Client Challenge

Inteligencia artificial

Yuval Noah Harari, tecnólogo e historiador, alerta sobre la realidad de la tecnología del momento: "Para mí, IA no es la abreviatura de Inteligencia Artificial, sino de Inteligencia Alienígena"

Afirma que, más que una herramienta, representa un riesgo para el control humano de la información, la economía y hasta las narrativas que sostienen nuestras sociedades

Yuval Noah Harari se ha convertido en referente filosófico actual
Yuval Noah Harari se ha convertido en referente filosófico actualynharari.com

El desarrollo de la IA no se aleja del debate global debido a su incursión en diferentes esferas de nuestras vidas, pues cada vez se desarrollan más sus capacidades hasta el punto de llegar a tomar decisiones complejas, muchas de ellas decisivas en nuestras dinámicas económicas y sociales. Por esto, uno de los aspectos que más preocupa es el control sobre su autonomía.

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En este marco se ubican advertencias como la realizada por Yuval Noah Harari, quien advierte que estamos liberando "inteligencias alienígenas". Según sus palabras, se trata de tecnologías que operan con lógica propia y que, a pesar de nacer en laboratorios humanos, pueden pensar y actuar de formas radicalmente diferentes a la nuestra. De hecho, enfatiza que la IA no es solamente una herramienta poderosa, sino una tecnología que podría redefinir la sociedad.

Durante una conversación reciente en el Fondo Monetario Internacional (FMI), el historiador y filósofo israelí llamó la atención sobre el potencial de riesgo detrás de los avances tecnológicos que fortalecen las competencias de la IA, llegando incluso a afirmar que "una bomba atómica no puede decidir dónde detonar. La IA, sí".

Su calificación de esta tecnología como "alienígena" no responde a que provenga del espacio, sino a que, si bien ha sido creada por humanos, es capaz de actuar con una lógica que los humanos no siempre comprendemos. Desde su perspectiva, además, se debe prestar atención al riesgo real: el de la entrega del lenguaje y las narrativas que sostienen las sociedades humanas a entidades no humanas.

La era de la economía de la información ya empezó, y debería alertarnos

Harari también señala que la IA podría transformar radicalmente la sociedad y la economía mundial de formas que aún no prevemos. De hecho, el riesgo geopolítico es manifiesto desde ya: la concentración del desarrollo de la IA en unas pocas potencias, como EE UU, China y Reino Unido, podría producir desigualdades históricas y generar un dominio global moderno, es decir que quienes controlen estas inteligencias tendrían el poder de manejar la información, economía y política mundial.

Además, advierte que nos encontramos en medio del tránsito de la economía basada en el dinero a una economía de la información, donde los datos se convierten en verdadera fuente de valor y poder, pues afirma que "el dinero no tiene valor intrínseco. Lo que le da poder al dinero es la historia colectiva que creemos sobre él. Pero con la IA, las narraciones que sostienen esa creencia podrían ser redactadas por entidades no humanas".

A pesar de todo esto, no propone frenar la innovación, sino asumir su magnitud y límites, ya que, como sostiene, "la IA puede ser enormemente beneficiosa, pero también puede salirse de control y vovlerse un peligro existencial. Si dejamos que miles de millones de 'agentes alienígenas' operen sin supervisión, podríamos perder el control del mundo que contruimos".