Patología
El ronquido, una enfermedad
Según los científicos, roncar es un síntoma que releva la predisposición de una persona a desarrollar presión arterial elevada o hipertensión no controlada
El ronquido es el sonido que perturba el profundo y apacible silencio de la noche, la desagradable banda sonora que se instala en el cerebro de quienes comparten lecho y que genera frecuentes disputas conyugales. Pero también es un grito de ayuda, un aviso de que algo no funciona bien en nuestro organismo, de que existe una condición médica subyacente más grave, como la apnea del sueño, el reflujo gastroesofágico o la cefalea. «Aunque no todas las personas que roncan tienen una apnea obstructiva del sueño clínicamente significativa, los ronquidos son el primer y más común síntoma de esta patología, la cual ocurre entre el 70% y el 95% de los pacientes con apnea del sueño. En el caso de la cefalea, la evidencia indica que los ronquidos pueden ser un factor de riesgo potencial para la migraña o el dolor de cabeza de tipo tensional», comenta Francisco José Roig Vázquez, neumólogo del Hospital MH Montepríncipe, HM Puerta del Sur y HM Rivas.
Sin embargo, un reciente estudio científico publicado le atribuye aún más protagonismo al ronquido, uno de los problemas más habituales en las consultas de Neumología.
Según este estudio, el ronquido debería considerarse un síntoma que releva la predisposición de una persona a desarrollar un problema médico en el futuro. Señala, concretamente, a la presión arterial elevada y a la hipertensión no controlada. En este estudio, que será publicado próximamente, participaron 12.300 voluntarios que han sido monitorizados durante seis meses. Entre los resultados, se desvela que, aproximadamente, el 40% de los participantes roncaba durante más del 5% de la duración del sueño y que el 15% de la población ronca, en promedio, más del 20% de la noche. Otro de los datos es que alrededor del 10% de los participantes sin apnea del sueño roncan más del 12% de sus horas de descanso. «Los resultados constatan que basta con que la duración de los ronquidos sea superior al 5% para que se empiecen a producir elevaciones en presión arterial sistólica y diastólica. Las cifras de presión arterial se elevan en torno a 3,8 milímetros de mercurio. Esto quiere decir que, sujetos con especial habilidad para ser hipertensos, pueden llegar a ser hipertensos por el hecho de ser roncadores o, personas que ya son hipertensas tengan un mal control de la tensión que haga necesario hacer ajustes en su tratamiento farmacológico», aclara el doctor.
Gracias a estudios como este, la comunidad científica comienza a considerar el ronquido como una patología médica independiente, como una afección autónoma que debe evaluarse pormenorizadamente y tratarse de forma precoz para evitar futuras complicaciones de salud. Cada vez hay más evidencia en este sentido. «Es una patología muy prevalente, actualmente se estima que el 45% de los adultos roncan solo ocasionalmente, mientras que el 25% ronca regularmente, a la que hasta ahora no le habíamos dado la suficiente importancia o trascendencia como problema de salud», lamenta el doctor. Y añade: «Hay mucha evidencia de que el ronquido tiene relación con la apnea y que puede traer complicaciones a nivel cerebrovascular, neurológico, cardiovascular y metabólico. Sin embargo, una de las preguntas que nos hacemos habitualmente los profesionales sanitarios es si los ronquidos, por sí mismos, pueden ser causa de enfermedad, independientemente de que el paciente tenga síndrome de apnea del sueño. Y ahora, comienza a coger fuerza la idea de que los ronquidos deben considerarse como una entidad por sí mismos y no solo como un síntoma de apnea de sueño. Por ejemplo, la evidencia sugiere que el ronquido se asocia con somnolencia diurna excesiva (EDS)», asegura Roig.
Un problema de salud
El ronquido no puede considerarse exclusivamente un problema cosmético. Puede representar un riesgo para la salud y puede afectar la calidad de vida. De hecho, muchos roncadores reportan un sueño no reparador y una reducción en el tiempo de sueño debido a que se despiertan. Este insuficiente descanso está relacionado con problemas como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas. «Los roncadores habituales tienen un mayor riesgo de enfermedad vascular. Los ronquidos y el deterioro del metabolismo de la glucosa son manifestaciones clínicas comunes y asociadas. La evidencia sugiere que detrás de los ronquidos comunes puede haber hiperinsulinemia o resistencia a la insulina», asegura el doctor de HM Hospitales.
Con respecto a los niños, el experto asegura que el ronquido con sueño nocturno alterado produce «fatiga y somnolencia diurnas, a menudo asociadas con una función inmune alterada, ansiedad, problemas de déficit de atención, déficits de memoria, problemas de comportamiento, irritabilidad, depresión, retraso del crecimiento, desequilibrio hormonal, hipertensión, bajo rendimiento académico, aumento de las tasas de accidentes, abuso de sustancias, así como un mayor riesgo de disfunción cardiovascular y metabólica, lo que en última instancia conduce a una disminución general y calidad de vida relacionada con la salud».
El sexo es uno de los factores que influyen en que una persona sea roncadora. La prevalencia de ronquidos crónicos es mayor en hombres que en mujeres. Pero no es el único elemento a tener en cuenta. El índice de masa corporal (IMC) cuando está por encima del rango de 26,4 se considera factor de riesgo. También hay recientes estudios que señalan una posible herencia o predisposición genética, ya que se ha observado que muchos roncadores tiene antecedentes familiares de roncopatía y no tienen problemas de obesidad. Otros factores que influyen en los ronquidos son el tabaquismo, el consumo de alcohol, y el consumo de fármacos sedantes o inductores de sueño.
Según el experto, las medidas que permiten prevenir la aparición de patologías futuras debidas a los ronquidos o funcionar como medida para controlar los ronquidos son: tener una buena higiene de sueño (dormir las horas suficientes, seguir unos horarios pautados de acostarse y levantarse, realizar la última comida del día al menos 2 horas antes de acostarse y, a ser posible, que esta no sea copiosa), mantener una rigurosa abstinencia alcohólica y tabáquica, realizar actividad física diaria, perder peso en el caso de sufrir sobrepeso, someterse a tratamientos para la obstrucción nasal (buena higiene nasal y uso de sprays para la descongestión si fuera necesario) y para mejorar la postura (evitar dormir boca arriba).
Asimismo, se debe suprimir la ingesta de medicamentos hipnóticos o sedantes (si es posible y tras consultar con el médico que se los haya pautado).
Es habitual que los pacientes que sufren de ronquidos quieran ver resuelto el problema de inmediato, pero es necesario aclarar que esto no es posible. «Tratar los ronquidos no es fácil», asegura Francisco José Roig Vázquez.
«El tratamiento quirúrgico de los ronquidos consiste en varios procedimientos que tienen como objetivo acortar y/o reducir el paladar blando, o que endurecen el paladar blando para disminuir la vitalidad», indica este especialista.
En este sentido, asegura que los dentistas podrían desempeñar un papel importante en el reconocimiento temprano y el manejo de estas afecciones. «Cuando los pacientes autoinforman roncar, los dentistas pueden usar cuestionarios validados (por ejemplo, STOP-Bang), exámenes extraorales y exámenes intraorales. Además, los dentistas pueden referir a los pacientes de alto riesgo a un médico / médico del sueño para un diagnóstico y tratamiento adicionales. Es necesario mencionar que los dentistas pueden proporcionar a los pacientes con ronquidos el tratamiento de dispositivo de avance mandibular basado en el resultado previo de un estudio de sueño», concluye.
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