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Pocos conocen el peligro: un asistente de vuelo advierte a los pasajeros de los riesgos de ir en el lado de la ventana
El asiento de ventanilla es el favorito de muchos viajeros, pero expertos y tripulantes alertan de que podría entrañar riesgos inesperados para la salud

En cualquier viaje en avión, el asiento junto a la ventana suele ser el más deseado. Permite disfrutar de vistas privilegiadas, descansar la cabeza sin molestar a nadie y sentirse más aislado de los demás pasajeros. Sin embargo, un reciente aviso de un asistente de vuelo ha hecho reflexionar a muchos: esa ubicación aparentemente perfecta podría exponer a los pasajeros a un peligro silencioso.
En un vídeo que se ha hecho viral en redes sociales, un auxiliar de vuelo explicó que permanecer apenas una hora junto a la ventanilla equivale, en términos de radiación ultravioleta, a unos veinte minutos bajo una lámpara de bronceado artificial. El mensaje no es baladí: pilotos y tripulantes de cabina, que pasan miles de horas a esa altitud, tienen el doble de probabilidades de desarrollar cáncer de piel que la población general, según diferentes investigaciones médicas.
El peligro de la ventana de los aviones: ¿por qué ocurre esto?
La clave está en la radiación ultravioleta y en la altitud a la que vuelan los aviones. Cuanto más arriba, menor es el filtro natural de la atmósfera frente a los rayos solares. Y aunque las ventanillas de los aviones bloquean gran parte de los rayos UVB —responsables de las quemaduras solares—, no ocurre lo mismo con los UVA. Estos últimos penetran más profundamente en la piel y son los grandes responsables del envejecimiento prematuro, las manchas y ciertos tipos de cáncer cutáneo.
La especialista en rejuvenecimiento cutáneo Kirsty Stoddart, citada por el medio británico Metro UK, explica que la exposición a los UVA durante un vuelo es significativa, especialmente en trayectos largos o cuando se sobrevuela nieve, nubes densas o el océano, superficies que reflejan con fuerza la luz solar. Por eso, aunque no sintamos la típica sensación de quemazón, nuestra piel sí está absorbiendo radiación dañina.
Un estudio de la Universidad de Manchester (2018) reforzó esta idea al señalar que los pilotos y auxiliares de vuelo están expuestos de manera constante no solo a radiación ultravioleta, sino también cósmica, lo que aumenta el riesgo de melanoma.
Quienes viajan a menudo pueden comprobarlo sin recurrir a estudios: el lado de la cara y del brazo más próximo a la ventana suele calentarse y, a largo plazo, mostrar más signos de fotoenvejecimiento. Este patrón también se ha documentado en conductores profesionales que pasan muchas horas al volante: el lado expuesto a la ventana presenta más arrugas y manchas que el contrario.
¿Cómo protegerse si viajas junto a la ventana?
La solución no pasa necesariamente por renunciar al asiento más panorámico del avión, sino por adoptar algunas precauciones:
- Protector solar antes de volar: incluso si el día está nublado o si se baja la persiana de la ventana. Los rayos UVA atraviesan las nubes y los cristales.
- Reaplicación en vuelos largos: cada 2-3 horas, igual que en la playa.
- Elige fórmulas antioxidantes: protectores con vitamina C, vitamina E o extractos vegetales ayudan a combatir el estrés oxidativo.
- Hidratación interna y externa: beber agua con frecuencia, aplicar sérums con ácido hialurónico o cremas barrera, y evitar cosméticos con alcohol que resequen la piel.
- Labios protegidos: un bálsamo con factor de protección solar es fundamental, ya que esta zona es especialmente sensible.
- Considera suplementos de omega-3: ayudan a mantener la piel más resistente frente a la inflamación y la deshidratación provocadas por la cabina.
La advertencia no pretende alarmar, sino concienciar. Al igual que nadie se expone a la playa en verano sin protección, viajar en avión debería considerarse también un momento de riesgo solar. Y no solo en vuelos transoceánicos: incluso trayectos cortos, acumulados con frecuencia, pueden generar efectos a largo plazo.
Además, los expertos recuerdan que la radiación no solo impacta en la piel. Los rayos UVA también afectan a la salud ocular, de modo que unas gafas de sol homologadas pueden ser un complemento útil en vuelos diurnos.
El asiento de ventanilla seguirá siendo el más codiciado por quienes aman volar, y con razón: ofrece un espectáculo único. Pero ser conscientes de que la radiación atraviesa los cristales del avión nos permite disfrutar de la experiencia sin descuidar la salud.
Lo que recomiendan asistentes de vuelo y dermatólogos es aplicar la misma lógica que en cualquier otra situación de exposición solar: prevención, protección y sentido común. Porque viajar debería regalarnos recuerdos y no problemas cutáneos en el futuro.
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