
Estreno
Catherine Bernstein: "El odio resurge. Es como si no hubiéramos aprendido nada"
"Las voces de Auschwitz" pone rostro y nombre a 44 historias reales y desgarradoras que desvelan el horror del Holocausto

Este lunes 27 de enero se celebra el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, cuyo portal, irónicamente, proclamaba «El trabajo te hará libre». Por esta razón, Canal Historia prepara una programación especial, entre la que destacan «Auschwitz, cuenta atrás para la liberación» y «Las voces de Auschwitz», una serie dirigida por Catherine Bernstein, que recoge en cinco capítulos los relatos de 44 supervivientes recordando las atrocidades vividas y reflexionando sobre su impacto en la actualidad. Hablamos con la directora sobre su experiencia tras las cámaras de este proyecto y el impacto del mismo en la sociedad actual.
¿Qué aprendió con «Las voces de Auschwitz» que no hubiera descubierto en sus proyectos anteriores?
Dirigir esta serie me permitió algo único: encarnar historias que hasta ahora solo había conocido a través de cifras y datos abstractos. Antes, aprendía de historiadores, conocía el número de víctimas, pero todo parecía distante. Con «Las voces de Auschwitz», pude conectar con las vidas de estas personas desde su humanidad, entender cómo se desarrollaron los hechos desde dentro.
¿Qué vio en los ojos de estas personas?
(Silencio prolongado). Mira, grabamos esto en 2006 y tengo sus miradas frescas en mi memoria. Por supuesto había dolor, alguno expresó que «nunca se sale del todo de Auschwitz», porque es mucho más que un número tatuado en la piel, es el sufrimiento y la humillación. Pero, por encima de ello, ví su necesidad de contar lo que verdaderamente sucedió allí.
¿Cree que la humanidad ha aprendido algo de la tragedia del Holocausto?
Por desgracia, soy escéptica. Cuando observo el odio que resurge en muchas partes del mundo, me preocupa profundamente. A menudo veo cómo se vuelven a tomar cabezas de turco, se señala a comunidades enteras, y esto me alarma. Es como si no hubiéramos aprendido nada. Mi curiosidad por investigar estos temas también está influida por mi historia personal. Soy hija de un padre judío cuya familia fue deportada y de una madre alemana cuya familia prosperó durante el nazismo. No trabajaron en campos de concentración, pero crecí con ese contraste y siempre me he preguntado cómo fue posible que llegáramos a esas atrocidades.
¿Cómo conecta esa transición histórica con los discursos de odio actuales?
El objetivo era transmitir esa sensación de opresión que reinaba en la Europa ocupada. Los judíos, ya fueran de Polonia, Francia o cualquier otro país, se encontraron atrapados, sin escapatoria. Hoy en día, cuando escucho discursos que fomentan el odio hacia un grupo, siento que esa alarma vuelve a sonar. Las circunstancias pueden ser diferentes, pero el mecanismo de exclusión sigue siendo el mismo.
¿Qué impacto tiene escuchar las historias de los supervivientes en persona frente a verlas plasmadas en pantalla?
Escuchar a los supervivientes en persona es un acto íntimo y conmovedor, pero en pantalla buscamos crear algo colectivo. En la serie hay 44 testimonios que, juntos, nos permiten formar una imagen más clara de la maquinaria de exterminio. Cada relato es como un punto en una fotografía: cuantos más puntos hay, más nítida se vuelve la imagen. Eso es lo que quería hacer, recoger el mayor número de voces posibles para que la historia de Auschwitz sea más comprensible y precisa.
Cuando recoge tantas historias individuales, ¿qué impacto cree que tiene ponerles rostro y nombre frente a hablar de víctimas de forma general?
Ponerles rostro y nombre transforma la percepción. Hablar de millones de víctimas es abrumador y difícil de procesar, pero cuando ves una cara, escuchas un nombre y conoces una historia concreta, el impacto emocional es mucho más fuerte. Espero que esta serie ayude a humanizar esas cifras, a recordar que eran personas con sueños, familias, miedos y esperanzas. Al final, estigmatizar a una parte de la humanidad es un crimen contra todos nosotros.
¿Cómo se pueden hacer significativas estas historias para una generación más joven, cada vez más distante del contexto histórico?
Es un desafío, pero mi esperanza es que los testimonios sean lo suficientemente poderosos para captar su atención. Antes, los supervivientes visitaban escuelas y su presencia conmovía a los jóvenes, pero eso ya no es posible. Creo que esta serie podría llegar a las aulas o a plataformas más accesibles para ellos, como YouTube. Nuestros hijos no ven la televisión como antes, pero consumen mucho contenido digital. La clave está en encontrar los canales adecuados para transmitir estas historias y que puedan apropiarse de ellas.
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