Infancia
Los pediatras dudan de si se debe quitar el móvil a los niños
Creen que los padres y los creadores de las aplicaciones pueden evitar los efectos perjudiciales
El grupo de trabajo de Salud Digital del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha querido participaren en el debate sobre si se debe quitar el móvil a los niños. Consideran que el mal uso de la tecnología digital «afecta a la salud física, mental, sexual y social. En la infancia y en la adolescencia también afecta al neurodesarrollo y al aprendizaje».
Sin embargo señalan que los estudios científicos «no han demostrado, por el momento, que las prohibiciones indiscriminadas en el uso de los dispositivos móviles supongan un beneficio para la salud de los niños y adolescentes. El peso que tiene la edad a la que se empieza a usar el dispositivo es relativo respecto a otros factores con mayor influencia». De éstos mencionan el uso que los progenitores hacen de los dispositivos, si existen límites para su empleo en el hogar y la finalidad de uso, el tipo de dispositivo y de contenido que se visualiza, el acompañamiento que hacen los padres y madres a los niños mientras usan los dispositivos, los momentos y los lugares en los que se utilicen o la madurez de cada niño o niña al comenzar a usar las pantallas». Temen que «pensar que, sólo instaurando una prohibición, el problema del uso inadecuado de los móviles se va a resolver puede hacer que no se haga hincapié por parte de las familias y las instituciones en estos otros factores».
La AEP sí considera necesario que se desarrolle una normativa que exija a las aplicaciones dirigidas a niños el cumplimiento de ciertas obligaciones. Por ejemplo, que vengan acompañadas de recomendaciones de acuerdo con la edad de los usuarios, de tiempo de uso que no exceda el tiempo aconsejable para cada grupo de edad o que no puedan utilizar los datos de menores para personalizar publicidad. Igualmente, consideran que se deben instaurar medidas para que se cumpla la regulación actual en cuanto a la limitación de edad en el uso de las redes sociales y que se desarrollen sistemas para que exista una limitación real de acceso por parte de los menores a contenido adulto. Y advierten de que «no todas las familias tienen la capacidad ni el nivel educativo para proteger en la misma medida a sus hijos, una situación que afecta en mayor medida a las de entornos más desfavorecidos».
Concluyen que proteger a la infancia y la adolescencia de los potenciales riesgos de las pantallas requiere una acción colectiva y consensuada entre los progenitores, los centros escolares, las instituciones encargadas de la protección a la infancia y las empresas tecnológicas.
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