Simulación

Un estudio explica cómo sobrevivir a una explosión nuclear

Analiza la mejor ubicación en el interior de un cuarto cuando apenas tenemos 10 segundos para reaccionar

Explosión de «Little Boy», la bomba atómica que el bombardero «Enola Gay» arrojó sobre Hiroshima
Explosión de «Little Boy», la bomba atómica que el bombardero «Enola Gay» arrojó sobre Hiroshimalarazon

Son muy pocos quienes pueden hacer un relato en primera persona de una explosión nuclear. Hay quienes prefieren simularlo para evaluar las consecuencias y otros, como los autores de un reciente estudio, que prefieren ponerse en el peor escenario y evaluar cómo sobrevivir a una explosión nuclear.

Al igual que el mantra inmobiliario (ubicación, ubicación, ubicación) en el caso de una explosión nuclear, afrontémoslo, es el mismo lema: la ubicación es todo. Si estamos en un radio de un kilómetro las posibilidades de supervivencia son nulas con una certeza casi completa. Y es en ese casi donde exploran los autores del estudio que decidieron simular la explosión de una bomba nuclear para ver cómo afectaría a las personas que se refugian en el interior. Pero no cualquier bomba. Los autores se centraron en una ojiva nuclear de 750 kilotones detonada a tres kilómetros de altura, lanzada por un misil balístico intercontinental.

“Las armas nucleares tácticas oscilan entre 5 y 15 kilotones (kT) – señalan los autores –. En el presente estudio, sin embargo, hemos elegido una ojiva atómica de 750 kT, ya que corresponde a un escenario extremo, por ejemplo, el RS-28 Sarmat (Satan II) . Por supuesto, este escenario es impensable, pero representa un escenario catastrófico debido a la existencia de tal ojiva y las crecientes tensiones geopolíticas. Por lo tanto, nuestro objetivo es alertar al mundo a través de simulaciones científicas rigurosas del impacto de tal escenario, particularmente en la zona de daño moderado o MDZ. Hasta donde sabemos, ningún estudio previo ha examinado el riesgo para los humanos causado por los vientos de alta velocidad de las explosiones nucleares que ingresan a los edificios dentro de la MDZ”, básicamente el área en la que los edificios no recibirían daño sustancial.

De acuerdo con los autores, en apenas diez segundos, una onda de choque se extendería casi 10 km con vientos que viajan por encima de los 300 km/h. Para darnos una idea es el doble de la velocidad que usan los túneles donde se practica paracaidismo en interior. En este escenario la lógica indica que nuestras posibilidades de supervivencia serían mejores dentro de un edificio sólido, pero no es tan simple.

"Antes de nuestro estudio, el peligro para las personas dentro de un edificio reforzado con hormigón no estaba claro. Nuestro estudio muestra que las altas velocidades aerodinámicas siguen siendo un peligro considerable y aún pueden provocar lesiones graves o incluso muertes".

Esos vientos romperán ventanas y puertas y se volverán aún más fuertes a medida que asalten pasillos y espacios estrechos llegando a los 400 km/h en los primeros 10 segundos. Pero hay esperanza: “los lugares interiores críticos más peligrosos que se deben evitar son las ventanas, los pasillos y las puertas – afirman los autores – . La gente debe mantenerse alejada de estos lugares e inmediatamente refugiarse. Incluso en la habitación frente a la explosión, uno puede estar a salvo de las altas velocidades del viento si se coloca en las esquinas de la pared frente a la explosión".

Aunque esto no nos salvaría de la lluvia radiactiva, los incendios y el colapso casi total de los servicios. Pero la esperanza nunca se pierde.