Antidrogas

"Narcosubmarinos", reses vivas... así es capaz la Policía Nacional de detectar la droga que llega a España

La lucha sin cuartel de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía demuestra hasta qué punto los narcos modifican sus métodos criminales

Confiscación de un alijo
Confiscación de un alijoPolicía

La última, más bien habría que hablar de la penúltima ocurrencia de los narcos que tratan de tratan de introducir la cocaína en Europa desde Sudamérica, es esconderla entre reses vivas, lo que dificulta su detección. La Brigada Central de Estupefacientes (BCE) de la Policía Nacional ha realizado ya con éxito operaciones contra esta modalidad, pero los métodos de los delincuentes son tan variados como su imaginación dedicada al crimen.

Se trata de unos agentes a los que la sociedad no valora de forma suficiente. Se interioriza, de forma absurda, que el trabajo policial vale de poco, cuando la droga, es cierto, está en nuestra sociedad; y en el caso de la cocaína, por el tipo de personas que la consumen, de una capacidad económica notoria, se ha convertido en una especie de botón de muestra de un status social tan falsario como peligroso. El que no lo crea, puede hacer una visita a algún internista o cardiólogo de confianza para que le hablen de personas que, por su edad, deberían estar en la flor de la vida y están ya condenados a una existencia más que penosa.

Por ello, cuando se habla de la lucha policial contra el narcotráfico debería formularse por principio el axioma de cuántas vidas salvan a diario los agentes, muchas veces con riesgo de las suyas. En contra de lo que algunos puedan pensar, en este asunto el mal no está venciendo al bien, sino al revés y con mucho esfuerzo.

En la BCE se trabajan las 24 horas los 365 días del año y, lógicamente, se alcanzan resultados. Uno de los objetivos es la detección de los llamados narcosubmarinos, a raíz del encontrado por la Policía en 2019 en Galicia, ya que «constituyen, al menos en teoría, el sistema más sofisticado utilizado por los narcos para traer la droga a España desde Sudamérica» Existen otros, como el conocido gancho ciego o la modalidad de «drop off», el uso de elementos adosados al casco de la embarcación bajo la línea de flotación.

Por tanto, subraya un experto, los semisumergibles no dejan de ser otra alternativa para lograr el éxito en el transporte por parte de las organizaciones, siendo su peculiaridad la difícil detección y la menor incidencia que tienen frente al resto de modalidades. De hecho, «hace ahora un año, por parte de los agentes, fueron detectados drones semisumergibibles capaces de atravesar el Estrecho con 200 kilos de cocaína o hachís en sus bodegas. Sin tripulaciones. Sin riesgo de detenciones. Sin peligro de delaciones. Y sin tener que desembolsar miles de euros para pagar a los pilotos de la narcolanchas». Asimismo, se ha detectado y detenido a individuos especializados en la preparación de dobles fondos, conocidos como «caletas», en vehículos, camiones, embarcaciones, «y, lo más interesante, la fabricación de “narcoaeronaves” y drones que después eran utilizados por otras organizaciones, para el transporte de sustancia estupefaciente. Se trata de artefactos con autonomía suficiente para la navegación en aguas del Estrecho y la ocultación de una importante cantidad de droga, con un control remoto que garantizaría la impunidad de sus responsables en caso de una acción policial. Hablamos de drones aéreos y subacuáticos, de grandes dimensiones que se ofertarían a los delincuentes de la zona por un elevado precio».

Subraya que «la experiencia policial marca que alrededor del 70% de la cocaína incautada en España se realiza en contenedores marítimos, sin olvidarse que los puertos de Algeciras y Valencia se encuentran en el TOP 5 con mayor tránsito marítimo europeo». Solo hay que recordar la última aprehensión realizada por Policía Nacional en el Levante, con más de cuatro toneladas de cocaína que habían entrado por el puerto de Málaga.

No hay que perder de vista la alta incidencia que tienen los aeropuertos en el tráfico de drogas, sobre todo, a través de «mulas» o personas que llevan la droga en su cuerpo o en el equipaje; el transporte mediante embarcaciones recreativas y pesqueros es otra de las modalidades concretas que las organizaciones más utilizan, se ha configurado dentro de Policía Nacional un grupo concreto experto en la materia. Se han desarrollado operaciones tan variopintas como la denominada «Torta ahogada» por la que se acaba de condenar a los responsables a penas de 12 y 10 años de prisión por haber intentado introducir cerca de 800 kilogramos de cocaína, impregnada en el cartón de las cajas de fruta, en concreto de piñas.

La Policía Nacional ha venido controlando los últimos tiempos el uso de embarcaciones tipo «livestock», que transportan ganado vivo entre terceros países, utilizando España como punto de entrega de la cocaína.

Se han incautado, en la operación «Elba-Rita», 4.600 kilogramos de droga. En el barco «Orion», interceptado cerca de Canarias, la sustancia estaba oculta entre más de 1.600 reses o cabezas de ganado vivo.

Las deplorables condiciones de los animales, las grandes dimensiones de la embarcación y la problemática legal para registrar este tipo de buques (al transportar ganado vivo entre terceros países ajenos a la UE y no cumplir los requisitos sanitarios, no se pueden desembarcar las cabezas de ganado) confieren a las organizaciones la impunidad suficiente para realizar envíos de dicha índole.

Los narcos no paran, la Policía, tampoco. Una lucha que la sociedad no percibe en su exacta importancia, salvo cuando una familia se ve afectada por el problema. Para evitar estas situaciones, trabaja permanentemente en la BCE de la Policía Nacional.