Opinión

Carlos Sainz: no es sólo un piloto

La serie de Carlos Sainz es un magnífico serial sobre él, para mí, el mejor piloto español de todos los tiempos. Refleja lo excepcional de su figura y la trascendencia que está teniendo en el desarrollo del deporte del motor en nuestro país. Porque Sainz es un personaje verdaderamente excepcional.

No sólo por sus títulos y por su esfuerzo para llegar donde ningún otro español había podido, ni siquiera, asomarse. No únicamente por su intuición ante el volante y la meticulosidad y constancia de su trabajo. Es un fuera de serie, sobre todo, por su preparación técnica, mejor que la de cualquier otro conductor de su generación.

Por ello, con 59 años, sigue siendo un piloto cotizado por las principales marcas automovilísticas del mundo como elemento fundamental para el desarrollo de sus automóviles de competición. El último ejemplo, el trabajo de puesta a punto del Audi eléctrico con el que competirá en el Dakar que comienza enero. Y ha sido así desde el principio. Cuando puso a punto el Celica, nada más llegar a Toyota, su compañero Juha Kankkunen, ya entonces dos veces campeón del Mundo, declaró al conducir el coche de Sainz: «ponedme a mí el coche como el de Carlos». Y luego consiguió hacer coches campeones a los Subaru, Ford, Citroën, Volkswagen…

Y en el Dakar, tras hacer ganador a Volkswagen con el motor diésel, sus servicios fueron requeridos, con resultados igualmente vencedores, por Peugeot, Mini y ahora Audi. Su meticulosidad es tal que los ingenieros de Michelin reconocieron que siguieron sus instrucciones para hacer neumáticos válidos para el Dakar. Carlos les diseñaba hasta el dibujo y la profundidad del taco de goma. Es la historia de un personaje único y una referencia de señorío y buen hacer en el universo del deporte español.