Ley Trans
José Cabrera: «Detrás de esta Ley hay un interés por generar caos en los menores»
Asegura que, en sus 42 años de carrera solo ha visto «dos casos auténticos de necesidad de cambio de género»
Con la aprobación de la «Ley Trans», el Ministerio de Igualdad se ha puesto en contra a gran parte de los profesionales de salud mental de este país. Aunque las multas y sanciones que han anunciado se impondrán a los que no cumplan lo que estipula la nueva regulación ya no les asustan. El psiquiatra y médico forense José Cabrera y Forneiro habla sin tapujos de lo que considera un «invento fantasioso» tras el que se intentan ocultar «los verdaderos problemas que a la sociedad le tienen que importar».
A su juicio, qué aporta esta nueva Ley a las personas «trans» que no estuvieran anteriormente regulado?
Esta Ley no solo no aporta nada nuevo, ni da nuevos derechos ni protege a nadie, ya que hace décadas que una persona con necesidades transexuales puede someterse voluntariamente a todo tipo de tratamientos biológicos o no para conseguir sus fines, sin necesidad de legislación como la presente, siendo mayores de edad. Por lo tanto, lo único que esta Ley ofrece, aparte de confusión, es la capacidad jurídica a menores que no tienen la necesaria capacidad psicobiológica para entrar en un bucle catastrófico e irreversible.
Su mayor preocupación sobre esta ley se centra en los efectos sobre los menores ¿por qué?
Porque se desprotege y se priva a niños y adolescentes –que aún no tienen los elementos de madurez suficiente para tomar decisiones de calado y que tampoco han llegado a la plenitud de su desarrollo psicosexual– de la asesoría necesaria de expertos en medicina, psiquiatría, psicología y otras especialidades para que tengan los datos mínimos para comprender el alcance de una decisión como la de cambiar de género.
En el ejercicio de su profesión habrá tratado con adolescentes y jóvenes con situaciones y problemas diversos ¿Cuánto porcentaje diría que representan los relacionados con el género?
En 42 años de ejercicio profesional como médico forense, psiquiatra clínico y psiquiatra forense, solo he tenido que informar de dos casos de necesidad de toma de medidas para conseguir que una persona pueda armonizar su sentimiento con un género distinto al que por naturaleza tiene. Para nada son multitud los casos que existen, y se quiere hacer creer precisamente esto para justificar esta Ley sin sentido.
¿Qué implicaciones tiene desde el punto de vista de la ética profesional?
Choca frontalmente con los códigos deontológicos de los colegios profesionales de los especialistas implicados (médicos, psiquiatras, psicólogos) y sometería a estos facultativos a disyuntivas insuperables e irreversibles.
¿Por qué cree que ha habido tanto interés por apartar a los profesionales de salud mental?
La presencia de profesionales especializados en la toma de decisión por parte de las personas que presuntamente creen querer o necesitar otro género, daría un toque de realidad a la ficción que mantiene el Ministerio correspondiente y dejaría al descubierto el «invento fantasioso» que supone esta esperpéntica Ley.
¿Cómo se podrá discernir ahora entre los casos en los que lo que refiere un menor son problemas de identidad pasajeros y aquellos en los que el cambio de género es una necesidad?
El discernimiento objetivo y estricto de los casos auténticos de necesidad de cambio de género de aquellos sentimientos que son fugaces, pasajeros, dubitativos u obedecen a conflictos temporales pasa inexcusablemente por un estudio multiprofesional de facultativos especializados que con experiencia pueden aconsejar a la persona lo que en realidad sucede en su interior.
¿Cree que el Gobierno confunde la despatologización de lo «trans» con el diagnóstico diferencial que exige cualquier intervención clínica?
El Gobierno confunde todo porque no saben nada, y en un afán desmedido por proyectar frustraciones, complejos e ignorancia, están legislando a la propia naturaleza sin pararse a pensar en las consecuencias nefastas de sus actos. Un día deberán responder por estas acciones temerarias y sus dramáticas consecuencias.
Usted ha señalado anteriormente que el Ministerio de Igualdad quiere «vender» que hay un colectivo «trans» representativo, que esta Ley es una necesidad de nuestra sociedad, cuando la realidad es que el porcentaje de personas transgénero que quieren llevar su proceso de conversión hasta el final es muy pequeño. ¿Qué cree que hay detrás?
Detrás de esta Ley solo hay una búsqueda de implantar un relativismo moral a ultranza, generar un caos en personas menores que viven en la incertidumbre y buscar, de forma deliberada, la creación de plataformas marginales que, ansiosas de subvenciones estatales, den rienda suelta a fantasías y ensoñaciones impropias de estos tiempos, ocultando tras esta cortina los verdaderos problemas que a la sociedad le deben importar. En otras palabras: la búsqueda del caos.
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