captura de registros respondía a objetivos publicitarios de terceros. El resultado principal subraya una correlación clara: los navegadores más populares suelen exigir más información. Chrome lidera con registro de veinte tipos distintos de información, abarcando identificadores, localización, registros de búsqueda, datos financieros, parámetros de uso y remisiones de diagnóstico. Es, además, el único que accede a la agenda telefónica y a contactos vinculados a redes sociales; el resto captura, de media, apenas seis categorías. Bing figura como el segundo consumidor más intenso, con una docena de tipos.

El balance muestra que casi un tercio de las apps estudiadas —entre ellas Brave, Opera, DuckDuckGo, Edge y Mozilla Firefox— recopilan datos con fines publicitarios ajenos, ya sea mediante la inserción de anuncios dentro de la propia aplicación o compartiendo información con intermediarios que comercializan dichos perfiles. Navegadores que se publicitan como orientados a la privacidad tienden a limitar la recolección: Brave registra esencialmente identificadores y métricas de uso, mientras que Tor no almacena datos del usuario, dado que su diseño prioriza el anonimato y el bloqueo del rastreo.

La geolocalización según el navegador

La ubicación también se estudia en la investigación: el 40% de las aplicaciones obtiene ubicación aproximada; entre las que lo hacen están Safari, Chrome y Opera, mientras que Bing recoge coordenadas exactas. Además, se detecta que Bing, Opera y Pi Browser emplean información con propósito publicitario de terceros. La importancia de estos hallazgos se amplifica porque, como se menciona anteriormente, Chrome y Safari concentran alrededor del 90% del mercado móvil, lo que convierte a sus prácticas en determinantes para la privacidad global, sobre todo en países como Reino Unido, Alemania, Francia y Corea del Sur, entre otros.

Estas son otras posibles alternativas

Los autores proponen opciones menos intrusivas, citando a DuckDuckGo o Firefox como alternativas que evitan lo que denominan "prácticas más sensibles". Estos navegadores mantienen un equilibrio entre funcionalidad y protección, al limitar la recolección a elementos básicos como nombre, correo electrónico, identificadores de sesión y diagnósticos, sin renunciar a prestaciones de navegación robustas. El estudio plantea una invitación a reflexionar sobre el coste real de la comodidad: elegir el explorador dominante puede implicar ceder más información de la necesaria.