Psicología
Qué significa dormir con los pies tapados en verano, según la psicología
Puede parecer solo una cuestión de comodidad, pero según varios estudios, cubrir los pies al dormir está vinculado con ciertos rasgos emocionales, de seguridad y hasta de organización mental
Dormir con los pies tapados -ya sea con calcetines o bajo una manta- suele dividir opiniones. Para algunos, es impensable; para otros, es un ritual imprescindible que les ayuda a conciliar el sueño. Pero más allá de las preferencias térmicas o culturales, esta costumbre revela patrones emocionales y psicológicos que pueden decir más de ti de lo que crees.
Según el CEO de Beddr, Mike Kisch, experto en tecnología del sueño, cubrir los pies por la noche ayuda a regular la temperatura corporal, favorece la circulación sanguínea mediante la vasodilatación y prepara al cuerpo para entrar en fase de descanso profundo. Pero además de los beneficios físicos, existe un componente emocional clave: la sensación de seguridad y control.
Lo que revela de ti dormir con los pies tapados
Muchas personas que no pueden dormir sin tener los pies cubiertos, incluso en pleno verano, comparten ciertos rasgos comunes, según el análisis realizado por Kisch:
- Búsqueda de protección y calma: para quienes tienen alta sensibilidad sensorial, el roce del aire o la exposición al frío puede dificultar el descanso. Taparse los pies crea un efecto de contención física que aporta tranquilidad y sensación de refugio.
- Necesidad de orden y rutinas: quienes duermen siempre con los pies cubiertos suelen tener una personalidad organizada, con tendencia a establecer rituales nocturnos estables. Estos hábitos generan estructura mental y emocional, y ayudan a relajar el cuerpo antes de dormir.
- Valoran el confort por encima de todo: ya sea con mantas ligeras o con calcetines de algodón, estas personas suelen priorizar el entorno seguro y acogedor frente a lo estético o lo práctico. Esa necesidad de confort puede extenderse también a otros aspectos de su vida cotidiana.
¿Y si no soportas tener los pies tapados?
En el lado opuesto están quienes solo pueden dormir con los pies al aire. Según Kisch, esto también tiene explicación. Algunas personas son hipersensibles a la ropa de cama o a la sensación de restricción, lo que genera una incomodidad amplificada en el momento del descanso. Incluso el simple hecho de ser conscientes de llevar algo puesto puede interrumpir el sueño o dificultar la relajación muscular.
Para ellos, dormir sin tapar los pies es sinónimo de libertad y frescura, y también responde a una mayor conexión con su cuerpo y sus señales internas.
Entonces, ¿qué es mejor?
Desde el punto de vista fisiológico, dormir con los pies cubiertos puede mejorar la calidad del sueño al facilitar el proceso de regulación térmica y promover el inicio del descanso profundo. Pero a nivel psicológico, lo importante no es tanto el "cómo" sino el "por qué": taparse los pies puede ser una forma de cuidarse, de mantener el control o de buscar seguridad emocional.
En resumen: si lo haces, no estás solo. Taparte los pies -aunque sea en verano- puede ser una forma de gestionar el estrés, conectar contigo mismo y garantizar un mejor descanso. Y si no puedes, también está bien. Como en casi todo lo relacionado con el sueño, la clave está en escuchar a tu cuerpo… y en respetar tus rituales de sueño.