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El gadget del sábado: Xiaomi 13 Ultra, una cámara a un móvil pegado y no al revés
Una cosa es aspirar a la mejor cámara del año y otra muy distinta es buscar el podio del mejor móvil. Las cualidades necesarias para cada uno son diferentes.
Desde hace un tiempo Xiaomi ha comenzado a apostar por destacar en el campo de los smartphones con productos de alta gama, muy buenas prestaciones y diseño. El Xiaomi 13 Ultra entra dentro de esta categoría por varios motivos. Sí, tiene una de las mejores cámaras del momento, en gran parte gracias a una acertada sociedad con Leica, pero eso no siempre es suficiente. Y menos para convertirlo en el móvil del año. Pero vamos por partes.
La primera impresión del Xiaomi 13 Ultra es que, sin duda se trata de un móvil de alta gama, en sus materiales, su diseño y sus características. Tiene un peso específico de 227 gramos (lo habitual en los smartphones de este sector), una pantalla AMOLED de 6,73 pulgadas (tasa de refresco de 120 Hz)… Todo el conjunto es de alta calidad. Su pantalla se comporta muy bien en plena luz gracias a sus 1.300 nits de brillo.
En el interior cuenta con un cerebro Snapdragon 8 Gen 2, memoria RAM de hasta 16 GB y almacenamiento que puede alcanzar 1 TB. Si a eso le sumamos una batería de 5.000 mAh, todo el conjunto parece funcionar de maravilla. Al menos en las especificaciones. Pero como muchos fanáticos de los deportes de equipo saben, no basta con tener los mejores jugadores hay que saberlos hacer jugar adecuadamente en conjunto y aquí es donde puede que Xiaomi no le saque todo el partido al conjunto. El equilibrio entre hardware y software es algo muy difícil de conseguir. Y a veces es mejor no tener grandes nombres sino saber fusionar adecuadamente los que tenemos.
Un detalle no mencionado: la batería tiene carga rápida de 90W (inalámbrica de 50), suficientes para pasar de 0 a 50 en apenas 15 minutos. Esto es necesario ya que un móvil de tanta potencia necesita energía para alimentarse. Y el Xiaomi 13 Ultra no siempre durará todo el día con un uso exigente.
Dicho todo esto, vamos con las cámaras, que es donde de verdad destaca. Lleva una principal de 50MP, un tele con el mismo apellido… y otros dos, gemelos de 50 MP, que son un super tele y un Gran Angular: cuatro lentes de 50 MP cada uno. Al que se le suma una cámara frontal de 32 MP. Todo el conjunto (más si contamos con el accesorio que actúa como grip con su obturador correspondiente), hacen de este teléfono una cámara (de excelente calidad) capaz de hacer llamadas y ver contenido multimedia.
La cámara destaca y será muy valorada por la mayoría de los usuarios que nos basamos en modo automático para casi la totalidad de nuestras fotos. En modo nocturno funciona con solvencia, en las distancias cortas destaca y lo mismo en las largas, aunque en este apartado no es el rey. Las lentes de Leica son un acierto, aunque suene repetitivo. Los retratos también son de calidad aunque puede que el efecto bokeh resulte demasiado obvio. Y aquí está la clave de todo el conjunto: se ha puesto todo el esfuerzo en una cámara que funciona mejor en automático que cuando le pedimos configuraciones específicas. En un momento en el que la IA se mete en fotografía sin pedir permiso n disculpas, cada vez más personas buscando originalidad y contar con la resolución, las lentes y un procesador de alta calidad pero fallar en el aspecto software, es lo que puede lastrar a este teléfono. Eso y su precio: aunque aún no se ha revelado, estará por encima de los 1.400 euros, ya que este es el precio de salida del Xiaomi 13 Pro.
Veredicto:
Sin duda será, aún a falta de varios meses, una de las cámaras del año. Pero eso no quiere decir que haga las mejores fotografías. Y si ese es el objetivo de Xiaomi, deberá trabajar más en el software. Algo mucho más sencillo que cambiar el hardware y, lo mejor, se puede hacer de modo remoto.
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