Olot

Los antivacunas vuelven a la carga a pesar de la muerte del niño de Olot

Discuten en un nuevo informe la eficacia de la vacuna de la difteria.

Los antivacunas vuelven a la carga a pesar de la muerte del niño de Olot
Los antivacunas vuelven a la carga a pesar de la muerte del niño de Olotlarazon

Discuten en un nuevo informe la eficacia de la vacuna de la difteria.

Erre que erre. Los antivacunas siguen sin aceptar los beneficios de las vacunas y haciendo oídos sordos a entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Española de Pediatría o Unicef, pese a que hace un mes falleció un niño de ocho años en Olot por difteria tras no ser vacunado. Y a pesar de que los padres del pequeño reconocieran sentirse engañados por los grupos antivacunas.

Y siguen erre que erre, porque la Liga por la Libertad de Vacunación acaba de hacer público un informe sobre la difteria en España entre 1901 y 2015 en el que vuelven a afirmar que la introducción de la profilaxis contra la bacteria no fue determinante para parar el avance de esta enfermedad. «La eficacia de la vacuna de la difteria no es una evidencia, sino que antes bien, es fuertemente dicutible», recoge. En concreto, sostienen que el descenso del 98% de la mortalidad en la primera mitad del siglo XX se produjo sin la intervención de la vacuna, que, añade, tampoco sería decisiva posteriormente.

Por otra parte, el informe apunta que la OMS tiene registrados cinco casos de difteria en los años 90, aunque desde el Ministerio de Sanidad se informó que no había casos desde los años 80. Más allá de que pueda ser un error o no, la interpretación de los antivacunas es que «podría pensarse que la razón de la falta de publicación es que se trataba de personas vacunadas». Es decir, acusan al Gobierno de tapar casos de difteria en personas que sí habían recibido la profilaxis.

Otro de los argumentos que suelen esgrimir los colectivos que rechazan las vacunas es que éstas tienen gran cantidad de productos tóxicos que pueden ser letales para el ser humano. De hecho, dicen que «tanto la monovacuna de la difteria como la combinada o la conjugada pueden provocar efectos adversos graves». Postura que se pone de manifiesto en el informe de forma concreta: «Las cantidades de tiomersal –compuesto que contiene pequeñas cantidades de aluminio utilizado para la conservación– y sales de alumnio presentes en las vacunas de la difteria superan los niveles tolerables por el organismo». Una afirmación que echa por tierra la OMS: «No hay pruebas de que la cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas suponga un riesgo para la salud».

Con todo, la Liga por la Vacunación Libre estima que entre 1987 y 2015 han muerto 25 personas por la vacuna de la difteria, mientras que 5.600 se han visto afectadas con encefalitis posvacunal, reacciones alérgicas o alteraciones renales, sanguíneas, cardiovasculares... «Son cifras que superan a las muertes y a las personas afectadas por la difteria natural en dicho periodo», apunta el informe. Expuestos sus argumentos, señalan que rechazar las vacunas, «a la luz del conocimiento actual, evaluando riesgos y beneficios», es una «decisión legalmente posible y médicamente aconsejable». Aunque la segunda afirmación sea rechazada por casi la totalidad de la comunidad científica y médica, lo cierto es que la primera es un hoy hecho: no es obligatoria la vacunación.

Sobre esta cuestión se pronunció ayer el secretario general de Sanidad, Rubén Moreno, que calificó a los antivacunas de «absolutamente irresponsables» y añadió que sus acciones y campañas «probablemente serían perseguibles judicialmente».