Discriminación

Nueva York aprueba un proyecto de ley para proteger laboralmente a obesos

La nueva norma impide a las empresas despedir a un trabajador por su peso o altura en la gran manzana mientras la activista gorda Victoria Abraham celebra que "empezamos a ganar empatía"

El alcalde de Nueva York, Eric Adams
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, del partido demócrata junto a varios agentes del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD).John MinchilloAgencia AP

Victoria Abraham es una joven de 22 años que terminó sus estudios en la universidad el año pasado. Trabaja como creadora de contenido online y tiene 124.000 seguidores en Instagram, donde ella misma se autoproclama "activista gorda" (@fatfabfeminist). Aunque lo dice con orgullo, es consciente de que su peso es su máxima limitación. Reconoce que a veces le invade la preocupación por el futuro laboral, aunque a partir de ahora un poco menos. Nueva York acaba de aprobar un proyecto de ley que impedirá a las empresas despedir a un trabajador por su peso o altura."Esta ley es solo el primer paso hacia la protección de cada una de las personas gordas de este país", publicaba Victoria en sus redes sociales al conocerse la noticia este jueves. La capital del mundo se suma así a las 6 ciudades y un estado que tienen leyes en este país para proteger la discriminación laboral por peso y altura: Binghamton (New York), Madison (Wisconsin), Urbana (Illinois), San Francisco y Santa Cruz (California) Washington DC y el estado de Michigan.

LA RAZÓN se había citado con ella días antes de la votación y la joven estaba convencida de que el proyecto de ley saldría adelante. Así ha sido. Mientras paseamos por la Gran Manzana con Victoria se acerca a ella una joven que la reconoce. "¿Puedo abrazarte?", le pregunta. "¡Claro!", contesta ella asombrada de que sepa quién es. "Por supuesto que lo sé, te sigo en Instagram y eres muy inspiradora. Hace falta más gente como tú en el mundo". Victoria se emociona. Su esfuerzo y lucha está más que compensado. Y lo entendemos enseguida cuando bajamos con ella a coger el metro. Pasar por los estrechos torniquetes de frente, como entramos todos, es imposible. Sencillamente no cabe. La joven tiene que girarse. "Es frustrante. No me importa girarme, pero es el hecho de que la gente gorda tenga que ser consciente de que nuestros cuerpos no están hechos para existir en el transporte público, ya sea para ir al trabajo o algún sitio cada día". El metro es el principal medio de transporte en una ciudad donde el tráfico es caótico y en hora punta puede ser hazaña imposible atravesar la ciudad si no es con el transporte bajo tierra.

Este es solo uno de los muchos obstáculos que encuentran las personas obesas, "yo sé que cuando llego a un trabajo ven a una persona gorda, pero soy más que eso. Soy inteligente, aprendo rápido, me licencié con honores. ¡Puedo hacer cualquier cosa que me proponga!", dice segura de ella misma. Una confianza que no siempre la ha acompañado. "Con 12 años traté de adelgazar, seguí estrictas dietas porque eso es lo que me decía constantemente la sociedad. Perdí mucho peso porque prácticamente no comía, pero luego enseguida volvía a engordar. Hasta que un día aprendí que este era mi cuerpo y tenía que aceptarlo". Por eso ahora lucha por los derechos de otras personas obesas, sobre todo jóvenes como ella que "todavía no han conseguido quererse a sí mismos tal y cómo son".

La nueva medida legal es, como remarca Victoria, un gran paso porque "empezamos a ganar empatía por la gente gorda". Y por la gente más alta o baja que el resto. Ellos también entran en esta ley. Nadie en Nueva York podrá ser discriminado por su altura. En algunos oficios como en el de policía o bombero, se exige una preparación física o poder superar una barrera de 2 metros. Según una encuesta realizada por ResumeBuilder, 6 de cada 10 estadounidenses han sido discriminados en su trabajo por sobrepeso en un país donde viven casi 332 millones de personas, de los cuales el 77% son adultos, y de ellos más del 41% obesos. El 12% de los encuestados reconoció que en algún momento había sido discriminado por su altura.

La nueva ley fue impulsada por Shaun Abreu, un concejal de la ciudad de Nueva York que tras engordar varios kilos sintió como su entorno le trataba de manera diferente. "Alguien a quien consideraba un amigo se me acercó, me tocó el estómago y me dijo: 'estamos creciendo amigo'. Esto habla de la cultura tóxica que existe en este país cuando se trata de personas que están por encima del peso medio de los demás", ha afirmado Abreu. En la audiencia que se celebró el febrero pasado, y en la que también participó Victoria, los expertos apuntaron que la discriminación por peso o altura no siempre es verbal, y que suele ocurrir en el momento de la contratación. Esta discriminación es mucho peor en puestos "de cara al cliente, como las ventas o cualquier actividad que tenga que ver con el público", ha señalado ante los medios Jennifer Shinall, profesora de Derecho de la Universidad de Vanderbilt. Según un estudio de este mismo centro universitario, las mujeres consideradas obesas ganan $5.25 dólares menos que las que tienen un peso dentro de la media.

El apoyo de la nueva ley por parte del ayuntamiento de la ciudad ha sido considerable: 34 copatrocinadoras de los 51 miembros, incluido el alcalde de la ciudad, el demócrata Eric Adams, un reconocido vegano fiel defensor de la dieta sana y el deporte. De hecho, una de sus primeras decisiones fue imponer comida vegana en los colegios públicos una vez a la semana, en una campaña por mejorar la dieta de los más pequeños, "vamos a aseguráramos que permitirnos a nuestros niños tener comida sana", anunciaba cuando lanzó su estrategia de salud. Adams, un antiguo agente del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD por sus siglas en inglés) siempre ha reconocido haber sido un amante de la comida basura y los donuts. "Que los policías amamos los donuts no es una leyenda urbana, es un hecho", explicaba el alcalde neoyorquino en un documental. En 2016 le diagnosticaron una diabetes tipo 2 y empezó a perder la visión, fue entonces cuando decidió centrarse en su alimentación y perdió 15 kilos con una dieta a base de plantas. Relató su logro en un libro que publicó en 2020. De ahí su cruzada, nada fácil, de acabar con la comida basura en las escuelas y luchar contra la obesidad.