Ciberseguridad

Advierten que la red WiFi no solo puede espiarte, también te identifica

Actúa como un radar identificando a las personas y sus actividades con una precisión sin precedente.

Routers
Tu router te espía. Y puede ser bueno o malo...JS/GeminiJS/Gemini

Imagina que cada vez que te mueves por tu casa, el router WiFi no solo nos da internet, sino que también está trazando un mapa preciso de nuestro cuerpo, identificando si estamos cocinando, escribiendo en el ordenador o jugando frente a la TV. Esto, que suena a ciencia ficción, es la alarmante conclusión de un reciente estudio del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT) en Alemania.

Los autores, liderados por Julian Todt, señalan que la última generación de WiFi, operando en la banda de 6 GHz, posee una capacidad sin precedentes para el reconocimiento de actividades humanas.

El equipo de Todt presentará los resultados en la Conferencia ACM sobre Seguridad Informática y de las Comunicaciones (CCS) en Taipéi y el estudio estará disponible a partir del 13 de octubre. La realidad es que no se trata de cualquier señal WiFi. El estudio se centra en los estándares WiFi 6E y WiFi 7, que utilizan el espectro de 6 GHz. La ventaja crítica de esta banda es su longitud de onda más corta.

“Una longitud de onda más corta se traduce en una resolución espacial mucho más fina -explica Friedemann Dressler, coautor del estudio, en un comunicado -. Es la diferencia entre intentar pintar los detalles de un rostro con un pincel grueso o con uno de una sola cerda. El WiFi de 6 GHz es nuestro pincel de una sola cerda. Puede discernir con increíble precisión los pequeños movimientos de los dedos, la cabeza o el torso”.

Es lógico que comparemos esto con la tecnología de un radar. Mientras que los sistemas de radar tradicionales para monitorización humana utilizan longitudes de onda más largas (y, por tanto, tienen una resolución más baja para detalles finos), la señal de WiFi de 6 GHz puede “iluminar” los contornos y movimientos del cuerpo con un detalle que antes se creía imposible fuera de laboratorios especializados.

Lo interesante es que la tecnología no requiere de cámaras ni micrófonos. Funciona analizando las perturbaciones en la señal WiFi que causan nuestros cuerpos al moverse. Cuando una persona se mueve en el área de cobertura, su cuerpo refleja, difracta y atenúa la señal. Luego un receptor (que podría ser el mismo router u otro dispositivo) capta estas alteraciones en la señal.

Utilizando algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático, el sistema es capaz de interpretar estos patrones de perturbación. No solo detecta que hay algo moviéndose, sino que puede inferir que es una persona, identificar qué actividad concreta está realizando (teclear, caminar, recostarse) e incluso distinguir entre diferentes individuos basándose en su silueta y forma de moverse.

Las implicaciones de esta tecnología son enormes y, de forma simplista, podrías dividirlas entre legítimas e ilegítimas. Entre las primeras tenemos teleasistencia para personas mayores (permite detectar caídas en tiempo real sin necesidad de wearables o cámaras invasivas). También facilitaría el desarrollo de una domótica sensible al contexto, por ejemplo, que las luces y la temperatura se ajusten automáticamente según lo que esté haciendo el usuario.

Obviamente, tenemos el apartado de seguridad, como detectar intrusiones con una precisión que los sensores de movimiento infrarrojos no pueden lograr. Sin embargo, la advertencia del equipo de Todt es clara: la misma tecnología que permite estas maravillas abre la puerta a un nuevo nivel de vigilancia encubierta.

“El peligro es la normalización de la vigilancia – concluye el comunicado -. Cualquier router moderno tiene el hardware necesario. Solo se necesita una actualización de software maliciosa para convertir un dispositivo doméstico inocuo en un espía. Un hacker malintencionado, o incluso una empresa de publicidad, podría recolectar datos íntimos de comportamiento sin el más mínimo conocimiento o consentimiento del usuario”.

Por ello, el equipo de Todt no solo han lanzado una alerta, sino que también están trabajando en contramedidas. Sugieren que la solución debe venir de la mano de una regulación proactiva y el desarrollo de contramedidas técnicas.

La línea entre un hogar inteligente y un hogar vigilado se ha vuelto tan delgada como la longitud de onda de una señal de 6 GHz. El debate sobre la privacidad en la era digital acaba de entrar en una nueva y crítica dimensión.