Inteligencia artificial

Qué puedes hacer con Bard, la IA de Google, que no puedes con ChatGPT

Desde hoy, el chatbot con el que Google quiere competir con OpenAI y Microsoft está disponible en los países de la Unión Europea

Ocho meses después del lanzamiento de ChatGPT y seis desde que fuera anunciada por primera vez, Google ha lanzado su inteligencia artificial generativa en todos los países de la Unión Europea y en Brasil. Bard, así se llama el chatbot con el que Google quiere competir con el de OpenAI y Microsoft, llega incorporando 40 nuevos idiomas al inglés, coreano y japonés con los que fue lanzado, para un grupo reducido de testadores, el pasado febrero. El castellano se encuentra entre ellos, aunque aún no lo hacen otras lenguas cooficiales en algunas comunidades autónomas de España como el catalán, el vasco y el gallego que llegarán más adelante.

La adaptación al español y otros idiomas de la Unión Europea ha sido uno de los motivos del retraso, pero también lo ha sido la legislación en protección de datos que el pasado marzo le costó un bloqueo temporal a ChatGPT en Italia. Google se ha tomado su tiempo para evitar conflictos con el RGPD y por ese motivo ha añadido una serie de salvaguardas en forma de prolijas advertencias sobre el uso que da a los datos de los usuarios.

Se ha actualizado la política de privacidad, se han añadido enlaces a nuevas páginas de ayuda y se ha ampliado el espacio dedicado a algunas advertencias. La que más repite Bard, que puede dar errores y que te tomes lo que dice con precaución, Es decir, la conocida tendencia de los chatbots a proporcionar respuestas con errores o fabular. También que es posible que revisores humanos accedan al contenido de las conversaciones con Bard, por lo que se recomienda no compartir información sensible, y opciones para borrar los datos de actividad en el chatbot o configurarlo para que se eliminen automáticamente al cabo de un tiempo.

Bard vs ChatGPT vs Bing Chat

Comparar el chatbot de Google con el de OpenAI es un poco complicado por las diferentes versiones que existen de este último. En aras de la sencillez, nos centraremos en la versión gratuita de ChatGPT, basada en el modelo de lenguaje GPT-3.5, y en la integración de GPT-4 con el buscador Bing, cada una con diferentes capacidades. En el caso de Google con Bard, el modelo de lenguaje empleado es PaLM-2.

Al contrario de lo que ha hecho Microsoft con ChatGPT y Bing, Bard está separado del buscador de Google y cuenta con su propia dirección web que es un subdominio de Google.com. La integración con el buscador de Google llegará más adelante, actualmente se encuentra en pruebas con un grupo seleccionado de usuarios en Estados Unidos.

El interfaz es muy similar al de ChatGPT y Bing Chat y admite la entrada de datos tanto por texto como por voz y también da la opción de reproducir por voz las respuestas, algo que puedes hacer con ChatGPT en Bing y en la app para iOS pero no en su versión web gratuita.

Bard está integrado con Google Lens, lo que le permite generar respuestas e información a partir de una imagen, pero no puede crearlas. Ni Bing Chat ni ChatGPT pueden “leer” imágenes, pero el chatbot de Microsoft está integrado con DALL-E por lo que tiene la capacidad de crearlas a partir de una descripción de texto que facilita el usuario. Bard, además puede trabajar con más lenguajes de programación, 20, que ChatGPT.

La usabilidad de Bard también es mejor. Permite compartir las respuestas con otros contactos y exportarlas a aplicaciones de Google como Gmail o Documentos de forma intuitiva. Responde a las peticiones con más rapidez que Bing Chat pero no tanta como ChatGPT y el usuario tiene siempre a mano su historial de conversaciones en una columna en el lado izquierdo de la pantalla, como en el chatbot de OpenAI.

Algunas de sus más recientes novedades están disponibles solo en el idioma inglés, por el momento. Por ejemplo, modificar fácilmente la extensión o el tono de la respuesta a través de un menú contextual que da cinco opciones: sencillo, largo, corto, profesional o informal. Microsoft ofrece algunas opciones similares a través del copiloto IA del navegador Bing, pero no directamente en Bing Chat, ni tampoco en ChatGPT.

Conectados a Internet, para lo bueno y para lo malo

Por último, la gran diferencia entre Bard y ChatGPT es que el primero sí está conectado a Internet y puede, al igual que Bing Chat, responder sobre cuestiones de actualidad. ChatGPT continúa limitado al conjunto de datos con los que fue entrenada que llegan hasta 2021 y para acceder a información más actual es necesario suscribirse a ChatGPT Plus y hacer uso del plug-in que lo permite.

Pero más allá de su usabilidad y características, la gran pregunta es si Bard es más fiable en sus respuestas que ChatGPT y Bing Chat. Los variados avisos que encuentra el usuario de Bard advirtiéndole de que las respuestas pueden ser “inexactas o inadecuadas” no invitan al optimismo, pero lo cierto es que en este tema se suele obviar la cuestión de fondo: ¿podemos fiarnos de la información que encontramos en Internet? Y la respuesta es, a veces. Lo mismo que sucede con ChatGPT, Bing Chat o Bard.

Bajo el paradigma de una búsqueda tradicional de información en Internet, un usuario debe decidir cuál de los resultados que le presenta Google u otro buscador es el que le proporciona la información que necesita. Con los chatbots, ellos se encargan de esta tarea en base a los parámetros del modelo de lenguaje que utiliza. Y, de la misma forma que uno puede equivocarse al dar por bueno algo que ha leído en Internet, lo mismo les sucede a todos ellos. No hay que olvidar que pese a lo que sugiere el nombre de inteligencia artificial, estos modelos de lenguaje no razonan sino que, a muy grandes rasgos, se basan en un sistema predictivo que calcula qué palabra sigue a la anterior en una respuesta y de esa forma las construyen. No hay ningún tipo de comprobación de hechos que si puede realizar un humano, por ejemplo. Y mientras este siga siendo el modelo, continuarán los errores.

Por eso no sorprende que, al igual que sucede con sus competidores, Bard proporcione respuestas equivocadas en ocasiones, identifique lo que hay en una imagen de forma errónea, cite fuentes equivocadas o proporcione información desactualizada o sesgada. De la misma forma que al realizar una búsqueda en Google, el primer resultado no tiene porque ser lo que busca el usuario o siquiera proporcionar información veraz, solo significa que es el que más clics obtiene y eso le ha llevado a esa posición. Si la tasa de aciertos de Bard es mayor o menor que la de sus competidores, el tiempo lo dirá.