Entrevista

Borja Soler: «El reto de la segunda temporada de ‘La Ruta’ es no dejarnos llevar por el éxito»

Con el piloto de la nueva entrega en la cabeza asistió al Festival Iberseries & Platino Industria

Borja Soler, director de 'La Ruta'.
Borja Soler, director de 'La Ruta'.Irene Meritxell

Borja Soler se sienta a hablar con LA RAZÓN tras dar una charla sobre «El futuro de la creatividad: showrunners inspiradores» en la tercera edición del Festival Iberseries & Platino Industria. Confiesa, entre otras cosas ,que sigue nervioso meses después del estreno de «La Ruta» porque quiere ver cómo la serie triunfa en Latinoamérica, mientras prepara la segunda temporada para atresplayer.

Ha hablado en la charla de la «presión de la creatividad»

Sí, si viene más por la por la presión industrial o de algo que tú dices ‘hostia, creo que he encontrado algo que hay que contar’. «La Ruta», por ejemplo, no fue ningún encargo; me enamoré del contexto, del marco de la escena musical. Luego también había algo atractivo: la ficción todavía no lo había tratado. Ser el primer en algo, como que apetece mucho. Y siendo valenciano, es verdad que me tiraba mucho; había escuchado muchas historias y en ese proceso de documentarme, de repente digo, ‘bueno, creo que aquí podemos contar algo’ y entonces ya vas a las plataformas.

Con el tiempo pasado, ¿qué conclusiones ha sacado del éxito de «La Ruta»?

Ahora mismo hay una cosa que me tiene un poco desconcertado. No sé hasta qué punto ha sido un éxito. Sé que a nivel industrial sí, pero luego la respuesta del público, claro, no la tienes del todo tampoco. Esperaba que con este componente, un poco que vertebra la serie, que es la cosa musical, que va desde el post-punk hacia la música electrónica, haciéndome cábalas pensaba bueno, es que simplemente por el hecho de que tengamos esta música que se escucha en todos los países del mundo, especialmente en Europa, pero seguramente en Sudamérica también, que la serie realmente se vendiera afuera, cosa que no ha pasado hasta el momento. ¿Dónde está la fórmula esta de ‘cuenta lo local’ que se repite tanto? Más local que la Ruta del Bacalao, imposible.

Quizá demasiado local.

Quizá demasiado. Y entonces, estoy tocando algo súper local, donde si todos estamos hablando de la música que se hace en Manchester, en Centro Europa, y que se exporta y que suena en todo el mundo... Independientemente de que la series sea mejor o peor, desde un punto de vista de marketing, debería interesar. Pero bueno, el caso es que estamos escribiendo la segunda temporada

¿Hubo algún aprendizaje de la primera entrega para esta segunda?

Bueno, el piloto parece que ya lo hemos encontrado. Nosotros nos tomamos nuestro tiempo y gracias a Dios que hasta el momento atresplayer nos da espacio. El mayor reto es hacer una segunda temporada que tenga sentido en sí misma, que no sea simplemente dejarnos llevar por el éxito de la primera. De hecho, estuvimos pensando mucho en si hacerla o no hacerla. Descubrimos algo que ya estaba en la primera, que igual estaba más escondido, pero que de repente podíamos tirar de ahí para encontrar una segunda que nos interesara. Entonces, vale, ya nos interesa pensar en esta segunda. El reto es que en esta segunda abrimos un nuevo universo, que es el de las discotecas de Ibiza. Siguen siendo discotecas, pero es muy diferente a ‘La Ruta’, porque ésta tiene esta cosa como muy local, muy valenciana, y en cambio en Ibiza es totalmente lo contrario. Sobre todo en el año 96, que es donde arrancamos, y en el momento en el que Ibiza se ha convertido en la capital de ocio nocturno del mundo, y realmente hay pocos españoles. Es un universo totalmente nuevo, pero al mismo tiempo es una segunda temporada. Nos apetece mucho explorar algo tan novedoso, porque como escritores es algo que te motiva: no arrastrar demasiado cosas de la primera, porque te aburres o porque ya te da la sensación de que ya las has contado. Estamos todo el rato buscando la manera de que tenga esta frescura nueva, que realmente el espectador cuando vea la segunda temporada le parezca un universo totalmente nuevo y al mismo tiempo no perder el tono, no perder ciertas cosas que ya tenemos en la primera, que nos encanta y que ha funcionado bien.

Dicen que en el caso de «La Ruta», «el cineasta quiere desquitarse ahora de lo que por edad no pudo vivir». ¿Qué hay de cierto?

Hay algo de cierto. Yo además veraneaba durante mucho tiempo en Cullera, que está un poco en el epicentro de donde están todas estas discotecas. Lo cuento mucho: creo que un motor del porqué contar la serie, más allá de lo atractivo que me pareciera el marco y la escena musical, es que yo tenía 12 o 13 años y la pandilla de verano que eran más mayores ya iban a estas discotecas. Era como el final, porque ya estamos hablando de finales de los 90, pero recuerdo que los que éramos más pequeños nos quedábamos y ellos se iban. Igual tardaban dos días en volver. Entonces había una cosa casi como de coger el coche e irte a de viaje, aunque fueran a 15 minutos de donde estábamos. Para mí eso fue un motor a la hora de escribir y de pensar por qué quiero contar esta historia. Obviamente, te pones a escribir y estructuras, como toda la fontanería de guión, pero lo que da el corazón, creo que viene de un adolescente que de repente no entiende muy bien a dónde están yendo los mayores de la pandilla.

¿Existe un gen valenciano? Primero el corto «Mindanao», luego «La Ruta», y me consta que está interesado en el personaje de Rita Barberá...

La verdad que tampoco sé, supongo que hay algo ahí que empuja. No lo busco conscientemente. Con la historia del cortometraje de ‘Mindanao’ espero poder coger, que es algo que se ha quedado ahora un poco aparcado, porque es verdad que la serie te ocupa mucho tiempo, esos personajes de Amparo y Marisol que presentamos y hacer un proyecto de largometraje; ya hay algo que está escrito. Los valencianos, además, siempre nos hemos sentido un poco de tercera, como los hermanos pequeños. Como que siempre mirábamos hacia Cataluña y mirábamos hacia Madrid. Y especialmente si hablamos de esa etapa política que dura durante todos estos años, donde claramente había unas ganas de decir bueno, aquí estamos nosotros. Y claro, eso yo creo que genera muchas contradicciones a mí especialmente. Y el personaje de Marisol, que está inspirado, es un trasunto de Rita Barberá, me atrae por muchos motivos: al final es una política que (creo que es en el año 91) llega de al Ayuntamiento de Valencia y de repente se convierte en una figura fundamental del Partido Popular y, especialmente, en una plaza fundamental. Ganar en Valencia significaba a nivel nacional tener un impulso muy fuerte. Pero al mismo tiempo me parece que es un personaje lleno de contradicciones, tanto personales como profesionales, sobre todo y especialmente en sus últimos años, cuando saludarla a la puerta del Parlamento era como que la gente de su propio partido se escondía. Haber amasado tanto poder en el sentido de ser una figura fundamental tuvo que ser jodido.

¿Cómo ve la industria actual?

Pues como espectador te diré que, y es una cosa muy personal, me parece apabullante la cantidad de oferta que hay. La cantidad de plataformas, la cantidad de gente que hay en cada plataforma y cómo al final muchas veces queda enterrado para mi gusto, cierto contenido que de repente lo conozco porque alguien me habla de eso. Si no sería imposible de encontrar muchas veces. A priori debería ser algo positivo, pero lo que me está pasando ahora es que consumo mucho, lo olvido muy rápido y al primer o segundo capítulo dejo de verlo, como que no hay una paciencia. Y eso que yo soy alguien de la industria. Pero me pongo en el papel del espectador y supongo que les pasará mucho. Y desde el punto de vista nuestro, como industria y como creadores, es preocupante.

Y más si es con un producto propio...

Claro, sí. Lo que pasa es que al mismo tiempo creo que tampoco podemos plegarnos a eso, ni como creador. De momento, la experiencia de la primera temporada de ‘La Ruta’ y lo que está siendo la parte que ahora mismo estamos escribiendo de la segunda, es muy buena gracias a la plataforma en la que estamos y que nos está cuidando mucho. Nos está dando mucho tiempo para pensar las cosas y para escribirlas, que es fundamental y creo que es algo que no está pasando. O sea, no hay tiempo tampoco para el error. Si tú vas a escribir y coges un camino, lo normal que pasa, por ejemplo, en la escritura de cine, de películas, es muy normal que cojas uno y que sea el erróneo y que vuelvas a empezar. Doy gracias porque estamos haciendo una segunda temporada de una primera temporada que se estrenó hace un año. Y si seguimos a este ritmo, puede ser que la segunda temporada se estrene, no lo sé, dentro de dos años.

¿Le quedan historias por contar?

La verdad es que no sé. Hay una cosa, como un sueño un poco seguramente infantil, por lo menos a mí me pasa. Cuando veo una peli de estas históricas a lo grande, es algo inalcanzable .Soy muy fan de Kubrick y de Paul Thomas Anderson. cosas como de músculo cinematográfico bestial, aparte del talento, que beso sus pies. Pero sí, si tuviera carta blanca, pues sí podría imaginar. Me encanta el cine independiente europeo y creo que veo mucho de eso. Uno de mis primeros recuerdos en el cine es ver «Parque Jurásico», de los 90; aquello fue como una sensación como espectador, de ver cómo te entraba el cine de Spielberg de manera tan fuerte y haber salido obsesionado con los dinosaurios.