Televisión

«120 minutos: el debate» renueva su edición en «prime time»

El espacio que conduce María Rey de análisis de actualidad se consolida en Telemadrid tras el pico de la pandemia

Edificio de Telemadrid en la Calle de Paseo del Príncipe, en la Ciudad de la Imagen / Pozuelo de Alarcón.
Edificio de Telemadrid en la Calle de Paseo del Príncipe, en la Ciudad de la Imagen / Pozuelo de Alarcón.Ricardo RubioEuropa Press

El pasado tres de junio el programa matinal de actualidad «120 minutos» de Telemadrid tuvo una edición especial en el «prime time» del miércoles para analizar la desescalada o lo que se viene a llamar la nueva normalidad, bajo el titulo «120 minutos: el debate». A la audiencia madrileña no le pasó inadvertido. La primera entrega logró un tímido 2,1 por ciento de cuota de pantalla; en la segunda creció al obtener un 3,1, y la tercera rubricó su tendencia alcista con un 5,3. La cadena autonómica entraba en el modelo, que ya existe en otras cadenas generalistas de alcance nacional, de ofrecer a los espectadores un programa de debate en horario estelar, algo que le estaba costando. Los responsables de Telemadrid han decidido renovarlo por nuevas entregas, al menos cuatro.

María Rey, moderadora del espacio, cree que es un reconocimiento. «Se agradece por la confianza de los ejecutivos de la casa porque faltaba un programa de ‘prime time’ de este corte», afirma. La realidad, según los datos de audiencia, es que, como dice Rey: «Era lo que los espectadores querían ver porque también es verdad que estamos en un momento muy peculiar y creo que es un espacio que se está asentando a pesar de que la competencia es feroz y en otras cadenas lo moderan los primeros espadas de la comunicación».

Debatir con calma

La premisa principal es ajustar el contenido al horario. Si la edición matinal de «120 minutos» no pierde de vista las conexiones en directo sobre lo que está ocurriendo, por la noche lo que se impone es el análisis con la mesura que da no estar mirando de reojo lo que sucede en el Parlamento o en cualquier otro lugar de España. «Al emitirse en horario estelar se puede debatir con más calma y profundidad con personas de una experiencia reconocida. La reflexión es más intensa y sobre todo buscamos que nadie se sienta excluido, que las opiniones sean diversas –porque nada es ni blanco ni negro– además de la ventaja de no tener que estar pendiente de las señales en directo con los distintos puntos donde están sucediendo las noticias», explica Rey.

La periodista valora mucho una cualidad de sus colaboradores: la capacidad de no interrumpirse con exabruptos. «Se muestran las discrepancias desde el respeto. Si hay algo que valoro mucho es que los tertulianos no gritan: se escuchan y en el periodismo es importantísimo saber escuchar». Lo dice porque sabe que cuando se inició la edición fue en plena pandemia y la función del programa era «informar y entretener sin estridencias porque la audiencia ya tenía muy alto su nivel de sufrimiento y no era cuestión de que se sintiese ofendida por opiniones que pudieran considerar incendiarias».

En primera persona afirma, como le ha sucedido a la mayoría de los periodistas que han estado en primera línea, que no han faltado ocasiones en que el corazón se le metió en un puño: cifras de fallecidos por la Covid-19, sanitarios saturados y la otra pandemia, la económica. «Es difícil de olvidar el gesto de una mujer que por primera vez iba a pedir comida. Claro que me sobrecogió, como creo que a todos mis colegas. Creo que no tengo por qué ocultar mi emoción pero sin hacer un espectáculo de ello».

El martes, un informe de Uteca señaló que los españoles confían en la televisión en abierto y en la Prensa para blindarse de las «Fake News». Rey opina que la mayoría de los programas e informativos –y en este sentido no quiere hacer distinciones–, se pusieron las pilas. «Las televisiones en abierto y la Prensa han hecho un gran esfuerzo en esa línea. Los ciudadanos estaban desesperados, desconcertados y asustados y necesitaban información veraces, no falsas y manipuladoras, porque ha habido muchas noticias de esperanza, que no eran tal y otras creaban una alarma innecesaria».