
Polémica
Reunión secreta en la productora de Ana Rosa para blindar a Lequio ante las acusaciones
Un encuentro interno revelado por el programa "No somos nadie" expone la estrategia que se siguió dentro de la empresa para frenar cualquier apoyo público a Dell’Atte

La tormenta mediática tras el despido fulminante de Alessandro Lequio de Mediaset tiene un capítulo oculto que ahora sale a la luz. Según ha revelado el programa "No somos nadie", la productora Unicorn Content, propiedad de Ana Rosa Quintana, reunió a sus trabajadores para cerrar filas en torno al colaborador italiano, justo después de que su exmujer, Antonia Dell’Atte, reavivara las acusaciones por violencia machista en una entrevista con El País.
La reunión tuvo lugar el 13 de octubre, un día después de la publicación del testimonio de Dell’Atte. En ella, directivos de la productora reunieron a los colaboradores de todos los formatos que produce: desde "Vamos a ver" hasta "El tiempo justo". El mensaje fue claro: "Ni esto con Alessandro Lequio". Traducido: no hacer comentarios, no posicionarse y, sobre todo, no hablar con la prensa.
El periodista Arnau Martínez explicó en TEN que se pidió a los empleados que evitaran los photocalls y que, si eran preguntados por el tema, apoyaran a Lequio públicamente. Pero la advertencia fue más allá. Según Martínez, se dejó claro que quien rompiera esa consigna se iría a la calle. Una política de silencio impuesta con mano firme, que ha generado una intensa controversia en redes.
Mientras tanto, el despido de Lequio, anunciado por Mediaset un mes después de la entrevista de Dell’Atte, ha sido presentado como una decisión de la cúpula del grupo, no de la productora. Esto refuerza la idea de que, internamente, Unicorn Content habría intentado proteger al colaborador hasta el final, a pesar de la gravedad de las acusaciones.
El testimonio de Dell’Atte no dejó lugar a dudas. Recordó que denunció a Lequio por malos tratos en 1991, tras una agresión mientras estaba embarazada. Aunque la denuncia fue retirada, la exmodelo italiana ha insistido en su relato y numerosos personajes públicos han salido en su defensa. Este giro en la narrativa ha puesto a la productora en el centro de la polémica, no solo por su silencio, sino por su presunta presión a empleados.
La credibilidad de los medios y productoras que gestionan contenido diario en televisión está hoy más cuestionada que nunca, y el caso Lequio es un ejemplo incómodo de cómo se manejan estas crisis puertas adentro. En lugar de una expresión cultural del periodismo responsable, el espectáculo vuelve a tragarse la ética, con amenazas incluidas.
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