Al Rojo Vivo
El rigor de laSexta dobla en audiencia al «circo» de La 1
La televisión pública, en crisis, olvida la ética informativa en la noche que reafirmó a «Al Rojo Vivo» como líder
El resultado que siempre se repite en la noche electoral es el triunfo de laSexta. El programa especial de «Al Rojo Vivo», el pasado domingo «Objetivo Cataluña», lleva años consolidándose como la opción predilecta para seguir la actualidad de cada jornada electoral. El domingo lo volvieron a hacer. Se podría catalogar de «tiranía» el dominio de este bloque informativo sobre el resto de la parrilla durante la celebración de la democracia, incluidos los canales públicos. Con el «pactómetro» echando humo, el programa se trasladó de una sede a otra encadenando conexiones en directo con objetividad, dando absoluta prioridad a la información. Y es que la clave de su éxito no es otra que contar y analizar lo que está pasando.
Mientras, la televisión pública organizaba una tertulia sin sentido, donde Pilar Rahola se dedicó a buscar las cosquillas a Javier Sardá. RTVE, que sumó otro independentista más a su mesa, respondió así a su obsesión de dar voz a cualquier corriente de opinión, olvidando en cambio la ética y esencia periodística. Este «circo» acabó en el peor resultado histórico de La1 en audiencia acumulada diaria (6,4%), dando una aplastante victoria para laSexta sin precedentes. El canal de Atresmedia (1.820.000 espectadores y 10% de cuota) duplicó prácticamente los 998.000 y 5,5% de cuotaque la cadena pública obtuvo en esa franja. Esto supone un descalabro histórico para RTVE. Pero laSexta, sigue sin pausa como líder. En esa misma jornada conquistó su mejor domingo de la temporada y su mejor domingo desde abril con un 7% de cuota, subiendo hasta el 9,4% en el Prime Time y registrando el máximo de la temporada. Fue su mejor dato desde marzo del pasado año, en pleno confinamiento.
Polémica tras polémica
Por su parte, la televisión pública sigue sumida en una crisis de credibilidad apabullante. RTVE, y en particular La1, llevan encadenando polémica con polémica las últimas semanas. Tanto en la jornada de ayer como en el anuncio de la Casa Real de que la Princesa de Asturias seguirá formándose en el extranjero, las dos coberturas más importantes de la semana, RTVE se ha estrellado estrepitosamente. Tanto con el lamentable rótulo en el que se regodeaban de la salida de España de Don Juan Carlos, como en su cobertura «especial» de la noche electoral, donde no faltaron las reivindicaciones de independentismo ni los debates absurdos. Pero además, unas declaraciones del independentista Bernat Dedéu sobre el diputado de VOX Ignacio Garriga han desatado la indignación en redes sociales. En ellas, Bernat calificaba a Garriga de «negro de extrema derecha», después de justificarse diciendo que decir «individuo racializado» es cursi y que él prefiere dirigirse a él por el término «negro».
RTVE se muestra, sin complejos, como un brazo del poder gubernamental, sin independencia ni objetividad, faltando así a uno de los valores fundamentales de nuestra Constitución. RTVE está envuelta en una nube de desconfianza de la que difícilmente se va a poder librar, porque la mancha de la desinformación persigue para siempre. Por ello, no resultan extrañas las especulaciones sobre despidos, dimisiones y elusiones de responsabilidades por parte de sus máximos dirigentes, como son Rosa María Mateo y Enric Hernández. Lo más triste es que se haya hablado más de los boicots que sufrió RTVE en dos de sus instalaciones en Lleida y en Girona, que de su cobertura informativa.
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